Cuesta creerlo, pero ya me encuentro en la recta final, los últimos 24 posts por cada uno de los días que faltan para completar el año esperan ser escritos. Una vocecita me dice que no sería mala idea prometer otros 365, pero aunque en este momento suena como un consejo razonable, sé que luego me sentiré atrapado. Además, de nada sirve cumplir una meta que ya se ha realizado. En todo caso, sería más lógico prometer un post por cada día durante dos años, entonces sería un verdadero reto, pero el solo pensarlo ya le quita fuerza a mis dedos y la inspiración que me acompaña episódicamente comienza a acobardarse.
Sí prometo, sin embargo, no dejar este blog al olvido. Un año no es mucho tiempo, pero me he encariñado, y es el único proyecto en el que he volcado mis ideas, pensamientos y vivencias, y que no he dejado a medio camino. Tengo libretas, cuadernos y papeles perdidos a lo largo de mi vida que sirvieron como testigos de cosas que también he ido escribiendo aquí y que perdurarán más que pedazos de papel (al menos eso espero y asumo).
Así que 24, uno por cada hora del día. Casi me da pena terminar lo que otros bloggeros suelen llamar una "temporada" y que yo, un poco para diferenciarme y otro poco por asirme a la muy necesitada originalidad, llamaré "capítulo experiencial". Sin más que agregar, me prepararé para escribir un buen 'final', tal vez no épico, pero sí digno de ser recordado. En todo caso, eso lo decidirán ustedes.
dIROLE
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