sábado, 30 de octubre de 2010

Seamos pragmáticos


I'm not crazy, I'm just a little unwell
I know, right now you can't tell
But stay awhile and maybe then you'll see
A different side of me

--Unwell, de Matchbox Twenty


S: Hola.
T: ¡Hola! ¡Qué bueno verte!
S: ¿Cómo estás?
T: Bien, todo muy bien. ¿Tú qué tal?
S: Pues... La verdad es que podría estar mejor. Ando sin chamba desde hace un mes; me despidieron por llegar tarde cuatro días seguidos, todo porque mi ex-mujer se quedó con el carro después del divorcio y ahora tengo que movilizarme en combi. No me alcanza ni para tomar taxi... Trataba de despertar más temprano, pero el perro de al lado ladra toda la noche y es imposible dormir tranquilo, así que termino durmiendo de más. Estas semanas estoy que busco trabajo, pero ando sin suerte. Nadie parece interesado en contratarme y, lo que es peor, los amigos que me debían favores se han desaparecido. Tampoco sé durante cuánto más pueda seguir pagando el alquiler de mi departamento con lo que me queda en el banco. En fin, ya veré qué hago.
T: No tenías que contarme la historia de tu vida.
S: Entonces la próxima vez no preguntes.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Pienso que pienso


Let your mind drift beyond this show
Flowing thoughts below

--Lubricious thoughts, de Twilightning


Ayer tuve una interesante clase de psicología en la que se tocó el pensamiento lateral, tema que me ayudó a entender muchas ideas sueltas que tenía revoloteando en mi cabeza.

Básicamente, el pensamiento lateral es una forma de resolver problemas "fuera de la caja", es decir, con ideas creativas y divergentes en lugar de lógicas, como pensar en aquello que podría no ser obvio. Creo que un ejemplo lo explicaría mejor. Utilizando el que se hizo en clase, uno debe pensar en todos los usos posibles para un cuchillo. Están los más comunes, para cortar, untar o pelar; otros más originales, como para rascarse, limpiarse las uñas o colgar ropa; y, los del tercer tipo, propiamente relacionados al pensamiento lateral, serían para aplastar un edificio, pintar un elefante o hasta para jugar canicas. La idea es que nunca se especificó cómo era el cuchillo, por ello los usos posibles son muchísimos.

En clase se mostró un video en el que se menciona una investigación realizada a niños de varias edades donde se encuentra que el pensamiento lateral es muy fuerte en los más pequeños y va reduciéndose con el pasar de los años, mientras van siendo educados. Esto me hizo recordar un post que escribí hace más de un año en el que hacía cierta alusión a la realidad y al pensamiento de los niños (sé que por ahí tengo otro que es más específico, pero no lo encuentro), pues pensé que era similar a la idea del perro volador. Al crecer, el niño descubre que no existe tal cosa en la realidad, por lo tanto se ajusta a un modelo "normal" de perro y le cuesta imaginar situaciones que involucren uno que vuele.

Todo este tema me ayuda, también, a unir lo que escribí hace unas semanas en otro post, en el que trataba de explicar sobre las ideas que solía tener, bastante cercano a una aproximación de pensamiento lateral. Tal vez por ello no me sienta mal al pensar así, y hasta me cause cierta molestia tener que adecuarme a un medio que exige y, tal vez no explícitamente, impone un pensamiento convergente o lógico. Hay un video (que nos mostraron a medias en clase), que explica mucho de lo que tengo en mente, especialmente los sistemas educativos en las escuelas y cómo no son tan eficientes como podrían serlo, considerando que están estructurados tal y como fueron concebidos en el siglo XVIII.

Aquí se los dejo (trataré de encontrar una versión en español):

sábado, 23 de octubre de 2010

Donde en paz descansa el alma


I understand about indecision
But I don't care if I get behind

--Peace of mind, de Boston


Hace unos días almorcé con mi primo Daniel, a quien veo muy de vez en cuando y con quien comparto muchos recuerdos y experiencias. Ese día mencionó un hecho en particular que me hizo volver muchos años atrás, cuando tenía alrededor de ocho o nueve años.

