viernes, 31 de octubre de 2008

Noche de espantos, por así decirlo


This is Halloween, everybody make a scene
Trick or treat till the neighbors gonna die of fright
It's our town, everybody scream
In this town of Halloween

-- This is Halloween, de The Nightmare before Christmas Soundtrack


Sé que para un peruano como cualquiera este día debería significar, especialmente, la celebración de la canción criolla. Sin embargo, para un peruano cualquiera, criado y educado según ciertas tradiciones, no es de extrañar que a veces suela haber una mayor inclinación hacia esa particular celebración que muchos niños crecimos adorando, aunque no tanto como la Navidad. No hace falta decir que me refiero a Halloween. No escribiré sobre la alienación ni sobre los préstamos culturales aunque ganas no me falten, sino sobre el fenómeno que se apodera de la ciudad durante toda una tarde y parte de la noche cada 31 de octubre.

Desde la perspectiva del niño ávido por caramelos, siempre fui bastante ansioso en cuanto de salir a pedirlos acompañado por mis amigos se trataba. Lo que no puedo recordar es qué pasaba por mi cabeza cuando tocaba un timbre y gritaba a todo pulmón, tal vez que al hacerlo era obligación del dueño de casa alegrarnos el día con algunas delicias, siempre y cuando se llevase puesto un disfraz. Pero creo que nunca realmente racionalicé la situación. En todo caso, el ser un niño, el tener una pasión por el azúcar y la idea de disfrazarme hacían que todo intento (o siquiera ideación) de pensar en la situación fuese fallido. Podría estar equivocado, pero pienso que, básicamente, Halloween para los niños es la época de los caramelos gratis.

Desde mi perspectiva actual, un post-adolescente alejado de tales prácticas infantiles (a menos que tenga alguna añoranza y decida acompañar a mis hermanas en su respectiva experiencia Halloween-esca), dejando por completo de lado las fiestas y reuniones, encuentro el hecho de escuchar sonar el timbre de mi casa al menos unas veinte veces por hora como algo suficientemente perturbador como para tirarme por la ventana. De hecho, a veces dan ganas de desahogarse con los pequeños mocosos disfrazados y decirles un par de cosas que sus oídos inmaduros no deberían escuchar aún, pero el mejor desquite siempre termina siendo el disfrutar de uno que otro caramelo que en teoría debía de haber caído en sus manos, pero que en práctica (por más que cueste creerlo) salió de la canastilla que ponemos junto a la puerta (de donde sacamos los dulces para entregarlos) y llegó misteriosamente a mi estómago.

Una pequeña crítica y a la vez reflexión que me gustaría agregar es que, aquellos días en los que me he visto deambulando por las calles infestadas de fantasmas, brujas, vampiros, princesas, superhéroes, etc., he notado que los disfraces comienzan a dejar de ser requisito, lo cual me hace preguntarme lo siguiente: ¿si los niños no llevan disfraz al pedir caramelos, no sería como un día cualquiera en el que se iría a tocar la puerta de un desconocido y casi reclamar dulces? La respuesta, a mi parecer, es un sí y un no. Sí porque en apariencia eso mismo está sucediendo, y no porque hay factores que influyen en la práctica del “Halloween al desnudo” (como se me ocurrió llamarlo).

El conseguir un disfraz no es facilidad con que toda familia goza, y ha de tenerse en mente que, siguiendo aquellas palabras con las que empecé este post, un peruano cualquiera no siempre vive en zonas urbanas bonitas o cuenta con los recursos necesarios para comprar un disfraz. De esta manera, puede que haya niños sin máscaras sobre sus rostros o prendas coloridas sobre sus cuerpos, pero no por ello deben dejar de tener la oportunidad de gozar de una experiencia tan satisfactoria como lo es el recibir caramelos gratis, así como de ser parte de al menos una tarde/noche en la que la calle le pertenece a los pequeñuelos y no solo a los grandulones que decimos llamarnos adultos.

Lo siento, Día de la canción criolla, pero soy un peruano (y que no por ello signifique que lo criollo ejemplifica la peruanidad) criado a base de caramelos y, aunque no sea un ejemplo predilecto en lo que a celebrar tradiciones se refiere, me quedo con el Halloween. Quizás los años me hagan cambiar de opinión y comience a celebrarte, pero hasta entonces seguiré siendo un asiduo partidario de los dulces y los disfraces (en el buen sentido de la palabra, aunque en realidad no creo que haya uno malo). Happy Halloween!


