domingo, 29 de noviembre de 2009

El precio por querer ver el mundo


The demons sometimes find a way
There's nothing keeping them at bay
But for the power of my mind

--Glory of the world, de Stratovarius


Anoche reviví una experiencia por la que pasé seis meses atrás, una de esas vivencias únicas que nunca se repetirán, y que, quizás por ello, no tendría que haber vuelto a tenerla.

Hace seis meses describí un ritual de ayahuasca al que me atreví a participar con la finalidad de obtener una nueva experiencia y ser "curado". Ayer volví a ser parte de una ceremonia con esta planta a pesar de antes haber dicho que probablemente no lo haría, y aunque esta vez estaba completamente dispuesto a tomar en serio la parte de la curación, podría decirse que fue esto último lo que terminó por desencantarme.

Tal y como la vez anterior, al tomar el brebaje "le pedí" a la planta ver algo específico durante las alucinaciones, solo que esta petición salió de mí de una forma casi inconsciente, pues me escuché decir mentalmente que quería ver el mundo. Mientras esperaba que la sustancia hiciese efecto traté de entender la razón por la que había dicho aquello, o a qué me refería exactamente. Al final concluí que no era en un sentido literal, volar por el mundo y visitar lugares, sino más metafórico, como abrir los ojos y notar lo que me rodea, tomar consciencia.

Pasé una hora con un malestar en el estómago, lo cual era normal, pero en ningún momento vi más que el cuarto oscuro en el que me encontraba y las siluetas de los demás participantes. Quedé dormido por un buen rato y, tras tratar de no volver a cerrar los ojos, intenté concentrarme, poner mi mente en blanco, pero el malestar me lo hizo muy difícil, y así estuve hasta que el momento de la curación en sí llegó. Cuando estuve sentado frente al chamán y éste me preguntó cuál era la razón por la que estaba ahí, le dije algo formulado tan inconscientemente como lo anterior: Quiero ver el mundo y liberarme de mis demonios internos. Minutos más tarde sentiría cómo mi petición comenzaba a ser escuchada, pero ante un precio más alto del que esperaba.

Si bien antes de la ceremonia se dijo que estos demonios interiores los tenemos todos, y que incluso algunos pueden ser motor de nuestra creatividad, yo estuve convencido en todo momento de que no los necesitaba, de que deshaciéndome de ellos puedo tener igual o tal vez mayor pasión por las artes, mi punto fuerte en lo que se refiere a la creatividad. Luego de hecha la curación y mientras el dolor de estómago se hacía cada vez más fuerte, pensé en esto, en cómo me afectaría en el futuro.

Cuando el ritual hubo acabado, y cada persona contaba su experiencia y lo que había visto, yo luchaba contra el malestar e intentaba dormir. En un punto me di por vencido y traté de unirme a las narraciones de mis amigos, pero esto me dejó mareado por un buen rato, y la tranquilidad que los demás decían sentir me era cada vez más ajena. Mis movimientos eran especialmente lentos, y había como un retraso en mis sensaciones, como si tocara la pared y recién tras dos segundos la sintiera. Adolorido y desorientado me puse de pie, caminé al baño con pasos tambaleantes e intenté vomitar, pero mis intentos no sirvieron. Una vez de vuelta en el cuarto, me escuché hablar sin entender mis palabras, pero al notar que el ayudante del chamán pedía que me sentara y empezaba a realizar unos procedimientos sobre mi cabeza, noté que estaba tratando de ayudarme después de haberle dicho que no me sentía nada bien. Al cabo de un rato volví a echarme y, no sin esfuerzo, me quedé dormido.

Desperté muchísimo mejor, más tranquilo, aunque con rezagos del dolor. Toda esta vivencia me hizo pensar algunas cosas. Por un lado, que con seguridad no volveré a probar ayahuasca, no después de una experiencia tan perturbadora. Por otro, y haciendo un esfuerzo tremendo por hacerle caso a la pequeña parte de mí que cree en estas ceremonias místicas y espirituales, así como en su funcionamiento, pienso que ver el mundo fue una petición demasiado grande y que por esto no vi nada; o, si es que lo vi, no lo recuerdo. Sin embargo, tengo la idea (que va de la mano con lo anterior) de que la segunda parte sí pudo conseguirse, el ser liberado de mis demonios, y que todo el dolor y malestar se debió a eso, a lo difícil que fue lograrlo.

