lunes, 28 de septiembre de 2009

La hora de los monos


I've seen pain, so much pain

In every shape and size

I feel scared, oh so scared for human kind

--What kind of animal

El problema de despertar tarde en la mañana de un día de semana no es llegar tarde a la oficina, sino enfrentarme a lo que ahora conozco como "la hora de los monos".
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Se me ocurren cientos de situaciones en las que puedo dar ejemplo de cómo el ser humano puede comportarse como un animal, cómo llega a un punto en el que olvida que es un ser pensante que coexiste con otros iguales a él y busca satisfacer sus necesidades a expensas de los demás, cómo regresa a un estado primitivo, salvaje. Hoy puedo agregar una más a la lista.
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El paradero más cercano a mi casa está debajo del puente Primavera, donde tomar un micro pasadas las ocho y media de la mañana se vuelve un caos tremendo. Por lo general prefiero caminar un poco más lejos y conseguir uno en un paradero anterior, pero de todas formas debo pasar por el puente y presenciar el espectáculo que se da cada día. Esta mañana, sin embargo, algo más captó mi atención.
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Como siempre, las personas esperaban al borde de la acera el siguiente carro que pasara. Una vez que uno llegase, la gente comenzaría a empujar y embestirse unos contra otros para poder subir y obtener un asiento o siquiera un lugar. Esto ya me había sorprendido antes, la fiereza con que algunos se abalanzan al micro, la falta de orden, la desesperación por no tener que seguir esperando otra combi. Pero ahora vi algo que me dejó especialmente asombrado, molesto y hasta decepcionado. Una anciana que apenas podía sostenerse a sí misma se encontraba en medio de la multitud tratando en vano de hacerse paso, pero resto de personas no la dejaba pasar, solo seguían avanzando, empujando, tratando de meterse al carro antes que los otros. Yo hubiese creído que en el momento en el que la señora cayó al suelo se habrían detenido a ayudarla o al menos habrían hecho algo, pero solo una chica lo hizo, el resto ni la tomó en cuenta, no se percataron de que pudieron haberla pisado o golpeado o algo mucho peor. Felizmente la señora se encontraba bien, un poco alterada, pero bien.
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Este suceso me dejó con el estómago revuelto. Hasta ese punto llegan los seres humanos cuando se trata de ser egoístas o desconsiderados, a ignorar a quienes los rodean, a no preocuparse por el daño que hacen. Definitivamente este no es el peor caso con el que me he topado o con el que podría expresar una desilusión total con respecto a las personas, pero no dejo de pensar en lo de esta mañana ni en lo parecidas que se veían estas personas a monos, y hasta me apena usar de comparación a estos animales que no le han hecho nada a nadie.
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Me quedo con una pregunta: ¿Se habrían detenido si, por el contrario, la señora hubiese resultado herida?

viernes, 25 de septiembre de 2009

El que busca encuentra, y el que no también


I'm stepping through the door
And I'm floating in a most peculiar way
And the stars look very different today
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--Space oddity, de Star One


Hace ya algunas semanas me quejaba de mi mousepad por tener las esquinas rotas y estar un poco sucio, pero me decía que gastar en uno nuevo no era necesario, que podía usar una revista o un libro en su lugar, o que incluso podía seguir usándolo hasta que se rompiera por completo. Al final opté por conseguir otro, así que planeaba comenzar mi búsqueda este fin de semana. Sin embargo, hoy pasó algo curioso.
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He mencionado antes que uno de mis vicios es el chocolate, pero creo que nunca dije que mi favorito es Snickers. El problema con este dulce en particular es que es ligeramente caro, por eso no lo compro muy seguido, y si llego a hacerlo no me lo como todo en el instante. Hoy se me antojó uno, así que fui al grifo por él, además de que sabía de su actual promoción en la que se puede ganar varias cosas, entre ellas un mousepad, y pensé que no me vendría mal probar suerte.
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Tendría que haberme sorprendido cuando abrí el "abre-y-gana" y descubrí que mi premio era un mousepad nuevo, pero apenas sonreí como si todo el tiempo hubiese sabido que lo ganaría. Sí me pareció demasiado extraño que justo me tocara lo que quería, así que vacié la billetera y compré otro, esta vez deseando conseguir un "tomatodo" o por lo menos un mini-snickers, pero me tocó una aburrida muñequera.
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De todas formas salí del grifo contento y con el día hecho. No solo había obtenido lo que necesitaba desde hace ya un tiempo, sino que tenía en mi posesión dos barras de mi chocolate favorito, probablemente mejores que lo primero.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Nunca es demasiado tarde





