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All doubts dissolved
Opaque turned clear
--Triump of irreality, de Beyond the Bridge
Lo prometido es deuda. Luego de casi dos años buscando mis 101 canciones favoritas, al final he dado con ellas; pueden verlas en el link al final del post. Este proyecto comenzó allá por abril del 2010 y murió no mucho después, sólo para ser revivido a inicios del 2018 y finalizado el día de ayer. Ha sido un proceso largo y, naturalmente, no queda más que escribir al respecto.
La pregunta más importante, una que yo mismo me hacía una y otra vez mientras me hallaba como en trance escuchando canción tras canción, es "¿por qué?". Nunca sentí que este proyecto fuese intrascendente, que llevaría a nada o que sólo me haría perder el tiempo, por más que lo pareciese. Nació como un deseo de conocer más fondo mis gustos musicales y a la vez conocerme más a mí mismo, cosa que definitivamente he conseguido. El renacer en el 2018 se debió más al reto que yo mismo me puse de terminar el proyecto, ya que en el 2010 no me rendí, sino que perdí todo el trabajo que realicé. Así que eso responde la pregunta, la búsqueda de autoconocimiento y el cumplimiento de retos personales, respuestas que de por sí definen a la perfección quién y cómo soy.
El proceso en sí consistió en hacer un primer filtro (de manera muy subjetiva) de las más de 15 mil canciones que habitaban en mi biblioteca musical, escuchando una tras otra y eliminando las que sentía que no merecían un espacio entre las mejores. Un cálculo rápido de esto, asumiendo que todas las canciones duran en promedio cinco minutos (bastante artificial, considerando que tengo canciones de 10, 15 y hasta 30 minutos de duración), da 75 mil minutos, equivalente a 1250 horas o 52 días y un poquito más. Mi primera proyección en el 2018 fue que me tomaría poco menos de 4 años pasar sólo este primer filtro si le dedicaba una hora diaria a escuchar todas las canciones. Felizmente tomó menos, sólo porque 1 hora diaria me pareció muy poco. Todo esto resultó en 1906 canciones seleccionadas, el 8% del total, y aún así una cantidad enorme.
El segundo filtro fue más duro. Hice una tabla con 10 ítems, nueve de los cuales fluctuaban entre puntajes del 0 a 4 y uno entre -2 a 0, y pasé a evaluar cada una de las 1906 canciones en base a ellos. Mi intención era puntuarlas en base a cuánto disfrutaba los instrumentos, la voz, la letra y los solos, así como a cuánta emoción me hacía sentir, qué recuerdo estaba ligado a ella y si había algo en particular que no me gustaba, asignando puntos extra a canciones particulares que definitivamente debían pasar la valla numérica. Esta parte fue un intento de tener mayor objetividad, pero evidentemente había un claro sezgo hacia lo subjetivo, lo cual dejó de molestarme al entender a medio camino que en temas de favoritismo debe existir subjetividad. Este proceso me tomó menos que el anterior, pero me costó bastante, sabiendo que me acercaba a un número final. Todo esto resultó en poco menos de 300 canciones, las que tuvieron los mayores puntajes.
Para el tercer, cuarto y quinto filtro regresé a lo subjetivo, escuchando canción por canción, eliminando las que no me convencían y marcando con visto bueno las que sí, nuevamente dándole prioridad a las que tenían los puntos extra del segundo filtro. Del tercer filtro obtuve 200, del cuarto 150 y con el quinto llegué a las 101. Suena como algo sencillo, pero estas fueron las partes más difíciles, ya que todas las canciones me gustaban, todas merecían ser mis favoritas. Ya no tomaba en cuenta las puntuaciones del segundo filtro, así que no podía ayudarme por ahí. Tuve que escucharlas todas, una y otra vez, hasta realmente sentir que podía dejarlas ir o hacerlas pasar al siguiente grupo.
Fue un proceso largo y me consumió mucho tiempo, más que nada al comienzo y al final. A la mitad lo dejé por otros proyectos y responsabilidades, pero luego me puse las pilas y le di más prioridad para poder completarlo. Y así di por fin con mis canciones favoritas. ¿Qué aprendí con todo esto? Por un lado y a simple vista, lo que ya sabía: mis gustos musicales se inclinan por el rock y metal progresivos. Ninguna sopresa ahí. Pero, por otro lado, que doy prioridad al sonido y a los instrumentos antes que a la letra de las canciones, pero pongo por encima de todo a las emociones que me hacen sentir y a los recuerdos que van anclados a cada una de ellas. Esto ya me resulta interesante, pero sé que se puede hacer un análisis incluso más exhaustivo, y, por recomendación de mi primo David, pienso ir todavía más profundo y sacar mucha más data. Y si lo que obtengo ayuda a otros, pues mucho mejor.
Y, como prometí años atrás, aquí está la lista: https://bit.ly/2tX1lAx