Al final puedo equivocarme, quizás solo eran gases, tal vez no seguí bien la dieta que se pidió, de repente la planta no funciona conmigo, o posiblemente no debía haber repetido una experiencia que debía ser única. Cualquiera sea la razón, me inclino a pensar (quizás convenientemente) que sí ha habido una curación. Pienso que el ritual es solo el principio, que ahora soy yo quien debe poner de su parte para recibir los beneficios, pero estos solo podré sentirlos en los meses por venir. Hasta entonces, intentaré ver el mundo de la manera metafórica que quería, pero sin medios tan dolorosos.

martes, 24 de noviembre de 2009

El primer disparo


*

Freeze this moment
A little bit longer
Make each sensation
A little bit stronger
Experience slips away...

--Time stands still, de Rush



Este lunes tuve mi primera clase en el curso de Fotografía digital al que acabo de inscribirme, un curso que he querido llevar desde hace años, pero que por falta de una cámara y de tiempo nunca pude. Como ahora tengo ambos, aproveché la oportunidad.


Desde hace cuatro o cinco comenzó a interesarme la fotografía, aunque de manera bastante superficial. En ese entonces contaba con una cámara de las comunes, las que entiendo como comerciales, y me encantaba tomar fotos a pesar de no tener idea de estilos, formatos y demás. Durante todo este tiempo tuve otras dos cámaras, las cuales utilizaba aún más seguido que la primera, y hace poco comencé a usar un programa similar a Photoshop par alterara las imágenes que conseguía con aquellas. Ayer, al fin, compré una cámara profesional, a pesar de que yo no esté cerca de serlo.

La clase me sirvió para probar por primera vez mi nueva compra, pero lo que obtuve con ella fue muchísimo más que eso. Los términos nuevos, el uso en sí de la máquina, la combinación de formas para tomar fotos, por mencionar algunas cosas, me abrumaron. En casi tres horas aprendí todo lo que durante años he querido saber, y es más que seguro que todavía falta más. Sin embargo, durante los ejercicios prácticos de lo que vimos en teoría, descubrí que no estoy tan perdido como en un inicio pensé, y que tanto tiempo practicando "a ciegas" ha servido.


[*La imagen de este post es la foto que tomé sabiendo, por primera vez, lo que hacía.]

lunes, 23 de noviembre de 2009

Pedaleando por el oro


Faster than light we will find
A way out of the conscience
And the more we know, more we'll mind
It's a matter of patience
Always...

--Speed, de Angra


Siguiendo con el tema del ciclismo, pero desde otro ángulo, ayer participé en mi primera bicicleteada masiva. Un par de semanas atrás me topé con el anuncio de la bicicleteada que estaba organizando el distrito de Surco, así que por amor al ciclismo y con ganas de probar algo nuevo, decidí inscribirme.

El día del evento me presenté una hora más temprano de lo que se especificaba, pero, como ya me lo esperaba, el lugar estaba repleto. Mientras hacía la cola e iba consiguiendo un lugar en la línea de partida, comencé a imaginar cómo seria pedalear al lado de cientos de otros ciclistas, pero me fue muy difícil verlo claramente, aunque asumía que no sería nada simple. La hora y media de espera que tuvimos que hacer me la pasé en medio de una lucha conmigo mismo, pues por un lado quería hacer el recorrido a la par con el resto, y por el otro mis ganas de competir empujaban a tratar de llegar entre los primeros. Al final me dejé llevar por lo que pienso es lo más natural, digamos, por las ganas de ganar, situación que no se me presenta para nada en deportes en equipo pero sí en individuales.

Cuando al fin se dio inicio a la bicicleteada, dado que todos estábamos demasiado cerca los unos de los otros, no faltaron las caídas, las pifias y por ahí la ocasional discusión. Felizmente, a pesar de tambalearme un poco, pude salir sin mayores problemas. Pero desde ese momento, desde el comienzo, entendí que la posibilidad de "ganar" era bastante pequeña, pues había tanta gente que era demasiado trabajoso adelantarse. Durante ciertos tramos, especialmente en las partes que había que subir pequeñas cuestas, aprovechaba los espacios entre bicicletas y me abría paso hasta el principio de todo el grupo, pero las paradas obligadas que tuvimos que hacer para descansar terminaban por deshacer mis esfuerzos, porque pronto el resto de personas volvía a alcanzar la delantera. Pude llegar a la meta entre los primeros veinte o treinta participantes, pero creo que las expectativas que tenía de este evento eran demasiado grandes como para obtener mayor satisfacción.