So carry on

Don't give up

March on till the end
The road is long but you'll reach the final bend

--Just carry on, de Stratovarius
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Me encanta cómo la vida tiende a manifestar sus mensajes de las maneras más extrañas.
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Llevaba un tiempo considerando la idea de dejar a un lado la novela que estoy escribiendo debido a caminos sin salida con los que me estoy encontrando demasiado a menudo con cada nuevo capítulo. Las ganas de esforzarme por encontrar una solución a este problema habían disminuido hasta el punto de casi llegar a lo nulo, así que estaba listo para tirar la toalla y descansar un poco de la escritura.

Sin embargo, las cosas dieron un giro tremendo. Hoy fue a la oficina la esposa de mi jefe, o sea mi tía, a quien no veía en meses, y lo primero que preguntó luego de saludarme fue sobre cuándo escribiría una nueva novela. Me sorprendió muchísimo que tocara el tema, pero luego mencionó que se estaba mudando y que al guardar las cosas de su hijo encontró el primer libro que escribí. Le comenté del que estoy escribiendo y ella me animó a continuarlo asegurando que a su hijo le encantó el anterior.

Este pequeño episodio me puso a pensar toda la tarde. Luego de sacar los únicos cincuenta ejemplares de mi primera novela, hace cinco años, consideré que no era realmente buena, que a pesar de los recursos narrativos usados y el hecho de que la hubiese escrito a tan corta edad, la historia no era muy original y había muchísimos espacios vacíos en la trama. Algo parecido pensaba sobre la novela que escribo actualmente, que tal vez alguien en algún lugar del mundo ya ha escrito sobre lo que a mí recién se me ocurre plasmar en papel, o que mi estilo no es muy homogéneo a lo largo de la narración. Pero, uniendo estas ideas con el hecho de que al hijo de mi tía le gustó mi libro a pesar de todo, entendí que no tengo que ser perfecto para causar una buena impresión. Tal vez el chico no sea un crítico literario, pero me basta con que se haya entretenido.

Y así es como me quedo con la toalla antes de tirarla. Lo que tengo que hacer es dejar de ver este escrito como mi posible salto a la fama y comenzar a considerarlo como la primera novela seria con un argumento contundente y una temática estrechamente ligada a uno de mis más grandes intereses, la psicología. Empecé a escribirla con la intención de mandar un mensaje, no para ganar premios (que no me molestaría en aceptar si por casualidad consigo alguno), y creo que el reto es acabarla y listo, volver a tener la sensación de haber acabado algo grande y sentir satisfacción por ello.

Extraño mensaje el que me mandó la vida hoy, o quizás es solo una coincidencia a la que le he dado muchas vueltas. De una u otra forma, me hizo pensar, y eso es lo que cuenta.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Cinefilia crónica


I've seen so much



I'm going blind



And i'm braindead virtually

--Coffee and TV, de Blur


He descubierto que tengo un pasatiempo del que no me había percatado, o que, en todo caso, no lo había visto como tal.

Desde hace un buen tiempo llevo viendo películas casi diariamente. Lo que hago es elegir un actor o una actriz que me agrade y conseguir toda su videografía, sin importar fecha, género o popularidad. Comienzo viendo la película más antigua en la que haya actuado y de ella destaco uno que otro actor cuya videografía entera buscaré. Así voy viendo todas las películas, eligiendo nuevos actores en una que otra y aumentando mi colección.

