domingo, 1 de noviembre de 2015

El extremo opuesto

Fuente: http://pre13.deviantart.net/d4c2/th/pre/i/2006/254/c/2/norway___soccer_field_by_phoenix2k.jpg

I'll see you on the other side

--Life, de Devin Townsend


Me ponía a pensar en lo lejos que he llegado en lo que a mi actual trabajo se refiere. Lo curioso es que el antes y el después, cómo empecé y en dónde estoy ahora, pueden definirse a través de una metáfora, la cual expresa, a su vez, una experiencia muy literal. Me explico.

Al ingresar al club de fútbol como psicólogo deportivo, una de las primeras tareas que me dieron fue asistir a un partido y observar el rendimiento de los jugadores desde un enfoque psicológico. Pero como recién empezaba, no podía ingresar al campo y sentarme junto al entrenador y al resto del comando técnico, sino que debía ir al otro extremo de la cancha y mirar desde afuera. Parado los noventa minutos de juego, hice mi labor deseando estar al otro lado del campo.

En ese entonces aún no me habían asignado una categoría de deportistas, sino que rotaba entre cinco de ellas, escuchando a los demás psicólogos y aprendiendo más por observación que por puesta en práctica. Luego de dos meses me asignaron la categoría 2002, compuesta principalmente por chicos de 13 años. Fui a varios de sus entrenamientos, aprendí sus nombres, fui conociéndolos y descubriendo su forma de jugar. E incluso fui a sus partidos. Pero en estos también me sentaba en el lado contrario de la cancha.

Hoy, luego de casi seis meses, volví al mismo centro deportivo que fui aquella primera ocasión. Esta vez, sin embargo, la experiencia fue completamente distinta. Entré al campo con seguridad, me senté en las bancas junto al comando técnico como si fuese uno más de ellos, hablé con los chicos que ya llevo conociendo bastante bien y trabajé como si fuese un partido más. Y mientras estaba ahí, no pude evitar ver el extremo contrario de la cancha, donde alguna vez estuve parado, y pensar "Ahora estoy del otro lado".

Así, de observar he pasado a actuar, y además de escuchar ahora también digo. En todo el tiempo que tengo trabajando con la categoría 2002, he dado charlas y dictado talleres, he aconsejado tanto a los jugadores como a los entrenadores y he apoyado a los chicos cuando lo han necesitado. En suma, sé que he hecho mi labor lo mejor que he podido. Y ahora, con tan solo un mes y medio antes del vencimiento de mi contrato, aprovecharé lo más que pueda este tiempo restante no sólo para seguir aprendiendo, sino para seguir aportando. Y, por supuesto, para seguir disfrutando este otro lado de la cancha.

martes, 8 de septiembre de 2015

Nulla machina

Fuente: http://victorvillecomputer.com/victorville-computer-services/free-computer-diagnostic

Technology has won
And it cannot be undone

--Computer reign (Game over), de Ayreon


Por primera vez en muchos años he pasado un largo período de tiempo sin mi computadora. Digamos que se trató de un experimento forzado.

Hace un par de meses tuve problemas con mi laptop. Por un lado, no podía conectar el cable para obtener electricidad porque había un componente roto en el interior del equipo. Y por otro, luego de abrirla e inspeccionar el primer problema, dejó de prender a pesar de tener la batería cargada. Me dieron el contacto de una empresa que repara computadoras y al día siguiente la dejaba para que la compusieran. Dos meses más tarde, hasta hace una semana, recién la recibía de vuelta. Dicha empresa resultó ser bastante incompetente, con un trato al cliente deplorable, y demoró demasiado en arreglar los problemas. Esto generó que pasara tanto tiempo sin laptop.

Quedé a la deriva. Sin documentos, sin música, sin juegos y, básicamente sin herramientas de trabajo, estaba totalmente derrotado. Entendí de la peor manera posible lo crucial que es guardar constantemente la información en otros dispositivos de almacenamiento aparte de la misma computadora. Si bien tengo dos discos duros externos y Dropbox con fotos, videos y música, temía perder todo lo que aún permanecía en la laptop.

Sin computadora no podía editar las fotos que tomaba, por lo que no podía aceptar nuevas encomiendas. Y casi pasé de la preocupación a la desesperación bastante rápido cuando la única computadora del trabajo también se malogró. Debía armar presentaciones, escribir informes y, aún más importante, avanzar con mi tesis sin el uso de una computadora. Fue posible, pero demandó un esfuerzo demasiado grande. Felizmente me prestaron una laptop durante un par de semanas, la cual aproveché al máximo, pero el resto del tiempo lo pasé muy mal.