Recuerdo que una de las cosas que nos encantaba hacer cuando iba a su casa era armar lo que llamábamos "carpas", pequeños fuertes que construíamos con lo que encontrábamos a la mano, como mesas, sillas, alfombras, sábanas, juguetes y hasta una estructura con columpios y un tobogán que solía tener. La idea de estas carpas no era utilizarlas para jugar a algo en particular, sino el solo hecho de armarlas era el motivo de diversión, lo cual ahora me causa mucha curiosidad, considerando el enorme potencial de análisis psicológico que hay en esta actividad.

Pero no me detuve con esta serie de recuerdos en particular, sino que pasé a pensar en cada momento de mi vida en el que llevé a cabo actos similares, y fue así como llegué a un episodio en particular en el que debía tener alrededor de cuatro o cinco años de edad, probablemente la primera vez que hice un fuerte y que probó ser de utilidad. Recuerdo que llegué del nido y mi papá me presentó a la pequeña hija de unos amigos suyos que habían ido a la casa, e inmediatamente después de saludarla (con renuencia) salí corriendo de ahí para no tener que jugar con ella. Me escabullí por pasadizos y cuartos, me escondí debajo de mesas y cortinas, todo el tiempo perseguido por la persistente niña, hasta que conseguí llegar al patio, donde tenía armado el fuerte, un espacio pequeñísimo (acorde a mi estatura) al que entré y donde permanecí inmóvil esperando pasar desapercibido. Y efectivamente sucedió así, la niña ni me vio y volvió con sus papás. De todas formas tuve que jugar con ella después (y hasta recuerdo que me sentí un poco triste cuando tuvo que irse), pero el escondite cumplió su cometido.

Le he dado muchas vueltas al asunto, tomando en cuenta que la anécdota anterior es solo una de las muchas en las que usé algún tipo de refugio, ya fuese para escapar de algo, para sentirme seguro o para recolectar mis ideas y darme un tiempo para pensar. Quizás en la actualidad ya no construya lugares físicos en los cuales encuentro cobijo y protección, pero sé que sí creo espacios mentales en los que puedo detenerme, sopesar la situación y actuar de manera adecuada. Además, como ya había mencionado en otro post, utilizo otra clase estrategias para sobrellevar el estrés y la presión del día a día. Es curioso cómo una pequeña experiencia del pasado puede tener repercusiones tan fuertes en el resto de la vida.

jueves, 21 de octubre de 2010

Rodilla con rodilla


Just when you think you lose sight of your heart and your mind
You're in the game again

--The game, de Bigelf


Hace casi exactamente dos años pasé por un momento similar al que he pasado anoche y la mañana de hoy. Después de dos meses sin poner pie en una cancha de fútbol, me animé a jugar de nuevo, aunque tomándomelo con calma para poder dedicar la mayor parte mis energías a las salidas en bicicleta.

Desgraciadamente, ayer, durante el primer partido, me sentía tan bien de regresar a pelotear que no medí mi nivel de esfuerzo y jugué de manera más osada, por lo que terminé golpeándome fuertemente la rodilla izquierda. Desde que salí cojeando de la cancha hasta que llegué adolorido a mi casa no dejé de pensar que tal vez el golpe había tenido un impacto mayor que solo hinchazón, que quizás me había roto un hueso y que no podría volver a montar bicicleta o jugar fútbol, en el mejor de los casos, hasta dentro de unos meses. Al día siguiente fui a la clínica angustiado, creyendo que saldría de allí con un yeso cubriendo mi pierna y muletas bajo los brazos, pero, felizmente, no fue más que con pastillas y un gel anti-inflamatorio.

Lo peor de todo no fue el dolor, eso puedo soportarlo (y debo seguir haciéndolo por unos días más), sino hacer a un lado los pensamientos negativos que invadían mi cabeza y que no me dejaron dormir tranquilo. Es la segunda vez que me daño la rodilla, y la segunda que temo no volver a montar bicicleta o, peor aún, caminar de nuevo. Incluso volví a pensar en una posible amputación. Sólo con imaginar mi vida en una silla de ruedas comencé a deprimirme, tuve una sensación de impotencia tremenda y me molesté conmigo mismo por haber ido a jugar fútbol en lugar de hacer otra cosa. Pensaba en qué cosa podía haber hecho diferente que hubiese cambiado lo sucedido.