Siempre me consideré un cinéfilo, pero creo que, hasta ahora, no me sentí como uno de verdad. Sin embargo, sé que mi conocimiento cinematográfico es bastante corto y se inclina mucho hacia lo que es Hollywood. Tengo muy pocas películas de directores independientes, y no por falta de interés, sino probablemente por no conocer a muchos ni tener referencias.


Una de las cosas que más me gustan de ver películas es que me entretienen. No trato de hacer un análisis crítico de las tomas, el diálogo o de la trama en sí, solo observo y me divierto. Pero si lo que estoy viendo resulta ser realmente aburrido (por más que haya ganado premios) o no le encuentro sentido por lo absurdo que puede ser entonces simplemente dejo de verlo. Felizmente esto último no sucede muy a menudo. Lo segundo que más me gusta es extraer el ocasional mensaje de algunas películas, ya sea el que el director trataba de expresar o el que yo mismo le doy.

En fin, puedo decir muchísimo de este tema, pero terminaré diciendo que, como ya llevo haciéndolo de vez en cuando, de seguro comentaré algún buen filme con el que me cruce y que sobresalga por cualquier razón que se me ocurra. Si esto recibe suficiente acogida, puede que hasta medite la posibilidad de crear un blog alterno en el que discuta únicamente este tema. Pero me estoy adelantando.

martes, 15 de septiembre de 2009

Otra para la colección


Be a good boy 
Push a little farther now 
That wasn't fast enough 
To make us happy 
We'll love you just the way you are if you're perfect

--Perfect, de Alanis Morissette


Estaba viendo la película "Thumbsucker", de Mike Mills, y me topé con una frase que me pareció estupenda, de repente un poco suelta y sin dar demasiados detalles, pero bastante profunda.

Quien la dijo fue Keanu Reeves, definitivamente no uno de mis actores favoritos, y fue justo por eso que la impresión se acrecentó, el escucharlo decir tales palabras me sorpredió tanto como la frase en sí. En medio de un pequeño monólogo, explicó que las personas no somos perfectas y que por ello no tenemos idea de lo que hacemos, que solo podemos "adivinar, intentar, tener esperanza". Con esto no sé si estar del todo de acuerdo, pero lo que dijo al final sí lo tomo casi como una filosofía de vida. Básicamente dijo que nadie tiene la respuesta de la vida, y que el truco es vivirla sin una. Toda la película va de la mano con esta última frase, pues cada personaje pasa por una especie de viaje de autorrealización. 

Todo esto, trasladado a la vida real, me hace entender que no importa el tipo de problema, no importa la circunstancia, no estamos obligados a saber qué hacer o a siempre hallar la solución. Solo podemos "adivinar, intentar y tener esperanza" como los humanos que somos. Quizás pueda tomarse como una especie de resignación, utilizar nuestra naturaleza para explicar los errores que cometemos y estar en paz con nosotros mismos al decir que no podemos alcanzar nada mejor. Pero ese no es el punto. Se trata de no presionarnos a encontrarle salidas a todo, esforzarnos, poner tanto de nuestra parte como sea posible y aceptar que a veces no ganaremos como tanto lo esperábamos. Entonces, podría decirse que el truco es vivir la vida sin una respuesta, pero al vivirla ir acercándonos a una, aprender.

Ese, finalmente, es el punto: Aprender.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Pasando la página


Is this the real life?
Is this just fantasy?
Caught in a landslide
No escape from reality

--Bohemian rhapsody, de Queen


En un post anterior mencioné haber tomado una decisión, la cual he llevado a cabo ayer y sobre la que hablaré hoy.

Estuve debatiendo conmigo mismo si debía o no escribir al respecto en este blog, que tal vez se trataba de un tema demasiado personal y que por ello era mejor mantener en privado, o que quizás no iría acorde con el resto de cosas que llevo anotando aquí. Pero luego de meditarlo concluí que justamente de este tipo de cosas es que se trata este espacio, de experiencias de la vida real, asuntos que no solo me permiten encontrar desahogo y hasta otro tipo de mirada al escribirlos sino que también pueden ayudar de alguna manera a quienes lo leen. Y creo que eso es básicamente lo que busco al escribir en este blog, tratar de hacer la diferencia en la vida de al menos alguien a través de mis aciertos y errores, casi como tratando de enseñar con mi ejemplo, si es que tiene sentido.