Ahora que la tengo de vuelta, sé que no la daré por sentado nuevamente. Y no solo eso, ya pasé toda la información que guardaba en ella a otros dispositivos y pienso desempolvar mi anterior computadora, mandarla a arreglar (a un lugar diferente) y tenerla a la mano en caso vuelva a tener problemas con la actual. Después de esta experiencia, doy por hecho que no puedo vivir sin esta clase de tecnología, y entender esto, honestamente, me preocupa. Quizás, bajo otras circunstancias, vivir sin una computadora podría ser muy beneficioso.

domingo, 28 de junio de 2015

Otro golazo

Fuente: Archivo personal

The game has begun
Feel it, the pressure is on

--The field, de Casualties of Cool


Si hoy pudiese hablar con mi yo del pasado y contarle todo lo que le tocará vivir, no solo me llamaría mentiroso, sino que explotaría de la risa una vez que le dijese en qué trabajo. Un año atrás, o quizás mucho antes, sé que no me habría creído nada sobre mi actual labor como psicólogo deportivo en un club de fútbol. Incluso en este momento sigo sin poder creerlo.

¿Quién diría que el joven chico que se negaba rotundamente a ver partidos de fútbol en la tele, que se aburría escuchando conversaciones sobre tal o cual equipo debatiéndose sabría quién qué copa y que prefería mantenerse desinformado sobre su selección terminaría trabajando para un club deportivo? Motivado por la necesidad de conseguir prácticas y en buena parte por la curiosidad de trabajar con atletas, he logrado librarme de mi renuencia por involucrarme como espectador en el mundo del fútbol. Y me alegra muchísimo haber tomado esa decisión.

El puesto exige amplio conocimiento en aquella materia, y mis propios compañeros de trabajo hablan de fútbol el ochenta por ciento del tiempo, así que he quedado sin excusas. Ya más de un mes llevo sumergido en el asunto, observando a jóvenes deportistas entrenar y competir, leyendo acerca de conceptos psicológicos presentes en los jugadores y aprendiendo y poniendo en práctica las cientos de maneras en que puedo servir de ayuda. Es un enorme y satisfactorio cambio con respecto al instituto de salud mental en el que trabajaba antes. Ya no me concentro en enfermedad, sino en desarrollo, la razón fundamental por la que decidí ser psicólogo.

Tengo una buena idea de lo que me espera en los meses por venir, pero estoy abierto a cualquier cosa. Apenas comienzo y ya tengo mucho por contar, pero dejaré el relato de mis experiencias para otros posts. Todavía hay para rato.

miércoles, 10 de junio de 2015

Solo silencio


I win, you lose
You've got nothing to say

--Strange world, de Gamma Ray


No hace falta ir muchos posts atrás para darse cuenta de que valoro mucho el silencio. Por un lado es paz, por otro significados profundos y por uno más es hasta dificultad.

Los dos primeros se explican con facilidad. El silencio como ausencia de sonido, ligado a la sensación de paz, de sosiego. Y silencio como eco, como una suerte de impresión en las cosas o en las personas, y a la vez como expresión del sentir propio sin necesidad de palabras. Como dificultad, sin embargo, merece más detalle.

Quienes me conocen saben que soy una persona reservada cuando se trata de hablar en general. En lo poco que digo, puedo llegar a decir mucho. Aunque también saben que no soy de pocas palabras. Algunos podrían reconocer que soy muy hablador, en ocasiones demasiado, especialmente cuando me apasiona el tema y cuando conozco de él. Pero la mayoría me considera callado. "Muy callado", dicen. Y eso también es verdad.

Algunos lo confunden con timidez, como yo alguna vez lo hice. Pero es más grande que eso, es una dificultad en la confianza. Me toma cierto tiempo entrar en confianza con alguien lo suficiente como para hablar con facilidad, sea por querer escuchar, saber y aprender sobre los otros como por cualquier experiencia de vida que cargue conmigo que impida una mayor espontaneidad.

Y también se trata de una suerte de perfeccionismo y quizás hasta un miedo a errar. Prefiero decir algo sensato y acertado antes que equivocarme o hablar sin saber. Quizás no debería, pero lo hago. Es algo que reconozco en mí, algo que trabajo y que acepto como parte de mi personalidad. Otros elaboran sus propias explicaciones al respecto, lo cual es natural, pero incomoda y hasta molesta.

