domingo, 24 de junio de 2012

Neutralidad absoluta


Come on with the rain
I have a smile on my face

--Singing in the rain, de Frank Sinatra


Nacida de un estado de ánimo más bien negativo, se me ocurrió una idea relativa a cómo solemos ver la vida de cuando en cuando.

A veces uno suele decir, o escucha por parte de otros, que la vida puede parecer injusta, que las cosas no nos salen bien tan seguido como nos gustaría, o que no recibimos lo que nos corresponde. A mi parecer, la vida no distingue entre los actos buenos o malos, categorías que el mismo ser humano ha dado al actuar en pro o en contra de los valores que posee una sociedad. Es el hombre, la humanidad, quien decide premiar o castigar. En el resto de casos, son las circunstancias, aquello sobre lo que nadie ejerce control. Me explico.

Una persona es solidaria, noble y honesta en la medida en que sus actos la definan de tal modo. Pero ser así no garantiza que la vida interceda por dicha persona. De igual modo, la persona perversa no tendría por qué recibir castigo alguno. Al primero le pueden suceder las peores calamidades y el segundo gozar de salud y bienestar perpetuos; en ese sentido, la vida no separa lo bueno de lo malo. Y así es como puede nacer una idea de injusticia, porque creemos que todo lo bueno debe ser recompensando y lo malo reprendido.

Vivir de manera virtuosa sólo brinda recompensas por parte de los demás y de uno mismo, no de fuerzas naturales o sobrenaturales. Si haces el "bien", otros pueden notarlo y valorarte de acuerdo a ello; de la misma manera, actuar y pensar positivamente nos otorga bienestar, es un beneficio que llega desde nosotros mismos. Pero la vida no será más compasiva con el virtuoso que con el perverso. Ésta es totalmente imparcial, y en su carácter neutral es también despiadada.

Pero existe cierto consuelo. La vida podrá apoyarnos o ahogarnos indistintamente de nuestras circunstancias, pero está en cada uno decidir cómo recibir lo que se nos da. Ver las cosas de forma optimista es, a mi parecer, la mejor manera de hacer frente a los golpes y caídas que sufrimos; encontrarle el lado positivo a nuestras desdichas o actuar en pos de nuestro bienestar, sin importar cuán mal nos podamos sentir, es como deberíamos afrontar la vida. Es difícil, y en ocasiones parece imposible, pero la idea es nunca dejar de seguir levantándonos, jamás sentir que no somos dueños de nuestro sentir y actuar.

domingo, 17 de junio de 2012

1 día, 1 año, 1 foto


Now there's no greater feeling
When it's all in your heart and soul

--Imagine, de Stride


El viernes di inicio a lo que será un nuevo proyecto fotográfico que durará todo un año, pues la idea es tomar una foto cada día durante todo ese tiempo.

Básicamente, capturaré imágenes de personas, lugares, objetos, momentos, etc., que considere significativos en mi vida o de los que se pueda obtener algún tipo de enseñanza, y dedicaré unas líneas para escribir mis pensamientos al respecto. No es un concepto original, muchos ya lo han hecho o lo están haciendo, y es justamente gracias a ellos que nacieron en mí las ganas de hacer algo similar. Lo diferente, digamos, viene a ser algo bastante obvio: esta vez el fotógrafo seré yo, y la historia contada será la mía, así que definitivamente tendrá aspectos que harán de este proyecto algo interesante y único.

Pero ¿qué me motiva?

En primer lugar, continuaré desarrollándome en el arte del fotografiado. Si bien sólo publicaré una foto por día, es seguro que tomaré varias antes de quedar contento con la elegida, y al final del día mi archivo fotográfico también se verá beneficiado. Además, el hecho de hacerlo por todo un año me empujará a realizar mejores tomas y más desafiantes, siempre en busca de variedad y de cosas interesantes por mostrar y contar.

Otra razón, quizás la más importante, es conocerme y darme a conocer. Debido a su cariz personal, algunas fotos serán mejor apreciadas por mí o por personas cercanas, pero para el resto será una buena oportunidad de saber quién soy. No soy la persona más abierta que existe cuando se trata de relacionarme cara a cara, y a veces conocerme requiere un poco de tiempo, por ello las fotos y la información que las acompañe dará cierta cabida para mostrar un poco de mí mismo y, con suerte, generar conversación. Y, por supuesto, como ya he escrito antes, con cada foto que tome yo mismo iré conociéndome más.

