viernes, 23 de enero de 2009

Every road leads ahead, but loved ones whisper from behind (


Hoy, y recién hoy, me ha golpeado la nostalgia, un peso que me hala no hacia abajo sino hacia ciertas personas que comienzo a extrañar demasiado, mucho más que otras veces y otros días que he estado aquí. Es difícil trabajar con ese peso en el estómago, pues además de que prácticamente todo sale mal, no dan ganas de otra cosa mas que de regresar a mi país. Sin embargo, siendo absolutamente honesto, no quiero regresar, lo que convierte a la nostalgia en un impedimento bastante anclador (no sé si exista la palabra, pero la usaré de todas maneras).

Este sentimiento de congoja surgió de una manera particular, mientras regresaba de un mall acompañado por un amigo limeño y uno de aquí. El segundo manejaba y estábamos cruzando uno de los tantos puentes de Pittsburgh cuando, de repente, escuchamos y vemos a uno de los carros de nuestra izquierda frenar y deslizarse por el hielo congelado sobre el asfalto y casi chocar con un par de carros que ya habían chocado momentos antes. Por suerte logramos evadir el auto que frenaba, que por un momento pareció querer virar hacia nuestro carril. Todo esto me hizo tener miedo, como es normal, pero también ocasionó que pensara en una serie de personas: en mi abuela, quien es la principal persona que me proporciona bienestar y amor desde que nací; en mis hermanas menores, a quienes aún tengo mucho por enseñar y bastante tiempo más por cuidar; y en Ale, a quien admiro mucho, y que probablemente es la persona que mejor me conoce y que aún así me acepta y quiere. Maldita nostalgia.

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