Como experiencia, me encantó hacer algo que nunca antes había hecho, pedalear al lado de tanta gente. Pude saciar mi sed de competencia al menos un poco, ya fuese bicicleteando en sí o haciendo alarde silencioso de mi bicicleta (que en realidad no considero muy buena) y sus accesorios. Además, creo que siempre es bueno cambiar un poco la rutina, montar en grupo de vez en cuando, aunque siempre preferiré un grupo mil veces más reducido. Sin embargo, tengo algunas objeciones y muchas sugerencias, aunque mis críticas calzarían mejor en una competencia y ya no tanto en este tipo de eventos más recreacionales.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Plan C


Early morning, and I'm on the go!
Here I'm finally on the road...
On the road!

--Traveller, de Devin Townsend


Casi un año atrás nació la idea de hacer un viaje en bicicleta por la costa peruana, un viaje que probaría mucho más que mi capacidad de resistencia física o mi pasión por el ciclismo. Por una serie de cosas, como ya he detallado en algún post anterior, dejé de lado esta aventura sin siquiera comenzarla. Sin embargo, existe un alternativo, el que meses atrás no tenía y que tampoco esperaba tener, y que ahora es prácticamente un hecho.

Hace dos meses Charlie se ofreció a acompañarme en un viaje en bicicleta, aunque no uno tan largo como el que yo tenía en mente. Desde ese momento quisimos irnos a Canta, que si bien está en el departamento de Lima, se encuentra en la parte andina del Perú. Por semanas estábamos decididos a ir ahí, pero cuando comenzamos a planear la ruta, notamos que nos tomaría más tiempo del que teníamos planeado utilizar, así que optamos por otra opción, Lurín.

Una vez que elegimos este nuevo lugar, me detuve a pensar. En comparación a mi primer proyecto, es extremadamente más simple llegar a Lurín, toma muchísimo menos tiempo recorrer la ruta, y, a pesar de ser una aventura a fin de cuentas, no se acerca en lo más mínimo a lo que yo quiero. Esto me quitó un poco la ganas de hacer el viaje, pero con los días comprendí una serie de cosas que ayudaron a que recobre y aumente el ánimo. Ya no se trata de la idea inicial, de darle una probada a lo que quiero que sea mi vida en el futuro, sino de algo completamente diferente pero aún así estrechamente ligado con lo anterior. No puedo hacer un viaje de miles de kilómetros por un territorio desconocido sin antes haber experimentado algo de un magnitud menor y por lugares más familiares, sin olvidar que esta vez no estaré solo, pues contaré con la compañía de Charlie y de las demás personas que se animen a venir con nosotros. Por esto y por mucho más entendí que no puedo presionar las cosas, que el apurarme solo entorpecerá mis pasos. Además, todavía tengo tiempo, aún me queda toda la vida para realizar mis sueños. Y creo que la mejor manera de poder conseguirlos es con un poco de práctica de por medio.

Hoy terminamos de hacer los planes con respecto a la ruta, los descansos, la distancia, los lugares para comer, el posible hospedaje y cuánto tiempo nos tomará realizar la excursión. Lo siguiente es hacer un listado de lo necesario por llevar, conseguir que nos acompañen dos o tres amigos que se sientan igual de aventureros que nosotros y conseguir un poco más de físico. La fecha ya está puesta, así que solo es cuestión de esperar.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Dímelo "de frente"


Like turning on a light the brain's online tonight

All around the world

-- Society of the mind, de Shadow Gallery


Dos días atrás se me ocurrió una idea que, luego de conversarla con otras personas, y así descubrirlo, resulta ser exageradamente poco original. Sin embargo, busco una manera de ponerla en práctica de todas formas.

Hace meses Charlie (un amigo) me comentó un plan de publicidad que quería llevar a cabo. Lo que planeaba hacer era, en ebay o páginas similares, ofrecer su frente como un espacio publicitario. Yo pensaba que no lo decía en serio, que solo continuaba las bromas que le hacemos sobre el (enorme) tamaño de su frente. Pero ayer, luego de preguntarle sobre esto y sobre la (ir)realidad de poder llevarse a cabo, entendí que tiene todas intenciones de hacerlo, y que, efectivamente, es posible. Pues bien, mi idea es parecida, pero un tanto diferente.