[Una excelente película, si me lo preguntan]

jueves, 30 de octubre de 2008

Al infinito y más acá


Life is a map and it is quite confusing
The lights are up now let the play begin
She flies, she flies, into the light she flies
No words like "just" in mind


-- Fly, de Blind Guardian


Seguramente los psicólogos nos dirían que es un condicionamiento clásico, en donde se han asociado todas esas emociones placenteras que suponen irse de viaje en avión con la esencialmente neutra idea de visitar el aeropuerto Jorge Chávez, por lo que no hace falta que lo primero suceda para que surja un sentimiento de regocijo y excitación una vez que se da la segunda situación. Esto, justamente, es lo que me suele suceder (e imagino que no soy único en ese sentido) y me sucedió ayer que estuve dando una vuelta por el aeropuerto.

El ver personas cargadas de maletas haciendo colas interminables para subirse a un avión y viajar, por la razón que sea, me suscitó una envidia tremenda, especialmente porque soy fanático de los vuelos y de estar en el aire en general. Pero, también porque me encanta viajar, conocer lugares nuevos o ir a aquellos que ya conozco y que disfruto visitándolos cada vez. De tener el dinero, el tiempo y hasta cierto punto la aceptación familiar me habría embarcado rumbo a cualquier destino, el que fuese.

Afortunada y a la vez odiosamente, viajaré a Estados Unidos a fin de año por medio de uno de estos famosos programas de Work & Travel, pero no solo para hacer turismo, sino para trabajar exageradamente, ganar tanto dinero como me sea posible y regresar con lo suficiente para comprar aquello que más me hace falta, un carro, o al menos comenzar comprando los aros de las llantas. El punto es que falta muy poco tiempo para este viaje y, aún así, no puedo esperar; de ahí mi obligatoriamente refrenado afán de embarcarme ayer.

Todo el proceso y los trámites requeridos para poder conseguir la aprobación por parte del programa y, subsecuentemente, el derecho a una visa de estudiante para poder trabajar en el extranjero fue agotador de sobremanera. Mencionaría los inconvenientes y odiseas que tuve que pasar al lado de algunos compañeros que me acompañarán en el viaje, pero sería recordar problemas con el programa que prefiero dejar atrás. Lo único que tengo en mente en este momento es ganar toda la experiencia posible.

Mi idea en un principio era obtener un poco de independencia y tener vivencias nuevas, así como conocer gente de otros lugares y, sí, lo admito, sumergirme en la cultura norteamericana. Sin embargo, luego apareció la idea de regresar con dinero (justamente porque gasté todo el que tenía financiando los mencionados trámites y procesos), y no puedo asegurar que aparezca una nueva mientras avanzan los días o mientras esté viviendo por allá. Lo que haré, en última instancia, es tomar muy en cuenta lo que Charlie, un muy buen amigo, me dijo: puede que vaya por algo y que regrese con algo más. Y eso mismo espero que suceda.

miércoles, 29 de octubre de 2008

3-Malabares en la oscuridad (De rodillas)


Llora el cielo, y la mar sabe que ya no es azul
El viento ha dejado de hablar y el sol ahora esconde su luz
No entiendo

-- Las ruinas del Edén (Acto I), de Avalanch


De nada serviría hablar sin alguien que me escuche, por lo que pienso seguirte hasta que entiendas que dos cabezas son mejor que una o hasta que encuentre a alguien que esté dispuesto a olvidarse de su egoísmo y compartir algunas palabras conmigo. No intentes acelerar el paso, de nada te servirá esconderte en esta planicie cubierta de penumbra, así como tampoco hallarás lo que buscas; estamos condenados.

Me llamas mentirosa, y qué más puedo hacer que dejarte hacerlo, pues de nada sirve discutir con una mente terca que ya cree estar seguro de lo que afirma sin siquiera tener argumentos sólidos que respalden su teoría. La única opción que elijes, que tienes a la vista, es huir; al menos eso entiendo de tus actos, solo un humano más, muerto de miedo y sin nada mejor que hacer que escapar de aquello que no logra comprender.

