jueves, 14 de febrero de 2013

Fuerza y consecuencia

Fuente: http://fc01.deviantart.net/fs71/i/2012/055/5/9/true_words_by_greybeardlegend-d4qs4pt.png

The words come back to me
And speak to me
As fragile as a whisper on the wind

--Con todas las palabras, de Subsignal


K: Es cierto que al momento de reinventarnos conservamos mucho de lo que inicialmente fuimos, ¿pero sería posible que algunas partes se extravíen durante la transformación?
L: ¿A qué te refieres?
K: Pensaba que tal vez, mientras nos encontramos en pleno proceso de cambio, mientras nos encaminamos a convertirnos en algo mejor o más grande de lo que ya somos, dejamos de lado ciertas ideas, sensaciones y actitudes.
L: Pues claro, sino ¿qué cambio habría?
K: No me refiero a lo que voluntariamente cedemos, sino a las partes intrínsecamente nuestras que por la necesidad de cambio extraviamos.
L: ¿Cómo qué?
K: Lo explicaré desde mi propia experiencia.
L: Dale.
K: Años atrás me dije a mí mismo que jamás renunciaría a mi pasión por las palabras, fuese prosa o lírica, que aquéllas serían mis principales instrumentos de expresión, y a través de ellas sellé el juramento.
L: Lo recuerdo.
K: Y si bien la pasión nunca murió, otras comenzaron a nacer y a tomar más de mi atención y de mi tiempo. Y así perdí gran parte de la sensibilidad que acompañaba mis ratos de lectura y escritura.
L: Te volviste indiferente...
K: No, lo que sentía no llegaba a ser indiferencia, porque cada vez que me aproximaba a las palabras lograba tener una vaga sensación de...de...
L: ¿De qué?
K: No encuentro la palabra, no sé cómo describir ese sentir sin dejar de decir tantas otras cosas, tantas otras sensaciones que van unidas a él. Y ese, exactamente, es mi punto. Al reinventarme, al encontrar nuevas maneras de expresión, creo haber perdido buena parte de la capacidad de hacerlo por medio de las palabras.
L: Tal vez tengas razón, tal vez es cierto que al cambiar también dejamos de lado otras partes de nosotros mismos que no queremos perder. Pero en este caso, tu caso, creo que te equivocas. Escúchate y léete y verás que tengo razón.
K: Todo lo que escribo son palabras vacías, y eso no es suficiente para mí. Detrás de cada frase debe ir una vivencia, una sensación que la fortalezca, ya sea para el lector o para el escritor. Si ninguno puede engancharse con lo lee o lo que escribe, respectivamente, entonces el contenido ha fallado en expresar lo que debería, y lo que queda son solo oraciones despojadas de significados. Lo que importa, lo que finalmente debe prevalecer, no es la palabra por sí sola, sino también la emoción que le da vida y la que se genera a partir de aquélla.
L: Puede que sea como dices, pero también es cierto que lo que alguna vez se extravió puede volver a encontrarse.
K: Precisamente por eso escribo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Ser en la comunicación

Fuente: http://fc06.deviantart.net/fs39/f/2008/329/0/c/Conversation_by_Mimy0318.jpg

People are strange
When you're a stranger

--People are strange, de The Doors


A lo largo del día uno puede haber entablado muchas conversaciones, no necesariamente aburridas ni con personas poco importantes, pero en algunas de aquellas puede sentirse que algo falta, que si bien existe una buena comunicación no siempre se da con espontaneidad, que las palabras no llegan con suficiente naturalidad. Es casi como una conversación forzada, un intercambio verbal (o escrito) entre dos o más personas que no brinda mayor placer. Pero también hay conversaciones del tipo opuesto, en las que es muy fácil hablar y relacionarse, conversaciones donde las palabras salen por sí solas, todo fluye con facilidad, no es necesario pensar demasiado en qué se dirá a continuación y el tiempo pasa volando sin que uno se dé cuenta. Por todo ello, creo que encontrar a una persona con quien se pueda hablar de esta manera es haber encontrado a alguien con quien podremos ser nosotros mismos. Y esa clase de vínculo es incomparable.

