Un bichito que revolotea por los alrededores cuenta la historia de su vida, los cinco minutos de existencia que lleva zumbando por el cuarto, un tiempo que parece infinito y que ha aprovechado al máximo, tanto así que ahora otorga unos segundos para contar lo que para él es vivir. Qué dicha la del bichito, pero alguien acaba de aplastarlo, y ya se comienza a olvidarlo como poeta y tenerlo en cuenta como mancha en la mesa. Qué rápido cambian las cosas; qué maneras las del destino de decirnos "nada permanece".
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