Don't turn on the lights until we
Hear the way it ends
--Peruvian skies, de Dream Theater
Un poco más de dos años atrás me decía que Sonata Arctica, uno de mis grupos favoritos de metal, difícilmente vendría a tocar a Perú. Poco después de pensar esto me llevaba la grata sorpresa de que me equivocaba, y pronto compraba mi entrada para el concierto que ofrecieron en el 2008 aquí en Lima. Con el tiempo fui valorando otros grupos que escuchaba antes, y así fue como Dream Theater se coronó la banda que más gusta dentro de mis grupos favoritos. Y de igual manera creía que pasarían años hasta que se decidieran a tocar aquí, y nuevamente volví a ser feliz al equivocarme.
El lunes pude ir al concierto de una banda espectacular que lleva veinticinco años tocando música, influenciando a muchísimos artistas del género y, desde una perspectiva personal, inspirándome constantemente. Si bien llevo escuchándolos solo seis años, y aunque no he llegado al punto de aprenderme la vida de cada uno de los integrantes, fue un honor poder estar frente al escenario cantando, gritando, saltando y empujándome con docenas de fanáticos.
Las rodillas todavía me duelen, tengo la columna hecha un desastre y he tenido que dejar de montar bicicleta los últimos días a causa del cansancio. Pero si existiese la más mínima posibilidad de que toquen de nuevo esta misma noche, olvidaría todo dolor corporal y estaría nuevamente en la primera fila como un loco emocionado. No sé cuándo volverán, o si lo harán, pero tengo por seguro estar presente si sucede de nuevo.
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