Ahora ya estoy más tranquilo sabiendo que no es nada grave, pero estas experiencias vuelven a señalarme la fragilidad de la vida y cómo sucesos fuera de nuestro control pueden presentarse en cualquier momento. Los peores accidentes más comunes jugando fútbol pueden llegar a ser romperse la pierna, pero montar bicicleta en una ciudad como Lima tiene consecuencias mucho más graves, y realmente me asombra cómo sigo en pie a pesar de las mil veces que pueden haberme atropellado por un control ajeno al mío.

Unos días en reposo no es insoportable considerando cuántas otras situaciones podrían haberse dado, pero definitivamente extrañaré mi bicicleta todo ese tiempo, y no tanto los partidos de fútbol. Lo que me hace pensar, ¿regresaría a pedalear inmediatamente después de haberme recuperado de una lesión causada por manejar bicicleta o quedaría desencantado con el ciclismo por un tiempo? Considerando experiencias previas y la pasión que tengo por ese deporte, sé que estaría bicicleteando el mismo día que dejase de sentir dolor.

domingo, 17 de octubre de 2010

Yo soy... (segunda parte)


Without the mask, where will you hide?
Can't find yourself lost in your lie

--Everybody's fool, de Evanescence


Pensaba en cómo puede uno describirse. Puede hacerse de acuerdo a sus intereses, metas, gustos, valores, cualidades, defectos, aversiones y cualquier otra característica que haga mención a la propia personalidad. Todo ello más cercano al "cómo soy". Además, uno puede presentarse a gente que recién conoce de acuerdo a lo que se dedica o al trabajo que desempeña, como estudiante, ama de casa, empresario, publicista, pintor, etc., de la mano con el "qué hago". Y una tercera manera de describirse es la que depende de los otros, es decir, cómo los demás nos perciben y qué relación tenemos con ellos, referido al "quién soy para el resto".

Sobre el primer punto no tengo mucho que decir. Sobre el segundo mencionaría que me cuesta etiquetarme respecto a lo que hago, pues soy una variedad de cosas, algunas que preferiría no ser, otras que apenas soy (dibujante) y otras que soy más (escritor, ciclista, fotógrafo) pero que son ensombrecidas por la mayor etiqueta de todas, 'estudiante', de la que no me siento especialmente orgulloso. Pero es sobre el tercer punto que quiero hablar.

Creo que ya lo había mencionado antes en algún otro post, cómo podemos hacernos una idea de los demás y tratarlos de esa manera a pesar de que puedan no ser como creemos. Esto me sucedía muy a menudo cuando tenía nociones más pesimistas de la gente, antes de conocer a alguien solía ver a la persona con sus características negativas acentuadas, características que la mayoría de veces eran incorrectamente adjudicadas. O se da un caso análogo de manera contraria, algunas personas me consideran arrogante o desinteresado por no socializar mucho o por no devolver saludos, cuando en realidad esto se debe a mi timidez y al hecho de que puedo llegar a ser muy distraído.

Con esto quería llegar a una peculiar frase de Milan Kundera que volví a leer hace poco: "En la medida en que vivimos con gente, no somos más que lo que la gente piensa que somos". Nuestra conducta, lo que decimos y hasta lo que unos dicen a otros sobre nosotros es lo que en definitiva somos para el resto, a pesar de que quizás uno mismo no se piense de esa manera. Esto puede desencadenar en muchas malinterpretaciones, pero creo que el mayor peligro es comenzar a actuar de determinada manera esperando dar una imagen específica, imagen que realmente no nos define pero que causa las reacciones que esperamos en los otros, quizás hasta teniendo una falsa sensación de satisfacción o aceptación. Todo ello con el riesgo de ir perdiendo noción de quién se es realmente.