Hace casi un mes mi mamá apareció de vuelta en mi vida luego de nueve años de ausencia. Ella, de una forma u otra, ha sido una gran influencia para mí, y el que hubiese vuelto supuso un choque emocional tremendo, tanto así que literalmente me desconecté de la realidad por un buen tiempo. Si mis días ya estaban algo complicados, su llegada los enredó aún más, hizo que me planteara asuntos para los que no me sentía listo. En resumen, me tomó por sorpresa y posiblemente en el peor de los momentos. Lo que hace de esto un tema serio es que ella no se ausentó por motivos de viaje, ni encarcelamiento ni nada que de pudiese evitar acercarse a mí de forma alguna, sino porque ella misma lo decidió así sin que yo ni nadie le diésemos razones para ello. Y he ahí el problema.

¿Qué es más grande que el amor de una madre por sus hijos? Esta pregunta, para mí, tiene como única respuesta lo siguiente: NADA. Nada se compara con ese tipo de amor, nada de lo que alguna vez haya  escuchado, visto o vivido. Por eso me hace plantear otra incógnita: ¿Por qué mi madre me abandonó, siendo el amor de una madre el más grande amor que conozco? Lamentablemente, incluso con ella de vuelta, no puedo encontrar solución a esto, no hay explicación que pueda ni acercarse a definir qué hizo que mi mamá se alejara por tanto tiempo (y no por primera vez). Hay muchos detalles que omito, vivencias, problemas anteriores y relatos de mis otros familiares que podrían como mucho despejar un poco las dudas, pero la verdad es que nunca pueda realmente responder esa pregunta, y admito que cada día va importándome menos.

Mi decisión, en definitiva la decisión más difícil que alguna vez haya tomado, no fue simple siquiera de considerar. Mi error fue que desde un principío quise hacer lo correcto, pero luego de conversarlo con algunas personas cercanas comprendí que este asunto no tenía nada que ver con lo correcto, sino con lo mejor. Me costó un poco notar la diferencia, pero al final entendí que por dejar de hacer lo correcto no estaría haciendo nada malo, no estaría escapando de mis problemas, sino que estaría haciendo lo mejor para mi, lo mejor para vivir feliz. Entonces llegó la parte más complicada, el llevar a cabo esa decisión, no solo tomarla, también hacerla acto. Y fue así como ayer le comuniqué a mi mamá que lo mejor sería que cada uno tome su propio camino y viva su vida por separado.

Cuando la vi después de tantos años surgió en mi una inmensa cantidad de sentimientos, muchos que no había experimentado antes y otros que no habían surgido de manera tan fuerte anteriormente. Miedo, nerviosismo, ansiedad y muchísimos otros más, pero los que no aparecieron y que brillaron por su ausencia fueron odio y amor. La falta de odio me hizo entender que no sentía ningún tipo de rencor hacia ella, que las cosas que hizo o que dejó de hacer, a pesar de haberme marcado tanto de manera negativa, no se las echaba en cara, es decir, no la culpaba. Es por ello que la perdoné, que no buscaba compensación alguna. Con relación al amor me tomó más tiempo reflexionarlo, pero después de pensarlo largamente comprendí que, a pesar de ser mi madre, a pesar de haberme concebido, para mí no era más que cualquier otro desconocido, un ser humano más en el mundo hacia quien no sentía ningún tipo de lazo. Esta fue la razón principal de mi decisión.