martes, 5 de febrero de 2013

Redescubrimientos

Fuente: http://fc07.deviantart.net/images/i/2003/47/8/2/Music.jpg

You can reinvent your world
Anytime you like

--To be alive again, de Journey


Unos años atrás, mientras escuchaba música en la casa de una vieja amiga, noté que su lista de canciones rebasaba las cuatro mil, lo cual me impresionó muchísimo. Por ello, a partir de ese día, comencé a conseguir tantas canciones como me fue posible, siempre y cuando pertenecieran a artistas que disfrutara escuchar y no simplemente música al azar. Hoy mi lista cuenta con más de ocho mil canciones, pero lo mejor de todo no es haber superado a mi amiga, sino toparme ocasionalmente con alguna canción que no he oído en mucho tiempo y volver a disfrutarla como si la estuviese escuchando por primera vez. En especial alguna de las que aquella compartió conmigo.

viernes, 1 de febrero de 2013

Yo soy... (cuarta parte)

Fuente: Archivo personal

You can always look at the negative
But you should always live in the positive
So I try every day to live that way

--Positivity, de Stevie Wonder


Hoy quise darle un vistazo a aquello por lo que me rijo, por una de las más fuertes ideas que me conforman, por esa filosofía de vida por la que tanto abogo y que trato de aplicar tan frecuentemente como me es posible. Esta mirada surgió a partir de una vivencia reciente que me hizo dudar de mí mismo y que me llevó a pensar por qué me percibo y me muestro como una persona positiva, teniendo en cuenta que a veces puedo actuar o sentirme de forma contraria.

Como ya lo he escrito antes, unos años atrás me encontraba lejos de ser optimista, inundado por pensamientos nocivos y destructivos, lleno de rencor hacia los demás, muchas veces sin que existiera una verdadera causa para ello. Mis experiencias pasadas me llevaban a tener una noción en extremo negativa de la gente, a desconfiar de ella, a pensar que siempre podía haber una intención oculta en sus acciones que terminaría por ocasionarme daño. Así perdí más de una amistad. Sin embargo, de la mano con todo este enojo, iba un deseo enorme de ser feliz. Sé que suena cursi y hasta idealista de sobremanera, pero era algo a lo que me aferraba fuertemente y sobre lo que discutía con frecuencia con el psicólogo con quien conversaba.

Con el pasar del tiempo todas estas ideas fueron desapareciendo. Todo el resentimiento que guardaba en mi interior fue transformándose. Mi visión del mundo se tornó mucho más positiva. ¿Qué ocasionó este cambio? No sucedió de la noche a la mañana, sino que fue consecuencia de decisiones erradas y vivencias muy intensas a lo largo de todo un año. Lo que viví, y principalmente lo que sentí, me hizo mirarme de verdad y reflexionar sobre lo que estaba haciendo con mi vida, con pensamientos, palabras y actos tan destructivos que de a pocos me iban convirtiendo en una persona enemistada con todo y todos, y en especial conmigo mismo. A partir de una situación en particular, la más difícil por la que alguna vez he pasado (y eso es decir poco), descubrí que nada sería igual de complicado, que desde ese punto en adelante sería capaz de todo.

Y así nació mi optimismo. O, quizás más acertado sería decir que así pude sacarlo del lugar en donde lo guardaba. Pero si bien los últimos años he vuelto a tener fe en las personas y en mí mismo, a veces me cuesta mucho mantenerme fiel a mis ideales. En ocasiones saco a relucir esos viejos pensamientos y actos negativos, y son mis seres queridos, familiares y amigos, quienes resultan más dañados, como recientemente ha sucedido. Este suceso me hizo dudar de mi actitud positiva, me hizo creer que tal vez la manera optimista con que he elegido ver el mundo es solo una máscara que un día me puse para esconder quien verdaderamente soy. Tal vez mis ideas son forzadas, creadas como una excusa o perdón, como un arma para protegerme de la realidad. Tal vez el deseo de ser feliz me empujó a engañarme y hacerme creer que al fin había conseguido serlo.

Pero todas ellas solo eran ideas producidas por la inseguridad, el tipo de cosas que a veces saturan mi cabeza y nublan mi juicio cuando paso por momentos de dificultad. Si alguna vez me puse una máscara, hace mucho que me deshice de ella; la realidad puede ser dura, y a veces se contradice con mi forma de ver el mundo, momentos en los que puedo flaquear, pero al final del día me mantengo firme, y mis ideales también. Y sé con seguridad que no soy feliz, pero sí me encuentro satisfecho, agradecido y orgulloso de haber hecho el esfuerzo de cambiar, de elegir el camino que me acerca a la felicidad en lugar de alejarme de ella. Soy una persona optimista y realista a la vez, soy quien siempre ve lo bueno en medio de lo malo incluso cuando es difícil notarlo, quien tiene esperanzas a pesar de todo. Y eso no solo es un hecho, es una promesa que me hago a diario.

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