A lo que voy es que uno debe mostrarse auténtico y no actuar siempre en base a las expectativas de los demás. Es interesante notar que el hecho de que las personas nos pongamos máscaras es una práctica humana de carácter adaptativo, es decir, nos hace bien ser "falsos" de vez en cuando, pues así nos protegemos de las amenazas del mundo. Sin embargo, habría que preguntarse, ¿el mundo es amenazante de por sí, o el que nos mostremos de una manera que realmente no somos es lo que lo finalmente lo vuelve así?

martes, 12 de octubre de 2010

Tentaciones


Sinner or saint, for me it's all the same
I have grown so tired of this masquerade

--Morpheus in a masquerade, de Magic Kingdom


Q: Hoy tenía unas ganas increíbles de escribir, sabes.
R: ¿Y por qué no lo hiciste?
Q: Porque los motivos que me impulsaban a hacerlo no brotaban de mí, sino de factores completamente ajenos.
R: Siempre podías haber desempolvado alguna máscara y aprovechar el anonimato para escribir por medio de mentiras.
Q: Eso hubiera supuesto regresar a lo que alguna vez fui, y una vez tras la identidad falsa quién sabe cuántas más habría asumido, cuánto más hundido hubiese terminado.
R: Pero si lograste encontrarte una vez, ¿eso no implicaría la capacidad de volver a hacerlo?
Q: Cuando se tiene la habilidad para ser cualquiera, cuando puedes ser todos, eres nadie a la misma vez. Regresar de ese estado es prácticamente imposible, por eso no pienso arriesgarme a poner máscaras sobre mi rostro nuevamente cuando sé que abusaré del poder que supone tener una identidad falsa.
R: Entonces... ¿Qué harás para escribir si las ganas son impuestas?
Q: Pues lo más evidente. Simplemente no lo haré.
R: ¿Y dejarás la página en blanco?
Q: Cada vez que sea necesario.

domingo, 10 de octubre de 2010

El mundo de los sueños (segunda parte)


Made a note of it
Did you write it on your hand?
Put a name on it
To help you understand

--Futures, de Zero 7


No sé si lo he mencionado antes, y si no lo he hecho quizás sea por las mismas razones que dudé antes de decidirme a escribirlo ahora. Sí he dicho incontables veces cuánto me guío por señales que en apariencia podrían no ser más que coincidencias, y con ello ya siento que muchas personas dejan de tomarme en serio o comienzan a considerarme loco, aunque lo dejan pasar como una tonta ocurrencia mía o hasta como una excentricidad. Sin embargo, decir que puedo ver el futuro es una afirmación bastante más chocante y, probablemente, más difícil de pasar desapercibida. Sé que existe lo que se conoce como sesgo de confirmación (confirmation bias), pero las experiencias que he tenido se alejan considerablemente de este concepto.

Hace ocho años comencé a tener una sensación de que lo soñado, lo que experimentaba mientras dormía, se reproducía de manera moderadamente fiel en la realidad durante algunos de los días siguientes. No sucedía muy a menudo como para darle importancia, pero más adelante fue ocurriendo más a menudo, combinado con constantes sensaciones de lo que se conoce como "deja-vú". Pero no fue sino hasta hace cuatro años que estuve totalmente convencido de que podía ver el futuro, después de soñar que me rompían los dientes de un puñetazo y que me los componían con una dentadura especial y ver, días más tarde, una película en la que al protagonista le sucedía exactamente lo mismo. Si antes dudaba de que pudiera ver el futuro debido a sucesos mayoritariamente comunes que podrían pasarle a cualquiera en cualquier momento, esta situación particular me hizo adquirir plena seguridad sobre lo que podía hacer.

Durante mis últimos años en el colegio traté incansablemente de probarles a mis amigos que tenía esta habilidad. Todos los días escribía lo que soñaba, se lo mostraba a mis compañeros y nos pasábamos los días siguientes viendo si algo de lo escrito se hacía realidad. Como yo les explicaba que no tenía control sobre lo soñado y que mucho de lo que predecía no me sucedía a mí, así como el hecho de que siempre había alguna manera de que yo supiese que algo pasaría de antemano, nunca pude convencerlos. Lo más cerca que estuve de hacerlo fue cuando soñé que participaba en una competencia de natación y que le ganaba por unos segundos a una chica de mi promoción, quien al día siguiente mencionó haberse inscrito en natación como deporte que practicaría para el curso de Educación Física del colegio. Como había una lista en una de las vitrinas de la secretaria donde salía esta información y yo siempre llegaba entre los primeros al colegio, mis amigos asumieron que inventé la historia tras revisar dicha lista.

