El domingo desperté en lo que para los peruanos vendría a ser una casa de playa, en una casa junto a un río rodeado de pantanos. Este día en particular me encantó, pues pude hacer algo que he estado queriendo hacer desde el día en que tomé el vuelo a Estados Unidos: montar bicicleta. Mi prima me llevó a una zona de recreación, pero no sin antes pasar por caminos arbolados y pistas decoradas por una tranquilidad que solo se puede encontrar fuera de la ciudad. Una vez que estuve de regreso, mi tío me llevó al río y me prestó uno de sus kayaks. Estuvimos remando suficiente tiempo como para darme cuenta de que este “descanso” de la rutina será exactamente la clase de aventura que he estado buscando tanto.
La Experiencia Dirole
Un espacio de reflexión y divagaciones sobre las personas, el mundo y la vida en general.
Un inventario de vivencias y pensamientos que tienen como fin darle un sentido diferente a lo cotidiano.
Un gran conjunto de enseñanzas, nacidas de mis experiencias, al alcance de aquellos que gusten conocerlas y hacer uso de ellas.
martes, 17 de febrero de 2009
La aventura comieza
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