Mi mamá ha cometido muchos errores en su vida, y el abandonarme no es el peor, pero sí uno del que yo puedo ver arrepentimiento de su parte. Lo que quise desde un principio era decirle que la quería de vuelta en mi vida, abrazarla, pedirle que se quedara conmigo y que recuperáramos el tiempo perdido, que no era demasiado tarde para su acercamiento, que toda persona merece otra oportunidad. Pero todo ello solo era mi niño interior hablando, recordando la imagen que tenía de ella antes, muy diferente a la que tuve una vez que estuvo frente a mí luego de nueve años. Esta idea de reiniciar la relación madre-hijo parecía la correcta, requeriría esfuerzo pero sería lo mejor. Sin embargo, no lo es. No es justo ni para ella ni para mí, puesto que yo no siento nada hacia ella, no la considero realmente mi mamá, y porque sé que no ha cambiado, sé que volverá a alejarse de mí sin explicación alguna, quizás no mañana ni pasado ni en uno o dos años, pero como ya ha sucedido en más de una ocasión, un día desaparecerá de la faz de tierra nuevamente. Me gustaría pensar que no es así, pero solo estaría engañándome.

Y es por todo ello que ayer me despedí, con una enorme dificultad pero seguro de que estaba haciendo lo mejor. Toda esta situación me ha hecho plantearme muchísimas preguntas, he reflexionado como nunca antes y he aprendido montones de cosas, no solo de la vida en general, sino de mí y de dónde vengo. Como dije antes, no dudo de que hay personas que la deben estar pasando mucho peor que yo con problemas cien veces más difíciles con los que lidiar, pero esto para mí ha sido la experiencia de mi vida, de toda una vida, y me alegra saber que estoy más cerca de solucionar muchos de mis problemas, y no digo que ya están solucionados porque sé que esto todavía no termina. Este es apenas uno de los obstáculos que tendré que pasar en lo que me queda de existencia, pero se siente bien saber que nada es imposible; que lo bueno, cuando se consigue, se saborea mucho mejor luego de pasar por lo malo. Como un post demasiado largo que al fin encuentra término.
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[Cierro otro capítulo de mi vida con, posiblemente, una de las mejores canciones alguna vez compuestas.]

viernes, 11 de septiembre de 2009

Pantalones rectangulares


Look at the stars
Look how they shine for you
And everything you do
Yeah they were all yellow

--Yellow, de Coldplay


A: ¿Quién dirías que más ha marcado tu vida de forma positiva?
B: ¿Como un mentor o alguien a quien admire?
A: Claro. Tómate tu tiempo en contestar...
B: Muy fácil, Bob Esponja.
A: ¿Bob Esponja? ¿El dibujo animado?
B: ¡Ese mismo!
A: Pero... Eso es absurdo...
B: Todo lo contrario. Bob me ha enseñado que en el mundo hasta los tontos tenemos oportunidad de superar obstáculos, que nadie está condenado a sufrir una vida de miseria, que lo bueno llega para aquellos que esperan con la mente abierta. Es cierto que a veces puede ser un poco molesto y hasta actuar sin sentido, pero con ello trata de mostrarnos que debemos ser nosotros mismos sin importar el resto. Y de seguro has notado que siempre, al comienzo y al final de cada capítulo, siempre lleva una sonrisa en su esponjoso rostro a pesar de todos los problemas por los que pudo haber pasado, y así es como nos motiva a encarar el día a día con una actitud positiva, como nos empuja a no tenerle miedo a las dificultades y seguir tratando hasta conseguir lo que queremos.
A: No creo que realmente quiera expresar todo eso. Sabes que solo es una serie para niños, ¿no?
B: Por supuesto, pero eso no significa que lo que suceda en el fondo del mar no pueda reflejarse fuera del mar. Piénsalo.
A: Y sabes que sus pantalones en realidad son rectangulares y no cuadrados, ¿verdad?
B: Nadie es perfecto.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El juguete por excelencia


There's a time for feelin' as good as we can
The time is now, and there's no stoppin' us
There's a time for livin' as high as we can
Behind us you will only see our dust


--Making memories, de Rush


Aunque no lo hago muy seguido, cuando no encuentro nada bueno en qué ocupar mi tiempo libre abro uno de los cajones de mi escritorio y comienzo a revisar todas las cosas que tengo guardadas en él, objetos de situaciones en particular que guardo con la intención de tenerlos como recuerdo. En él conservo cartas, recibos, dibujos, fotos, alguno que otro ensayo del colegio, cadenitas, mi primera billetera, una botella vacía de vino, cuadernillos con anotaciones, y muchas otras cosas más con un alto valor sentimental. Hoy estuve revisando el cajón y me topé con un objeto que me hizo recordar uno de mis juegos favoritos, una pieza de Lego.