Desde entonces he intentado refinar esta habilidad, he escrito día tras día todo lo que he soñado hasta el más pequeño detalle por insignificante que pareciese y he tratado de relacionarlo con la realidad que sucedió y precedió al sueño, pero no he conseguido mejorarla. Especialmente porque, como dije, no tengo control sobre ella, no ocurre cuando me lo propongo y no siempre recuerdo el sueño durante todo el día o durante los siguientes. Es un asunto al que le doy muchísima importancia, no porque predomine en mi vida (últimamente no me he percatado de ningún tipo de premonición) o porque sienta que me hace especial o diferente del resto, sino porque es un aspecto al que podría sacarle provecho y no puedo.

Ya no busco probarle nada a nadie, por un lado porque hasta el momento no he podido, y quienes me creen lo hacen sin haberles mostrado evidencia; y por otro, he dejado de hacerlo, principalmente, porque estoy seguro de que puedo ver el futuro, no importa cuán estúpido o jalado de los pelos pueda sonar eso. Pero, por si las dudas, anoche soñé que me raptaban, así que estaré atento a mencionarlo si llega a suceder y vuelvo a tener oportunidad de escribir algo aquí.

*       *       *

Para leer sobre que sueño, les dejo la dirección de mi otro blog: http://dormido-bajo-la-luna.blogspot.com/

viernes, 8 de octubre de 2010

Toda la música


There's no turning back
'Til the day when the mission's complete

--The mission, de Royal Hunt


Hace seis meses inicié un proyecto con la finalidad de identificar mis 101 canciones favoritas de entre un sinnúmero de artistas, el cual nació luego de que me muchas veces me preguntasen por la que más me gustaba y yo no supiese qué responder. Puedo enumerar algunas de ellas sin tener que recurrir a este proyecto, pero sé que tengo más de cien canciones preferidas, y varias dependen del estado de ánimo en el que me encuentro y de la cantidad de veces que las llevo escuchando en un determinado lapso de tiempo.

Años antes de empezar con el proyecto, la mejor manera que encontré para descubrir grupos musicales y solistas era conseguir toda su discografía, escuchar tema por tema y quedarme con los que más me agradaran. De esta manera, como me decía, no dejaría pasar ni una sola canción que pudiese coronarse como mi nueva favorita. Es por ello que he regresado a utilizar este método, para ir añadiendo nuevas a la lista que ya tengo. Adicionalmente, he ido pidiendo a mis amigos recomendaciones sobre músicos que les gusten o que piensan que podrían gustarme para no sentir que estoy dejando de lado algunos por no conocerlos o por algún sesgo en mis gustos. Hasta el momento tengo casi 6000 canciones, de una enorme variedad de artistas, pero me faltan revisar todavía muchos más antes de continuar.

La manera en que estoy llevando a cabo este proyecto es revisando la discografía que ya ha pasado por una primera filtración; es decir, luego de escuchar todas las canciones de un artista y quedarme con las mejores, reviso estas últimas y me quedo con las mejores de las mejores. Para darle un poco de objetividad a este proceso, he diseñado una especie de regla en la que no debo elegir más de la mitad de canciones de un grupo musical. Por el momento me encuentro en esta primera parte del proyecto, todavía revisando bandas cuyos nombres comienzan con la letra F. Una vez que termine esto, con aproximadamente 4000 temas, iniciaré la segunda parte, que consta de escuchar estas canciones y evaluarlas del 1 al 10 de acuerdo a diez ítems. Y así, una vez que tengan puntajes, me quedaré con las mejores puntuadas.

Cuando empecé a hacer esto me dije que no solo requeriría tiempo sino también fuerza de voluntad para no dejarlo de lado. He calculado que, de seguir trabajando en este proyecto una a dos horas semanales como lo llevo haciéndo los últimos seis meses, me tomará un año y medio más poder concluirlo. Puede parecer como una tarea con poca o nula trascendencia, o al menos así lo veía pasados unos meses luego de iniciada, pero me he convencido de que todo esto no solo acrecentará mi visión y conocimiento de la música, sino que también me ayudará a conocerme un poco más. Una vez que consiga esas 101 canciones, veré de anotar algunas aquí.

lunes, 4 de octubre de 2010

El mundo de los sueños


I'm no stranger to this place
Where real life and dreams collide


--Keep the dream alive, de Oasis


Me ponía a pensar, a causa de una serie de sucesos y reflexiones pasados, en la vida en general y nuevamente en la felicidad. De igual manera, pensaba en las responsabilidades de la vida diaria, en las demandas sociales y culturales, y en formas de lidiar con los problemas. De todo ello pude sacar una idea que tendría que pulir un poco más, pero que de todas formas me gustaría poner aquí.

