lunes, 10 de junio de 2013

Creatividad conjunta

Fuente: Archivo personal

Darkness must soon become
One with the sun

--One with the sun, de 3


En una de mis últimas clases del curso Terapias por el arte hicimos el ejercicio que más me ha gustado hasta el momento, y que además demuestra cómo el trabajo artístico en conjunto tiene un potencial enorme.

Las mesas del salón se ordenaron de manera cuadrangular, de tal forma que quedara un espacio al centro para colocar las pinturas, pinceles, esponjas y demás utensilios, y para situarnos también nosotros. Luego se pegaron cartulinas en blanco sobre las carpetas. El ejercicio se vio iniciado tras la indicación de que cada uno debía empezar a realizar un dibujo libre sobre una de las cartulinas, en silencio y utilizando cualquiera de los materiales disponibles.

Yo no tenía idea de qué dibujar, así que tras pensarlo un poco, comencé a pintar una espiral negra. Mientras lo hacía intentaba pensar con qué continuaría, y una vez que pude decidirme y poco después de terminar la espiral, el profesor indicó que todos dejáramos nuestra cartulina y nos moviésemos una posición a la derecha para, así, pasar a pintar sobre la de otra persona. El cambio nos tomó por sorpresa, y otra vez tuve que decidir qué pintaría a continuación. Felizmente, el dibujo que me tocó daba pistas sobre lo que podía agregar, así que la transición no me chocó demasiado. Al rato, el profesor repitió la indicación de movernos un espacio y la tarea de elegir qué pintar llegó nuevamente. Con cada cambio sentía que era más difícil añadir figuras o colores, pues ya otros antes que yo habían estado dándole sus toques personales, pero esto sólo me llevó a improvisar. Hice a un lado mi pincel, embarré mis dedos y manos con pintura y me dejé llevar.

Los cambios de cartulina sucedieron varias veces más, hasta que cada uno estuvo de nuevo frente a la inicial. Cuando llegué a la mía me llevé una muy grata sorpresa. Lo que había iniciado como una espiral sin sentido aparente ahora era un sol en medio de un mar de colores y figuras plasmados por una decena de personas sin un plan previo. En algunas partes pudo entreverse los cambios de técnica, muy probablemente acordes con los cambios de personas, pero visto como un todo la pintura era una obra maestra. Se nos permitió hacer los añadidos o alteraciones que quisiésemos, pero yo estaba muy contento con el producto final, y no quería seguir transformándola, así que sólo hice un mínimo de agregados. La imagen de este post es como quedó.

Esta actividad me pareció genial principalmente por poner en evidencia cómo personas diferentes, con personalidades, gustos, habilidades y hasta experiencias distintas pueden crear cosas extraordinarias sin ponerse de acuerdo entre ellas. Y no lo digo únicamente por mi pintura, el resto eran igual de buenas, obras que fácilmente podría haber encontrado en galerías de arte. Si bien la mayoría eran abstractas, unas cuantas eran especialmente sorprendentes por mostrar escenas bastante concretas, paisajes o figuras compuestas por partes hechas por manos distintas, cada uno trabajando por su cuenta y a la vez creando algo en conjunto. Otra vez el increíble poder de la expresión artística en acción.

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