Out of the blue still reaching for something
Feeling the window of time out of mind
--My new world, de Transatlantic
Hace poco más de diez años atrás tuve una serie de experiencias particulares que marcaron mi vida de manera importante, tanto por lo bueno como por lo malo. Fiel a mi naturaleza, en ese entonces surgió en mí una necesidad inmensa de escribir al respecto. Buscando guardar respeto hacia las personas involucradas, me dije que lo mejor sería no apegarme demasiado a los hechos y darme un poco de libertad creativa al escribir, siempre sin alejarme demasiado de lo esencial en la historia. Fue así como nació la idea de crear una novela inspirada en esas experiencias.
Los ánimos de ese primer empujón resultaron en un primer capítulo y muchas ideas para los siguientes. Pensé que tendría algo escrito en poco tiempo, pero con el pasar de las semanas, los meses y hasta años, sólo reescribí ese primer capítulo decenas de veces (literalmente) y con las justas logré obtener el segundo e inicios de un tercero. Tuvieron que pasar más de diez años para que finalmente decidiera continuar con esa historia, aunque nunca realmente la saqué de mi cabeza.
A mediados de mayo de este año armé una estructura como para tener un referente al cual adheririme y los siguientes dos meses escribí diariamente, hasta conseguir cinco capítulos en total. Sin embargo, este nuevo empujón no bastó y los siguientes meses volví a dejarla. Siempre había algo reteniéndome, evitando que pudiera continuar con ella por más ganas que tuviese. Y al reflexionar y darme cuenta de qué era, pude hacer algo al respecto.
Cada año, en noviembre, se da este evento llamado NaNoWriMo (National Novel Writing Month; aunque ahora es bastante internacional), donde los participantes son motivados a escribir una novela de 50 mil palabras en un mes; 1667 palabras por día, aproximadamente. Cada año me proponía a participar y nunca realmente lo hacía, sintiendo que no tenía nada digno por contar. Hasta este año, que finalmente me dije que no dejaría pasar más tiempo. Si no era ahora, probablemente dejaría pasar otros diez o veinte años antes de producir algo nuevamente.
Y así es como este mes he escrito prácticamente todos los días, a veces pasando el mínimo diario necesario, a veces luchándola por colocar una palabra más aquí y allá. Han sido días difíciles pero muy gratificantes; jamás he escrito tanto en tan poco tiempo y con tantas ganas. No pensé que tenía esa capacidad en mí y me alegra muchísimo haberla descubierto. Tanto así que quiero volver a hacerlo nuevamente antes del siguiente noviembre.
Todo lo que no escribí en 10 años salió en 30 días. Mucho más de 50 mil palabras, casi 20 capítulos, un primer borrador de lo que apunto a que sea mi siguiente novela a publicar. Y no hice todo esto sin ayuda. Agradezco enormemente a una persona en particular (ella sabe quién es, no quiero hacerle pasar roche mencionándola), quien me apoyó de más maneras de las que cree y no por primera vez. Su apoyo moral y emocional han sido invaluables.
Y bueno, las cosas no terminan aquí, sino todo lo contrario. Mi meta inicial era tener este primer borrador para antes de fin de año, y ahora toca editarlo, darle forma a palabras que a veces salieron sin que yo mismo reparara en ellas, hacer de esta historia algo digno de ser mostrado al mundo. Por ello, mi siguiente meta es tener algo publicable antes de finales del próximo año. Y lo pongo aquí, así de manera tan pública, para sentir un poco de presión. Espero poder contarles más al respecto para ese entonces, incluyendo de qué se trata la historia.
Y, mientras tanto, ya han comenzado a salir las palabras para una siguiente futura novela. Así que habrán historias para rato.
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