Que te digan "Eres demasiado callado" o "Participa", o frases más sarcásticas como "Deja que los demás también hablen" o "¿Tú eres mudo, no? suelen llegar a doler y generan aún menos ganas de entablar conversación. He lidiado con esto de muchas maneras, por eso creo que las mejores son tener tolerancia y buen humor. A la primera frase he respondido con "Tú hablas demasiado" y a la última con "Soy sordomudo", pero la mayoría de veces sonreír e ignorar es la respuesta ideal.

Contrario a lo que se pueda pensar el silencio no necesariamente es malo. Si se sabe entender, es una fuente y herramienta invaluable de información. Pero no todos lo entienden, y aún menos buscan hacerlo.

miércoles, 3 de junio de 2015

Un salto adelante

Fuente: http://img07.deviantart.net/0528/i/2012/198/3/4/yo_videogames__by_ry_spirit-d57k3ay.jpg

And walk out as the winner
When you own the game

--Game of life, de Circus Maximus


He mencionado mi pasión por los videojuegos en varias ocasiones, pero en ningún momento mencioné que llevé este gusto desenfrenado hasta el ámbito profesional. Dos años atrás, fui invitado a colaborar como diseñador en un estudio de videojuegos peruano gracias a mi experiencia en juegos de rol y a un amigo que conozco por más de veinte años.

Desde muy chico me imaginaba teniendo un trabajo en el mundo de los videojuegos, pero era una ilusión que veía muy lejana, un gusto que creía no sería satisfecho a menos que viviese y estudiase en el extranjero. Mi yo del pasado no tenía la más mínima idea de lo que le esperaba. Y, si se lo hubiese dicho, ni en un millón de años lo habría creído.

Wongcito, lector de este blog y uno de los dueños de dicho estudio, ha jugado Calabozos y Dragones conmigo desde que estábamos en el colegio, conocía mi amor por los juegos y sabía que manejaba varias mecánicas de juego. Debido a ello, apostó por mí al hacerme parte de su empresa.

Sé que es sueño de todo (o casi todo) geek trabajar en la industria de los videojuegos; sin duda era el mío. Justamente por esto es que puedo asegurar, sin un asomo de duda, que he cumplido uno de mis sueños. ¡Y de qué manera! Dos años llenos de vivencias singulares haciendo juegos, diseñándolos, probándolos, creando historias, construyendo niveles y conociendo a gente como yo, gente que ama este mundo.

Han pasado dos años desde que entré a la industria, pero hace un mes tuve que retirarme para concretar otras metas y cumplir responsabilidades pendientes. Sin embargo, la puerta permanece abierta, y acabado este año espero tener la oportunidad de regresar a seguir haciendo lo que me encanta.

Lo que viví en ese estudio, las experiencias que tuve y las personas que conocí pueden estar estrechamente ligados a los videojuegos, pero los trascienden en su totalidad. Por eso reservo un amplio espacio en este blog para escribir, en los meses por venir, tanto como pueda sobre lo que aprendí. Sin duda queda mucho por contar, mucho que no quedará sin ser dicho.

lunes, 1 de junio de 2015

Listo

Fuente: http://fc03.deviantart.net/fs41/f/2009/030/b/6/Wordgame_a_la_Neato_by_lauraneato.jpg

I'm ready for you
I hope you're ready for me

--I'm ready, de Aerosmith


De vuelta a las letras, de vuelta a la maraña interminable de palabras que amo desatar.

La última vez que escribí aquí fue más de medio año atrás, aunque siento que hubiese pasado muchísimo más tiempo. Estoy algo oxidado, un poco despistado después de estos largos meses alejado de las letras, y hasta abrumado por el sinfín de experiencias que separan el último post de este; pero listo y totalmente deseoso de llenar el enorme vacío. No prometo cantidad, pero calidad será siempre un ideal.

Pero antes de empezar continuar con esto, he de mencionar que este blog cumplió siete años hace un par de días. ¡Siete años! Jamás habría pensado que lo que comenzó como un pequeño proyecto duraría tanto tiempo. Es motivo de celebración, sin duda, y excusa perfecta para plantearme un nuevo reto: siete años más de experiencias escritas y descritas aquí. Se puede; claro que puedo. Es un desafío a largo plazo que sin duda llegará con durezas, pero estoy listo.

Me aferro a las ganas, y a partir de ellas genero la energía para impulsarme a seguir escribiendo tanto como me sea posible. Y así doy inicio a un nuevo capítulo y doy la bienvenida a nuevas experiencias. Porque no podría ser de otra manera.

dIROLE

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