Hoy regresé a Pittsburgh después de haberme relajado, divertido y haber tenido una serie de aventuras que no podría haber experimentado en Pensilvania. Me duele pensar en mis tíos y en mi prima, quienes me han engreído demasiado los últimos ocho días, y me siento peor al descubrir que estoy de vuelta en este pequeño infiernillo de hielo. Sin embargo, me alegra saber que la fecha de mi vuelo está a un par de semanas de distancia, así que Perú me tendrá consigo antes de lo que imaginaba.
Definitivamente he aprendido muchísimo esta última semana, cosas que me han ayudado a afirmar el rumbo de vida que quiero llevar en adelante, así como opciones que están ahí para tomarlas en el futuro si decido hacerlo. Siento que el camino a mis sueños está más cerca que antes, y que incluso podría estar parado en él, cada vez más próximo a encontrar sentidos más profundos a mi vida. Mis metas están trazadas, la forma de llegar a ellas delimitada y el tiempo restante antes de comenzar a consumarlas se acorta rápidamente. Ya voy llegando, ya casi estoy ahí.
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