We could lose our minds
Or we could find our way
We can change the world
No matter what they say
--Together, de Styx
Esta mañana, mientras viajaba en micro, tuve la oportunidad de reflexionar sobre un tema al que le he dado varias vueltas las últimas semanas.
Quería comenzar el tema con dos anécdota. La primera se dio hace algunos años, durante una clase en la universidad, en la cual la profesora hizo un ejercicio en el que le dio ciertas indicaciones por separado y en secreto a dos alumnos. Uno de ellos comenzó a juntar las sillas y ponerlas a un lado del aula, mientras el otro hacía casi lo mismo en el extremo opuesto, hasta que no hubo más sillas por repartirse y empezaron a pelearse por las que cada uno tenía. Al no llegar a un acuerdo, la profesora pidió que cada uno nos dijese al resto de alumnos lo que tenían que hacer. Uno debía poner las todas las sillas a un lado del cuarto, mientras que el otro debía hacer un círculo con ellas. Lo curioso es que no hubo indicación alguna de que no podían hablarse o ayudarse, así que pudieron haber hecho el círculo de sillas en el lado donde se había indicado y ambos habrían conseguido lo que querían, pero sus reacciones iniciales fueron actuar uno en contra del otro.
La segunda su dio hoy, mientras iba parado, apretujado y sudando al lado de varias otras personas en la combi y miraba por la ventana a la gran cantidad de carros que transitaban la avenida principal por la que pasábamos en ese momento, la mayoría de ellos con sólo una o dos personas y un cómodo asiento trasero totalmente vacío. Pensé en cuánto más despejadas estarían las pistas (es decir, cuánto menos tráfico habría) si cada una de esas personas llevase en su carro a dos o tres personas por una ruta que van a tomar de todas formas, lo que no solo ayudaría a que todos lleguemos a nuestro destino con mayor rapidez y con menor riesgo de sufrir a manos del estrés, sino también a que los buses y micros brinden más comodidad a sus pasajeros. Inmediatamente después pensé en lo altamente improbable que es el que esto pueda darse.
Entiendo que puede ser peligroso transportar desconocidos o que justamente por no conocerlos no existe suficiente confianza como para prestarles ayuda, pero creo que el problema supera estos puntos y se aplica a muchas más situaciones. Después de llegar a la universidad me puse a leer un texto que habían dejado como tarea para una clase que tenía más tarde, y en él justamente se mencionaba lo que yo ya sospechaba: podemos vivir en sociedad, rodeados de personas, pero cada uno está por su cuenta. Nos aislamos, nos resguardamos en un grupo y alienamos a los demás, los alejamos y consideramos diferentes, cuando en realidad no podríamos ser más iguales. Cada uno vela por sí mismo y por los suyos, se cuida de los demás y compite con ellos por trabajo, dinero, notoriedad, amor, felicidad y hasta por un asiento en la combi.
Sé que sería imposible que todos nos conociésemos entre todos, pero esta sería la manera ideal de comenzar a confiar en los demás, pues es más difícil tratar mal o de forma desinteresada a quien uno conoce. Otro problema es que siempre estarán aquellos que, por una variedad de razones, buscarán conseguir más (o igual cantidad, si creen que reciben menos) beneficios que los demás (como timadores, ladrones, etc.), lo cual vuelve virtualmente imposible la idea de poder sentirse seguro o de confiar en el resto de personas. Lo curioso es que podemos sentir que somos muy diferentes de estas personas, y a veces hasta mejores; pero ¿acaso ellas no votan en las elecciones, compran víveres o quieren ser tan felices como nosotros? Y esto es si se habla de los casos más extremos, pues también existe alienación entre compañeros de trabajo, alumnos de un mismo salón y hasta familiares. Somos más parecidos de lo que queremos aceptar.
Entonces, mi pregunta es la siguiente: Si todos tenemos metas en común, si muchos vamos al mismo lugar, si todos en mayor o menor medida buscamos ser reconocidos, aceptados y queridos, ¿por qué gastar energías luchando uno contra otro o aplastando para no ser aplastado si podemos usarlas para cooperar y ayudarnos mutuamente, y así alcanzar nuestras metas de forma más sencilla, crear un mundo más pacífico y cálido? Tengo varias respuestas que van desde el miedo, pasan por la inseguridad y llegan hasta el desinterés, pero definitivamente el tema es muchísimo más complejo que esto. Todavía queda mucho sobre lo cual meditar.