De chico me encantaba armar de todo con esas famosas piezas, siempre pedía que me compraran alguna de las cajas con modelos nuevos por mi cumpleaños, por navidad, por el día del niño, por algún logro escolar o por ninguna razón en particular además de mis enormes ganas de tener más piezas. Tenía gran parte de la colección de los piratas, de las estaciones glaciares, algunos modelos espaciales y docenas de otros de temas variados. Por horas podía pasármela jugando con ellas, armando y desarmando una y otra vez, e incluso me atrevía a hacer mis propias creaciones, que en realidad no duraban mucho porque siempre terminaba inventando alguna otra cosa. También recuerdo que gracias a mi pasión por los Legos gran parte de mi infancia consideré seriamente estudiar arquitectura, o al menos la idea pasó por mi cabeza en varias ocasiones.


Actualmente, cada vez que paso por una juguetería y veo una de las enormes cajas con estas piezas me pongo nostálgico y me dan ganas de juntar mis ahorros y comprar dos o tres para revivir esos grandiosos momentos que pasaba de chico al lado del que podría llamar uno de los mejores juguetes alguna vez inventados. Pero el querer comprarlas en realidad es un capricho, pues luego de años coleccionando las piezas, y gracias a mi abuela que se deshizo de muchos de mis juguetes pero nunca de mis Legos, todavía conservo una enorme caja llena de ellas, con los populares muñequitos de color amarillo, animales tales como tiburones, caballos y osos polares, y cientas de otras piezas únicas.


Ahora que he vuelto ha recordar con mayor fuerza lo inigualable que es la genialidad de los Legos, tengo por seguro que invertiré mejor mis ratos libres, posiblemente construyendo algo que esta vez sí conserve armado por más de cinco minutos.

martes, 8 de septiembre de 2009

Pasa en las películas...

Eyes looking down critically, feeling their breath on me
Under the scope, they read every word
Defining what's good, what's absurd


--I do what I do, de Galactic Cowboys


Acabo de terminar de ver la película "Mumford", de Lawrence Kasdan y muchas cosas vienen a mi cabeza. La película no es exactamente una obra maestra, y la historia en sí podría haber mejorado con algunos cambios, pero terminó llamándome la atención y finalmente gustándome tanto por el mensaje con el que me quedé luego de verla como por la similitud entre ideas que tengo y que vi expresadas en ella.

Para aquellos que no la han visto, sugiero dejar de leer y verla antes de continuar. De lo contrario puede que les malogre la trama.

El protagonista de la historia llega a un pueblo en el que busca rehacer su vida y en el que se establece como psicólogo, aunque en realidad, y para ignorancia de sus pacientes, nunca estudió la carrera ni llevó curso alguno relacionado con ella. Esta idea que tal vez tendría que tomarla como un insulto (es casi como decir que cualquiera puede ser psicólogo sin ir a la universidad, que no es una carrera de verdad) en realidad me parece genial por la misma razón. Creo que el tema es altamente debatible, pero pienso que, aunque no todos tienen las cualidades necesarias para llevar a cabo este tipo de prácticas terapéuticas, sí creo que muchos ya tenemos la facilidad para escuchar a otros, empatizar con ellos y buscar maneras de ayudar a resolver sus problemas.

También resalta por montones el tema de la ética profesional. Básicamente, un psicólogo debe mantener una relación estríctcamente "doctor-paciente" con quienes trata dentro de su consultorio, no debe contar a otros lo que sus pacientes le cuentan a él, entre otras pautas más. Esta ética yo la tengo bien entendida, aseguro su efectividad y podría hasta defenderla, pero siempre me ha gustado pensar que un acercamiento más natural, y de repente significativo, es tratar a alguien como un amigo (claro que siempre resalta el hecho de que uno no le paga a un amigo por sus consejos, y es más difícil mantenerse objetivo con los problemas de otros cuando se está emocionalmente vinculado de alguna manera), puesto que al final del día uno siente que el psicólogo simplemente te está ayudando porque de algo debe vivir. Pues bien, en la película el protagonista va por encima de esta ética en muchas ocasiones, pero lo que más me llamó la atención y que es de seguro algo que iré pensando más de ahora en adelante es la forma en la que no dejó los asuntos de sus pacientes en el consultorio, sino que buscó maneras de ayudarlos en su tiempo libre, cuando en realidad, como profesional que tendría que haber sido, no era su labor preocuparse tanto.

