jueves, 21 de octubre de 2010

Rodilla con rodilla


Just when you think you lose sight of your heart and your mind
You're in the game again

--The game, de Bigelf


Hace casi exactamente dos años pasé por un momento similar al que he pasado anoche y la mañana de hoy. Después de dos meses sin poner pie en una cancha de fútbol, me animé a jugar de nuevo, aunque tomándomelo con calma para poder dedicar la mayor parte mis energías a las salidas en bicicleta.

Desgraciadamente, ayer, durante el primer partido, me sentía tan bien de regresar a pelotear que no medí mi nivel de esfuerzo y jugué de manera más osada, por lo que terminé golpeándome fuertemente la rodilla izquierda. Desde que salí cojeando de la cancha hasta que llegué adolorido a mi casa no dejé de pensar que tal vez el golpe había tenido un impacto mayor que solo hinchazón, que quizás me había roto un hueso y que no podría volver a montar bicicleta o jugar fútbol, en el mejor de los casos, hasta dentro de unos meses. Al día siguiente fui a la clínica angustiado, creyendo que saldría de allí con un yeso cubriendo mi pierna y muletas bajo los brazos, pero, felizmente, no fue más que con pastillas y un gel anti-inflamatorio.

Lo peor de todo no fue el dolor, eso puedo soportarlo (y debo seguir haciéndolo por unos días más), sino hacer a un lado los pensamientos negativos que invadían mi cabeza y que no me dejaron dormir tranquilo. Es la segunda vez que me daño la rodilla, y la segunda que temo no volver a montar bicicleta o, peor aún, caminar de nuevo. Incluso volví a pensar en una posible amputación. Sólo con imaginar mi vida en una silla de ruedas comencé a deprimirme, tuve una sensación de impotencia tremenda y me molesté conmigo mismo por haber ido a jugar fútbol en lugar de hacer otra cosa. Pensaba en qué cosa podía haber hecho diferente que hubiese cambiado lo sucedido.

Ahora ya estoy más tranquilo sabiendo que no es nada grave, pero estas experiencias vuelven a señalarme la fragilidad de la vida y cómo sucesos fuera de nuestro control pueden presentarse en cualquier momento. Los peores accidentes más comunes jugando fútbol pueden llegar a ser romperse la pierna, pero montar bicicleta en una ciudad como Lima tiene consecuencias mucho más graves, y realmente me asombra cómo sigo en pie a pesar de las mil veces que pueden haberme atropellado por un control ajeno al mío.

Unos días en reposo no es insoportable considerando cuántas otras situaciones podrían haberse dado, pero definitivamente extrañaré mi bicicleta todo ese tiempo, y no tanto los partidos de fútbol. Lo que me hace pensar, ¿regresaría a pedalear inmediatamente después de haberme recuperado de una lesión causada por manejar bicicleta o quedaría desencantado con el ciclismo por un tiempo? Considerando experiencias previas y la pasión que tengo por ese deporte, sé que estaría bicicleteando el mismo día que dejase de sentir dolor.

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