Dolor, dulce dolor
Recuerda que aún estoy vivo
--Aún respiro, de Avalanch
Últimamente he estado pensando mucho en la reciprocidad,
en cuánto da uno de sí mismo a otros y cuánto recibe a cambio. No en un sentido
de interés propio, sino en cómo el esfuerzo que se pone por apoyar, satisfacer
o dar cariño a los demás no es correspondido; o, en el peor de los casos,
agradecido. Y cuando digo esfuerzo me refiero a la dificultad que a veces puede
suponer brindar ese apoyo, satisfacción o cariño, no a la renuencia de hacer la
acción.
No trato de decir que espero una recompensa por cada uno
de mis actos. Puedo sobrevivir sin recibir nada a cambio; no necesito que me
agradezcan por cada cosa que hago por alguien más; y no hago pública la ayuda
que pueda ofrecer porque no requiero la admiración del mundo. Si hago algo, lo
hago porque siento que es lo correcto o porque quiero hacerlo, y no movido por
fuerzas externas que me empujen a realizarlo. Duele un poco cuando no se recibe
siquiera una sonrisa a cambio; tampoco soy perfecto. Pero sí es penoso cuando no
se recibe nada a cambio tras haber ofrecido tanto tantas veces.
Evidentemente me refiero a un caso particular, personal
y, como tantos asuntos en mi vida, familiar. La vida da vueltas, como dicen, y
uno nunca sabe adónde irá a parar. Algunas relaciones pueden ser maravillosas
en un momento, pero con el pasar del tiempo y el acaecer de ciertas situaciones
las cosas cambian, no siempre para bien. Y puede suceder de manera contraria,
por supuesto. A través de los años, estos últimos en especial, la relación con
mi papá ha mejorado muchísimo, pero la que tengo con mis hermanas va empeorando
cada vez más.
Y va de la mano con la reciprocidad de la que hablé en un
inicio. El dar sin recibir, el esforzarse sin generar cambios. Racionalizo las
cosas diciéndome que están en una edad de rebeldía, pero ese desinterés que
siento de su parte genera que me importe cada vez menos tratar de salvar la
relación. Hay algo en particular que puede haber generado el distanciamiento,
una suerte de secreto familiar que todos nosotros sabemos y del que no
hablamos. Tal vez sea eso. Tal vez deba escribirlo aquí para ir recuperando
fuerzas y luego hablarlo en voz alta con la familia. Realmente no lo sé.
Imagen: https://pixabay.com/en/meerkat-animal-africa-desert-459171/
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