Y así han habido otras cosas que me han gustado, pero es con esta última idea con la que me quedo para seguir reflexionando. El ir por encima de una regla o pauta no por beneficio propio sino por conseguir ayudar a otro. Si bien es cierto que el protagonista también tuvo intenciones egoístas al ofrecer su apoyo (no creo que exista acto alguno de ayuda que no sea egoísta al menos en cierta medida), queda el hecho de que puso al resto antes que a sí mismo. Y esa es exactamente la clase de vida que intento llevar.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Lo verdadero, necesario y correcto


That kind of magic came today
Sent all this tragedy away



Better state of mind, de 3


A veces avanzar hacia una dirección implica alejarse de la opuesta, o dar prioridad a algo obliga dejar un poco de lado otras. Al final todo se reduce a las decisiones, las que tomamos para bien o para mal, esas que pueden hacernos sentir satisfechos o miserables, las mismas que nos conducen a nuestros sueños o que los destruyen. Es cierto que no suele funcionar así, que en realidad los desenlaces se mueven entre tonalidades de gris y no solo de blanco a negro, pero al final siempre buscamos hacer la mejor elección de todas, ya sea correcta o no.

Hay quienes dicen que el camino fácil no siempre es el bueno, y en todo momento he estado de acuerdo con esta afirmación. Pero esta es la vez en la que me detengo a pensar, doy la vuelta luego de reflexionar duramente y me opongo firmemente, afirmo con total certeza y tranquilidad mental que lo que estoy por hacer podrá considerarse fácil en comparación con lo que dejaré de realizar, pero es una vía que ya demanda un esfuerzo increíble de mi parte y que sé que es la mejor; fácil y buena. Ya tomé mi decisión.

Lo difícil viene a continuación.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Y ahora...?



I can see clearly now, the rain is gone,
I can see all obstacles in my way
Gone are the dark clouds that had me blind

--I can see clearly now, de Johnny Nash


Podría decir que nunca me he quejado de ser el hermano mayor de dos pequeñuelas que rebaso en edad por diez y trece años, pero estaría diciendo una gran mentira. Mi posición supone una enorme responsabilidad, tanta que durante todo este tiempo he tenido muchos problemas con mis hermanas (y no sería normal que dejase de tenerlos en el futuro), desde luchas por el espacio personal hasta pequeñas discusiones sobre temas tan triviales como el uso de la computadora familiar o el permanecer en silencio por solo cinco segudos. Cosas como estas podían molestarme mucho (ahora ya nos entendemos).


Pero lo que sí puedo asegurar es que nunca me he arrepentido. Durante diez años fui hijo único, y cuando recibí la enorme noticia de que tendría una pequeña hermanita inmediatamente pensé en todos esos programas de televisión y películas en los que veía que el hermano mayor resultaba celosísimo con el nuevo hermano, y pensaba que seguro eso me pasaría a mí. Pero mi sorpresa fue grande cuando la sensación fue otra, una completamente distinta. Durante los tres primeros años de la existencia de mi hermana Manuela sentí que ya no estaba tan solo como creía, que al fin tendría alguien en la familia además de mi primo David que podría entenderme. Y con Josefina las cosas fueron sutilmente diferentes. Al principio se dio un choque de personalidades, no pude empatizar con ella tan rápido como lo hice con Manuela y peleábamos demasiado seguido. Pero con los años tanto ella como yo fuimos cambiando, y así fue que fuimos descubriendo un aliado el uno en el otro, yo el protector y ella la que aportaba las sonrisas. Diría que una de mis responsabilidades como hermano ha sido y sigue siendo el enseñarles sobre el mundo en general, pero a veces pienso que esto del aprendizaje viene por los dos lados.

