Desde hace ya unas semanas estuve hablando con mis tíos para ver la posibilidad de ir a visitarlos a Savannah, en el estado de Georgia. Muchas razones me impulsaron a tomar la decisión de hacer lo posible por ir, no solo el hecho de alejarme de la tensión diaria sino también por ver a familiares que quiero mucho y que veo solo una vez al año, y eso bajo circunstancias bastante especiales.
Hoy es el tercer día que estoy en Savannah, feliz con la forma en que se han desenvuelto las cosas. El sábado llegué en la noche, después de solo cuatro horas de viaje en avión, dos de las cuales estuve sentado junto a una señora y su bebé, el cual parecía estar determinado a establecer algún récord Guinness de llanto. Las siguientes dos horas la pasé junto a otra señora, pero esta se mantuvo tranquila leyendo al igual que yo. No pude ver mucho de los alrededores debido a la oscuridad, y apenas presté atención al lugar donde me dieron un cuarto (propio, después de mucho tiempo) y en donde caí dormido.
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