Pienso ofrecerme a mí mismo como espacio publicitario mientras bicicleteo por Lima. La idea que yo tengo no va a la par con lo que ya se ha hecho antes y que se está haciendo todavía, el jalar una pancarta con la bicicleta o montar disfrazado, sino algo más parecido al "sponsoring", sin serlo exactamente. Lo que estoy buscando es poner slogans o imágenes de lo que sea que publicite en un polo o en un banderin atado a la bicicleta y transitar las calles una cantidad determinada de horas a la semana. Aún no sé si esto en particular puede hacerse, o si de poderse resulte efectivo, pero por el momento es solo una idea que, espero, funcione.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Memoria de elefante


Feelings from so long ago

I don't remember

-- Remember, de Disturbed


Sin querer recordé un episodio con mis primos, los cuatro reunidos hace años alrededor de la mesa de la abuela preparándonos para otro usual almuerzo. Y, siguiendo con las costumbres, cada uno tenía su vaso favorito (el cual había elegido tiempo atrás) con la imagen de un animal diferente. El mío era un elefante. Debatíamos sobre cuál de los cuatro animales podía ganarle al otro, y concluimos que ni la jirafa ni la cebra ni el león tenían chance alguna contra el elefante al que defendí ciegamente. Tal vez por los cuernos, quizás por la fuerza, aunque posiblemente por el tamaño. No lo recuerdo. Tampoco sé si lo elegí yo o alguien más lo hizo por mí. Solo sé que prefiero a los leones.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Ilusiones


I'm lost in nowhere, I cannot see

What's inside of me

Some changes appear I can feel,

I'm coming alive

-- Chosen, de Adagio



C: Mañana dejas de leer ese libro.

D: Pedo... Me guta.
C: ¿Y también te gusta tener pesadillas? ¿O mojar la cama todas las noches?
D: Igua do voy a deer.
C: Y luego, ¿qué? Vas a terminarlo, pero ¿crees que con eso se esfumarán tus miedos?
D: Sí.
C: No. Solo empeorarás las cosas. Mírate en este momento. Estás temblando, tienes el pulgar en la boca como un niño. Ya te imagino después, durmiendo con la luz prendida.
D: ¡Do soy un diño!
C: Ya, listo. Ya me cansé de escucharte. Duérmete que mañana tienes que ir al colegio.
D: ¡Do!
C: ¿Vas a discutir sobre eso también? Ya lo hemos hablado, si no vas no hay quien te reemplace.
D: ¡Voy a segui deyendo e dibro!
C: Bien, haz lo que quieras. Pero si vuelves a orinarte en la cama esto se acabó, ¿me entiendes?
D: ¡Bie!
C: Tú eliges. O el bendito libro o tu matrimonio.
D: Mañada mimo llamo a mi abogado.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hasta en los videojuegos



When the day will slowly end and the sun has turn to grey
Will we feel the power of freedom with the dawn of a new day?

--Dawn over a new world, de DragonForce


Las últimas semanas he estado dedicándole bastante tiempo a un juego de Xbox 360 llamado Fallout 3, y recién hoy he podido terminarlo, aunque poco antes de hacerlo me crucé con una idea que podría extrapolarla a prácticamente cualquier ámbito de la vida en general.

La historia del juego, altamente resumida, es sobre un hombre que va en busca de su padre en un Washington DC post-apocalíptico y futurista devastado por una guerra atómica y la consecuente radiación, y, cuando al fin lo encuentra, de ayudarlo o no a concretar un proyecto que puede salvar a la humanidad.

A lo largo del juego uno puede ir tomando decisiones que afectarán la historia, pero es la última decisión la que en definitiva altera la conclusión. Casi por finalizar el juego, uno se ve presentado con varias alternativas, una de las cuales es utilizar un virus para erradicar todo organismo que haya sido afectado por la radiación, de tal manera que solo las personas que consiguieron esconderse en refugios especiales contra la bomba atómica sobrevivirían, y todos aquellos que no, tanto monstruos como demás humanos, morirían para que el resto obtuviera la vida que tuvo antes, sin mutaciones y con agua pura. Cuando llegué a este punto, creo que demasiado involucrado con la trama, pensé que sería injusto matar a otros con el propósito de regresar a lo anterior; es decir, es utópico creer que uno puede borrarlo todo (o casi todo) y comenzar de nuevo.