El último motivo es la expresión en sí. Poder expresar mis ideas y pensamientos, mi forma de ver el mundo, es algo que me encanta; me genera una sensación de logro inmensa, me brinda satisfacción y es la manera perfecta para relajarme. Y el fruto de dicha expresión, las fotos, los escritos, y cualquier otro producto artístico lo comparto con los demás, ya sea con la intención de generar opiniones (preferiblemente constructivas) o de alimentar el ego (lo admito).

Actualmente el proyecto lo estoy llevando a cabo exclusivamente en Facebook, pero estoy dándole una seria consideración a la idea de crear un fotolog, con la omisión de detalles demasiado personales, claro. Si llego a hacerlo, prometo publicar el link aquí.

jueves, 14 de junio de 2012

En desequilibrio


And you can never get enough
Of what you don't really need now

--Stuck in a moment you can't get out of, de U2


Una de las pocas cosas que considero negativas de revivir el pasado es el arrepentimiento. Es más, podría hasta decirse que éste nos fuerza a quedar atorados en aquél; pensar en el "¿qué hubiera sido si...?" o en el "debí haber hecho tal cosa..." no solo nos obliga a mirar atrás, también crea una enorme insatisfacción y una aún mayor inseguridad. Estoy seguro de haber hablado sobre esto antes, pero no creo haber mencionado antes cuán "atorado" me siento.

Muchas veces he dicho que es mejor nunca arrepentirse de nada, vivir sin vergüenza; pero es demasiado difícil, y muy cínico de nuestra parte. Yo mismo no he podido atenerme a esta forma de pensar, precisamente por cargar conmigo dos asuntos que ya he mencionado antes en este blog (post 1, post 2), asuntos cuyo peso es tal que comienzo a pensar que los pasos que doy en mi vida son cada vez más cortos, y no descarto la posibilidad de estar empezando a detenerme por completo (si es que eso es realmente posible). Son temas mal resueltos que por una variedad de obstáculos (impuestos por mí mismo o por las personas involucradas) me he visto imposibilitado de resolver, cuestiones que me niego a olvidar, que por su importancia me veo invirtiendo en ellas demasiada energía.

Digo estar atorado por haber llegado a un punto de mi vida donde no me veo avanzando tanto como me gustaría. Tal vez se trate sólo de este momento, de lo que estoy viviendo actualmente; quizás sólo sea un sentir pasajero producto del mal rato que me veo pasar. Sea cual fuere el motivo, irremediablemente regreso a pensar en aquello de lo que me arrepiento, y me convenzo de que eso es lo que no me permite seguir adelante, que es necesario darles resolución si quiero seguir viviendo. O mejor dicho, si quiero comenzar a vivir como debería. Entonces, ¿qué hacer?, ¿qué medidas tomar?, ¿cómo puedo aligerar la carga?

Todo este tema surgió de una frase que escuché en una película: "¿Sabes cuál es la fuerza más destructiva en el Universo? El arrepentimiento". A mi parecer no es la más destructiva, pero sí la más desequilibrante; tal vez la pérdida de equilibrio, de ecuanimidad, propicie la destrucción en el peor de los casos, pero no el resto. Creo con seguridad en la posibilidad de devolver equilibrio a la balanza, tras mucho esfuerzo, tras incontables fallas, tras llegar al punto en que rendirse parece la única opción; sé que existe tal posibilidad porque lo evidencio en otros y porque yo mismo la he conseguido alguna vez. El quid de cada asunto es hallar la manera de hacerlo. Y pedir ayuda, siempre pedir ayuda.

domingo, 10 de junio de 2012

Pernos, tuercas y la existencia

Fuente: archivo personal

Some call it nightmare
And some call it life
What's the sense of existence in here

--Key to my fate, de Edguy


Hace un par de semanas tuve un paseo en bicicleta durante el cual uno de los amigos que me acompañaban dijo una frase muy curiosa: "No hay tuerca que no tenga llave".