De chico mi familia siempre me decía (a grandes rasgos) que la vida es dura, que no tenía idea de lo que me esperaba; de más grande no sólo continuaron mencionando lo anterior, sino que también comenzaron a decirme que la vida me aplastaría si no me preparaba adecuadamente, y que debía comenzar a vivir más en la realidad. Al principio tomé estas palabras con un gran temor por el futuro, como si la vida se iniciara tras terminar de estudiar y los primeros años en el mundo no fuesen más que una etapa preparatoria para el horror por el que tendría que pasar luego. Hoy entiendo que no hay nada de malo en tener miedo, y también que no hay razón para tenerlo.

Hay mucho que me gustaría mencionar sobre todo esto, pero me concentro específicamente en la parte sobre "la realidad". Si tuviese que describirme en una palabra diría que soy soñador, y creo que gran parte de mi vida he destacado por esa característica en particular. Si bien nunca tuve un tigre como amigo imaginario siempre me ha sido muy fácil crear mundos y distintas realidades en mi cabeza, todo ello plasmado en cuentos, juegos y dibujos que básicamente me dirigen desde que tengo capacidad de pensar.

El lado parcialmente negativo de esto es que a veces suelo mezclar realidad con fantasía, siempre dentro de los límites de lo normal. A lo que me refiero es que puedo valorar el mundo real en base a ideas que quizás no se ajusten con él, ideas que pueden encontrarse en muchísimas de las cosas que llevo escribiendo en este blog y que ejemplifican lo que digo. Tal vez la mejor manera de ponerlo sea diciendo que, tras darle vuelta a todos esos temas que mencioné en el primer párrafo, no hay razón para pensar que la vida aplastará a aquellos que ocasionalmente vivimos en nuestro propio mundo. Entiendo y acepto que debemos despertar de nuestros sueños, pero si hay algo que sé especialmente bien es que nada nos impide traer un poco de ellos con nosotros. De no poder hacerlo, entonces realmente podría decirse que la vida es abrumadora.

viernes, 1 de octubre de 2010

Yo soy...


Lines
Are clearly defined,
"Never lose sight of
Something you believe in"


--As I am, de Dream Theater


Ya había mencionado que he sido tímido la mayor parte de mi vida (aún hoy creo serlo, aunque en mucho menor medida que antes), así que muchos suelen verme como una persona silenciosa, calmada y metida en su propio mundo, lo cual sólo es una verdad a medias. Esto suele tener como consecuencia que varias personas gusten de mi compañía cuando se sienten mal o cuando quieren ser escuchadas, y que otros dirijan sus bromas (amigables y a veces no tanto) hacia mí. Y es así como llego a la conclusión de que ambos tipos de acciones, aunque diferentes, denotan un mismo pensar por parte de cada una de las personas que las realizan: no soy una amenaza.

Alguna vez me dijeron que mi personalidad irradiaba paz, que mi voz baja y andar lento expresaban una paciencia enorme. No sé si esto sea del todo correcto, especialmente porque a pesar del exterior que puedo demostrar no considero estar del todo en paz conmigo mismo, pero me ayudaría a entender por qué soy blanco de burlas amigables o por qué mi presencia puede simbolizar cierta tranquilidad. Me causa gracia que algunos amigos, usualmente hombres, me tomen de punto para sus bromas cuando estamos en grupo y que no se sientan satisfechos cuando no me siento aludido ni molesto.

A lo que voy es que no me da miedo exponerme cuando se trata de amistades, no me incomoda mostrarme vulnerable ni hacer el ridículo. Al menos es así la mayoría del tiempo. Tengo ideas fuera de lo común, me gusta música que podría poner mi masculinidad en discusión, sé que muchos de mis chistes serán mal recibidos y aún así los digo; no sentiría que fuese yo mismo, que soy auténtico, si oculto lo que pienso. A veces me cuesta, también tengo mis momentos de inseguridad, pero por lo general soy como quiero ser. La cosa es muy diferente cuando se trata de la familia o de personas que recién comienzo a conocer, pero ese ya es tema de otro post.

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