martes, 24 de julio de 2018

Yo soy... (quinta parte)


Suddenly the world's a little smaller
And all else is larger than life

--The other half of  the sky, de Moon Safari


[Post originalmente escrito en mayo 2016]

Unos meses atrás recibí una noticia muy fuerte, una noticia que me golpeó con tanta intensidad que incluso mi propia identidad se vio comprometida: no soy hijo biológico de mi papá. Nunca pensé que enterarme de aquello tendría tal efecto en mí, considerando que lo he visto en tantas películas y series de televisión. Pero el hecho de que esta vez me haya sucedido a mí y no a un personaje ficticio es lo que hace un asunto como este tan real y tan tremendamente difícil de aprehender.

Cuando mi papá me lo contó ya veía la noticia venir. Algo en sus palabras, en lo que decía como preámbulo para suavizar el impacto, lo traicionó, por eso lloré incluso antes de escucharlo decirla. Mi primer impulso fue acercarme, abrazarlo y decirle "Tú siempre has sido mi papá y siempre lo serás", casi como si lo estuviese calmando, olvidándome por unos instantes lo que esa noticia significaba para mí. Hablamos un buen rato al respecto, él explicándome cómo se había enterado y yo diciéndole cómo me sentía y haciendo preguntas. No creo haber tenido con él una conversación más honesta que esa.

Ese día y los siguientes fueron los más duros. Durante el resto de la tarde sentí un enorme vacío en el estómago y esa noche no pude dormir. Me la pasé pensando y repensando, recordando, analizando y tratando de darle sentido a muchos momentos particulares de mi vida. Por encima de todo persistía un rencor creciente hacia mi madre, esa mujer con la que deshice vínculos siete años atrás y que sólo estuvo conmigo cuando me trajo al mundo y algunas pocas veces más durante mi infancia. Pude sobrevivir a la idea de que nunca me quiso y disculparla por su ausencia, pero saber que nos engañó a mi papá, a mí y al resto de mi familia por tanto tiempo es imperdonable. Es, también, un tema con el que tendré que lidiar más temprano que tarde.

La idea que más quedó grabada en mi cabeza, sin embargo, fue la relativa a mi identidad: "¿Quién carajo soy?" Es evidente que no dejo de ser yo por no poseer la misma sangre que mi familia, pero se siente extremadamente extraño, más que nada porque gran parte de mi identidad fue conformada en base a ellos, a mis seres queridos más cercanos. ¿Qué he heredado de ellos y qué no? ¿Hasta qué punto la genética me roba de compartir tantas cosas en común con ellos? ¿Cuánto de lo que soy es por ellos y no por las personas que me concibieron? ¿Qué parte de mí puedo agradecerles por ser y tener? El hacerme esas preguntas me invadió de un pesar insostenible que en ocasiones siento incluso el día de hoy.

Pensar en todo eso me hizo sentir lejano, un extraño y no parte de la familia, la misma que hoy me ofrece todo su apoyo y amor como lo hace desde el primer día de mi vida. "Nada cambia; las cosas seguirán igual" es lo que dicen para aliviarme. Y aunque funciona, sé que no es cierto; muchas cosas cambian, muchas cosas dejarán de ser igual, en especial yo. Mi percepción del mundo y de mí mismo ha dado un gran vuelco, y esto no es necesariamente malo, sino que tiene todo el potencial de volverse algo muy positivo.

Mi vida no es más difícil que las de millones de personas, no he sufrido lo que otros han sufrido, no me ha faltado lo que a tantos otros les hace falta, pero es mi vida. Soy yo quien la experimenta y quien debe tratar con cada experiencia. No es la más difícil, pero es difícil, y estresa y jode y duele. Pero así aprendo. No importa qué otros nuevos obstáculos vengan (porque en 28 años no han dejado de venir y en los siguientes que me toque vivir no dejarán de hacerlo), seguiré superándolos, con fuerza, con coraje y con optimismo. Porque eso es lo que hago, eso es lo que soy.

Update (24-07-18):
Escribí este post varios años atrás, pero recién hoy he decidido publicarlo. No todos mis familiares cercanos saben de esto, pero sí la mayoría y ya no tengo miedo de que los demás y otras personas se enteren. Creo que vale la pena ahondar en las consecuencias que los últimos dos años han traído producto de este hecho, para bien de mi salud mental y para dejar una suerte de recordatorio para mi yo del futuro. Sigue siendo un tema delicado, pero quizás por eso precisamente sea necesario escribir sobre él.

Imagen: https://cdn.pixabay.com/photo/2017/01/23/09/52/water-bottle-2001912_960_720.jpg

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