La aproximación más directa que le di a aquella frase durante los últimos días fue que toda herramienta sirve para algo, todas han sido creadas para cumplir un propósito, para facilitarnos la vida de cierta manera, y previo a su creación debió haber algo que generó la necesidad de su existencia. Y partir de esto pasé a preguntarme lo siguiente: ¿podría decirse lo mismo de los seres humanos? ¿Existimos como solución a un problema? Y si es así, ¿de qué problema estamos hablando? Por otro lado, y tomando prestado parte del pensamiento de Sartre, quizás nuestra existencia precede cualquier función. Tal vez somos y estamos en el mundo sin que haya una razón que nos sustente; nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos sin que haya un sentido último en nuestras vidas.

Desde que tengo memoria he sido un fiel seguidor de la idea de que no existen las coincidencias, que tales cosas son señales, y que todo guarda un significado que espera ser descubierto. Con el pasar de los años, mi lealtad a este planteamiento ha ido menguando, más que nada por choques que he dado con la realidad, pero de vez en cuando ver la vida de manera soñadora y hasta mística no me parece en absoluto negativo. De cualquier modo, asumirla como un reto en sí misma es razón más que suficiente para muchos, y la idea de un sentido es el que cada uno le da a su modo de vivir, a sus metas, a sus alegrías y desazones, a sus aprendizajes y a cualquier experiencia tenida. Visto de esta manera, entonces, el significado no es el que se encuentra, sino el que se otorga.

Al mencionar la frase sobre la tuerca, mi amigo se refería específicamente al pedal de su bicicleta y al extraño perno que lo sujetaba, pues tenía una forma peculiar y no creíamos que existiese llave que pudiese ajustarlo. Al final descubrimos que estaba puesto al revés, y que, efectivamente, existía una llave para dicha tuerca.

domingo, 3 de junio de 2012

Apenas estoy comenzando

Fuente: archivo personal

I'm ready to go anywhere, I'm ready for to fade
Into my own parede cast your dancing spell my way, I promise to go under it

--Mr. Tambourine, de Bob Dylan


Hace unos días La Experiencia cumplió 4 largos años, pero preferí esperar a hoy para anunciarlo por medio de un post especial.

Este blog nació gracias al aburrimiento, a un deseo de separación y, principalmente, a unas ganas incontenibles de expresarme. Aburrimiento en tanto el tiempo me sobraba y buscaba llenarlo de alguna manera; deseo de separación porque mi primer blog fue uno compartido con tres amigos, y no sentía que lo que escribíamos estuviese muy conectado; y el tercer punto prácticamente se explica por sí solo: escribo desde los 12 años, me encanta hacerlo, y tener un blog es la excusa (y razón) perfecta para dar rienda suelta a esta pasión.

Para quienes hayan leído los primeros posts, notarán que La Experiencia no comenzó siendo un blog reflexivo sino de un calibre más crítico y escrito de una manera demasiado personal, tanto así que la única manera de entender lo que traba de decir era ser yo. Sin embargo, desde el inicio estuvo plagado de ideas, de la más grande variedad de pensamientos, y fue en enorme medida gracias a esto que hoy es lo que es. También debo agradecer a mi buen amigo Charles Cousineau, quien por medio de honestas palabras y detalladas anécdotas personales descritas en su blog (C'est La Vie) influenció fuertemente el rumbo que ha tomado La Experiencia.

Siempre he dicho que el propósito de este blog es doble. Por un lado, que quienes lo lean puedan usar mis ideas, que hasta cierto punto puedan hacerlas suyas y, de ser posible, servirles en sus propias vidas; o que simplemente disfruten de su lectura. Por otro, como ya dije, es expresarme. Se suele hacer esto por muchas razones, y una de ellas es intentar mostrar a los demás cómo uno mismo ve el mundo, tratar de enseñar la interpretación que se le ha dado a las cosas que nos rodean, los significados que se han construido en torno a ellas. Al final del día cada uno obtiene una mirada diferente, pero consigue algo a fin de cuentas.

Un año más ha pasado, y espero que llegue otro con muchas cosas más por contar. Persiste el reto que me propuse de escribir cada domingo durante un año, y se me ocurre que antes de completar ese tiempo comenzaré a escribir dos o tres veces por semana, aunque eso todavía está por ser definido.

Y así me despido, con un nuevo post, un nuevo año y ¡a por nuevas experiencias!

dIROLE

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