Esta es la idea que rescato, el no poder reiniciar la situación o la imposibilidad de volver a "como eran las cosas antes". Puedo haberla obtenido de un juego, pero es algo por lo que trato de guiarme desde hace ya un buen tiempo. No creo que lo mejor sea un "borrón y cuenta nueva", ni creo que realmente pueda hacerse eso, puesto que todo cambia en el momento en el que hacemos las cosas. Si cometemos un error, el disculparnos no hará que haya dejado de cometerse incluso si se nos perdona, y el valor de esa acción, por más pequeña que haya sido, permanece de alguna manera. Con esto no trato de decir que el que perdona no olvida o que el perdonado nunca deja de sentirse mal, sino que estas cosas dejan marca de una u otra forma, y por más que mi ejemplo parta de algo negativo, la situación o la marca no tienen por qué serlo.

El punto, finalmente, no es regresar a lo anterior, no es comenzar de nuevo, sino vivir desde ese punto en adelante con lo que hemos hecho o con lo que ha pasado, adaptarnos. En el caso de los aciertos es un poco más fácil, mientras que en el de los errores se trata de aprender. Tal vez es una idea a la que vuelvo con demasiada regularidad, pero quizás ello solo significa lo importante que es.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Un comienzo sin principio


So out of nowhere it will rise
Oh, and another journey starts

--And the story ends, de Blind Guardian


Cada noche de la semana pasada me dediqué a avanzar un poco más de la novela en la que trabajo, pero el plan de cada una de esas largas horas de escritura comenzaba siendo otro. Abría un documento nuevo de Word y comenzaba a pensar en formas de iniciar el relato que me propuse presentar en el taller de Narrativa, pero lo poco que me venía a la cabeza lo encontraba o insulso o que encajaría mejor en mi novela, por lo que al cabo de unos minutos desistía de intentar escribir el cuento y me dedicaba a aquella.

Desde que presenté mi primer borrador del relato (que saqué de una mini-historia que escribí en otro blog), he quedado algo desanimado con este proyecto. Si bien lo que di a leer al profesor y a los alumnos fue una anécdota escrita con un estilo diferente al que suelo utilizar, me tomé las críticas muy en serio, ya que, a fin de cuentas, sea cual sea el estilo empleado, sigue siendo algo mío. Al principio tomé sus opiniones como golpes que de a pocos fueron dejándome tendido en el suelo, pero luego entendí que todos esos comentarios eran exactamente lo que necesitaba. No tengo muchas oportunidades de presentar las ficciones que escribo a otras personas (menos aún a profesionales literarios), así que el recibir consejos de su parte es, en gran medida, una forma de ayudarme a poner los pies en la tierra y descubrir errores que por mi cuenta no encontraría. Desde ese día me atreví a alterar y hasta borrar párrafos enteros de mi novela, pero no estuve ni cerca de escribir siquiera una oración del cuento.

Creo que lo que más me costó fue desasociar el relato con la primera frase que lo compondría, esa que debe atraer al lector lo suficiente como para tenerlo pegado a la historia durante el resto de oraciones. Lo que hice fue comenzar por lo que vulgarmente llamaría "la segunda frase", por acontecimientos que suceden a la acción inicial, algo así como escribir una narración sin un comienzo. Una vez que pude conseguir esto, pude liberarme de las ataduras psicológicas que evitaban continuar con el cuento, por lo que ahora me siento orgulloso de haber luchado por escribir un párrafo y medio que da paso a varios otros párrafos y medios.

Todavía me cuesta un poco todo esto de los cuentos cortos, y ahora entiendo por qué dicen que es el género literario más difícil de manejar, pero esto es razón y motivación de sobra para seguir queriendo escribir uno.

lunes, 2 de noviembre de 2009

El primero de muchos



--SOS, de Stratovarius


Llevo un buen tiempo corriendo tras algo que se me ha escabullido demasiadas veces y que he dejado escapar adrede la mayoría de ellas. Hoy, ayer y algunos días de la semana pasada me decidí a olvidar este absurdo juego y tomar responsabilidad, dar los pasos necesarios para recuperar aquello que perdí tontamente, inmaduramente. Si bien la Motivación (sí, con mayúscula) ha estado apareciendo y desapareciendo en distintos ámbitos de mi vida, me he resuelto a comenzar a actuar sin ella en este asunto específico, de lo contrario seguiré aplazando lo debería haber resuelto años atrás, aunque tengo fe en que me alcanzará a lo largo del camino.

Ya es tiempo de corregir uno de los mayores errores de mi vida.

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