Driven by the wounds I cannot hide
--Another angel down, de Avantasia
Hace unos meses atrás me hice un nuevo tatuaje, el cuarto hasta el momento, y en unas semanas tendré un quinto. El primero que me hice lo expliqué en un post anterior, pero no me di el tiempo de comentar los siguientes.
El 2016 recibí una noticia bastante impactante, relacionada a mí, a mi mamá y a mi papá; recibirla, procesarla y reflexionar al respecto me costó muchísimo, tanto así que incluso me hizo dudar de quién soy. Si aún no adivinan de qué se trata, los dejaré en suspenso hasta que me anime a escribir más explícitamente sobre eso aquí. El punto es que me hice el segundo tatuaje debido a esa noticia. ¿Qué significa? Pues se trata del símbolo de la diosa Farore, personaje de la saga de Zelda, quien gobierna sobre la vida y representa el coraje, la valentía. A simple vista es un tatuaje nacido de mi fanatismo por aquellos juegos, pero es más que eso, es la prueba de que, a pesar de todas las dificultades por las que he pasado, sigo vivo y sigo enfrentando la vida con coraje.
El tercero es una bicicleta; más claro no puede ser. Mi amor por el ciclismo ahora lo llevo en la piel, literalmente. No hay mayor significado que ese, simplemente quería un tatuaje de bicicleta. Me tardé un poco eligiendo al tatuador, hasta dar con una chica con diseños increíbles y un buen manejo del estilo acuarelado, así que me puse en contacto con ella y el resto es historia.
El cuarto tatuaje lo obtuve hace unos meses y también es bastante evidente para quienes reconocen la palabra. Poiesis es el acto de crear, de hacer que algo exista cuando antes no estaba. Tiene varias ramificaciones, principalmente filosóficas, a las cuales me adhiero, pero también lo veo en un sentido concreto: mi capacidad creativa. Mi amor y pasión por el arte plasmados en una palabra que significa precisamente eso, expresión, creación.
Y el quinto, aún por hacérmelo, será un búho. Sí, lo sé, poco original, pero no exactamente. En un primer nivel se trata del búho como sabiduría, característica con la que me siento muy identificado. En un segundo, se trata de algo muy propio, dado que el diseño estará basado en una foto que tomé hace varios años atrás en uno de mis lugares favoritos. Y en un tercer lugar, la tatuadora será la hermana de una vieja amiga, esa misma chica sobre la que he escrito aquí varias veces en el pasado y con quien tengo asuntos mal resueltos. Es medio poético, casi. Que la hermana de esta chica me tatúe un símbolo de sabiduría a pesar de haber actuado tan insensatamente con ella. Mi intención nunca fue esa, sino que es algo en lo que acabo de reparar. Es raro, muy raro.
Y así van las cosas con los tatuajes. Tengo ya un plan para futuros diseños, pero por ahora me lo tomo con calma, ahorrando el dinero, buscando nuevos tatuadores y pensando muy seriamente en cuál será el siguiente que me haga. Porque cinco no son suficientes.
Imagen: Archivo personal
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