Con todo esto me puse a pensar qué se sentiría tener un hermano o hermana mayor. Y entonces llegué a la conclusión de que ya lo sé, que lo he venido sabiendo desde los cinco años. Puede que no los tenga de manera tan literal, de sangre, pero mis mejores amigos, mis "amigos de toda la vida", me rebasan al menos por cuatro años desde que los conocí, y todo este tiempo los he tenido a ellos como hermanos mayores. Al principio solo eran Charlie y Juan Pablo, pero pronto se unieron Carlos y Rodolfo, y con ellos cuatro comprendí que de cierta manera podía sentirme seguro, cuidado. Tal vez hoy no necesite tanta protección, pero siempre es genial poder acercarme a alguno de ellos y saber que puedo contar con su ayuda en lo que sea que la necesite.

El tema de los hermanos y hermanas llegó a mí debido a algunos asuntos familiares que me hicieron reconsiderar ideas que he tenido con respecto a los títulos y el tipo de relaciones que van de la mano con ellos, como la abrupta "aparición" de mi madre, por ejemplo. Resulta que ahora soy hermano de dos pequeñuelos más, y aquí es donde llega la gran interrogante que hay como título.


[Puede que esta canción sea medio disonante con lo último que escribí, pero ayuda a ver las cosas de mejor forma, así que nunca está de más.]


martes, 1 de septiembre de 2009

El maravilloso mundo de las cómics


We're here to simplify your life forever, man
You just don't know
How good your life is gonna be
Take every aspect of your day
computerize the place you stay
Just leave the thinking up to me

--World Wide War, de Royal Hunt


Todo se inició como un pequeño experimento, quería ver hasta dónde llegaría si comenzaba a comprar cómics.

Después de algunos meses ya tengo una pequeña colección en una de las repisas de mi cuarto, de repente no las suficientes como para poder sentir que soy un auténtico fanático, pero sí las necesarias para entender que esto ya dejó de ser una prueba hace un buen tiempo.

Actualmente sigo la saga de Civil War de Marvel, cada sábado sin falta estoy en el quisco más cercano comprando el nuevo número, pero le he dado un giro a mi forma de leer estas historietas. Lo que llevo haciendo es conseguirlas pero no abrirlas, las guardo pacientemente y espero a tener todos los ejemplares para empezar a darles una leída sin tener que esperar una semana hasta que salga la continuación del número anterior. Hay quienes me dicen que esto mata un poco la idea de las cómics, que la espera semanal es imprescindible para poder disfrutar la historia, quedarse en suspenso todo ese tiempo es lo que hace al verdadero fanático. Tal vez tengan razón, pero siempre estuve en desacuerdo. Y ello me llevó a otra cosa.

Un amigo me comentó la existencia de páginas de Internet en las que se puede descargar sagas completas, que ya no es necesario esperar más que unas horas y se puede tener cientas de historietas al alcance del mouse. Y así fue que terminé consiguiendo toda la saga de Civil War, incluidas las revistas que ya tengo físicamente. Pero no me detuve ahí. El fin de semana me dediqué largas horas a leer cada cómic de cada serie hasta que la cabeza no aguantó más y tuve que quedarme con las ganas de seguir disfrutando la historia.

Es así como he llegado a la conclusión de que comprar las historietas cada sábado se ha vuelto una forma innecesaria de gastar dinero. Pero también me he dicho que debo terminar lo que comencé, así que no dejaré de comprar los ejemplares que faltan para así poder completar mi pequeña colección. Y lo más seguro es que siga obteniendo las revistas de sagas por venir aún así las tenga ya en la computadora, pues, al igual que me sucede con las novelas y demás libros, tenerlas en las manos, oler las páginas, verlas ordenadas en el estante y saber que me costó obtenerlas es mucho más gratificante que poseer copias digitales.

Verdadero fan o no, esto apenas comienza.

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