De acuerdo, no nos guiemos por preguntas determinadas ni limitemos este mundo como el real podría limitarnos a nosotros, seamos libres y expresemos la palabra a través de actos como no se han visto en otro lugar. Lo cierto es que no quiero estar sola, no ahora que encuentro un alma afín, por eso te pido que dejes a un lado ese orgullo incrustado en tu pecho y escuches lo que tengo por decir, al menos hasta que verdaderamente compruebes que lo que digo es mentira.

Me quito la máscara y muestro ante ti una cara marcada como tú mismo habías predicho, cortada no por los engaños que alguna vez haya contado en mi vida, sino producto de mi propia mano, una mano que no tuvo la suficiente fuerza para herir a otros y que prefirió herir parte de su propio ser. Y he ahí una verdad innegable, tan sincera como me siento capaz de ser, y me detengo aquí y te pido lo mismo a ti, de tal manera que pienses en lo que acabo de decir y tomes una decisión. ¿Qué dices?

martes, 28 de octubre de 2008

2-Malabares en la oscuridad (Conflicto)


Lost in the shadow
I search for my sun
Fly and face it before the new moon
There where chaos rules

-- The dark tower of abyss, de Rhapsody of Fire


Dices desconocer la razón por la que estamos aquí, en esta oscuridad sin nada más que nuestras palabras para acompañarnos y sabernos vivos, pero mientes, o ignoras que sabes la verdad. Temo caer en la odiosa falta de juzgar a los demás, pero lo he hecho toda mi vida y no veo motivo por el que deba callar ahora, justo cuando la oportunidad de darme a conocer en mi totalidad está en mis manos, sabe Dios por cuánto. Me inclino a pensar y afirmar con una seguridad que mi corazón no encuentra propia de mí que mientes tras esa máscara que cómodamente utilizas para cubrir la hipocresía que, muy probablemente, ha dejado estragos en tu rostro.

¿Por qué he de seguir pautas o hablar de acuerdo a preguntas determinadas? ¿Acaso no soy libre de expresarme como me sienta más cómodo, especialmente ahora que hemos sido sustraídos de la realidad para caer en este agujero de soledad? Guarda tu papel, esconde tu nombre y cuéntame más de tus mentiras, pero no antes de que yo te cuente algunas de las mías, pintadas como deben ser con tonalidades de verdad; crearé mi realidad ilusoria tal y como tú proclamas ser creadora de la tuya. Estamos aquí porque elegimos estarlo, de lo contrario buscaríamos la salida en lugar de intercambiar palabras vanas que de seguro no serán recordadas ni serán relevantes en la historia de nuestras vidas, cualquiera que esta sea, si es que la habrá más allá de este momento.

Quién eres o a dónde te diriges no es información que me interese conocer, pero puedes hablar cuanto gustes, no soy fuerza suprema en este espacio como para decirte que calles, y no me gustaría que tú lo hicieses conmigo. Por mí puedes hacer todo lo que plazcas, siempre y cuando no me involucre de ninguna manera; yo daré una vuelta por este lugar y veré qué nuevas experiencias puedo sacar de él, o si consigo encontrar un interruptor que prenda este vacío para evitarlo por completo y saber por qué lugar no volver a circular. Que te vaya bien, desconocida, o mal si así lo prefieres. Con un poco de suerte no volveremos a vernos.

lunes, 27 de octubre de 2008

Remembranza de por vida


We've got the right to choose and
There ain't no way we'll lose it
This is our life, this is our song
We'll fight the powers that be just
Don't pick our destiny 'cause
You don't know us, you don't belong

-- We’re not gonna take it, de Twisted Sisters


Hoy, en medio de una de esas divagaciones que se suelen hacer con la finalidad de entender qué ocurre con nosotros, recordé una idea muy importante por la que me rijo (o me solía regir), y es ahora cuando temo que uno de mis peores miedos esté materializándose. La semana pasada estuvo llena de subidas y bajadas de ánimo, así como repleta de reflexiones con respecto a los estudios, la vida que estoy llevando y cómo estoy viviendo el presente, con lo cual conseguí tener una lluvia de ideas suficientemente variada como para rearmar mi visión del mundo y de cómo quiero existir en él.

Últimamente he sentido el peso de la universidad más que nunca, especialmente después de haber pasado nueve semanas de un inacabable esfuerzo sumado a cantidades de trabajo que nunca antes había tenido. Este semestre es diferente a los anteriores en tanto estoy con un pie (y hasta gran parte de mi cuerpo) dentro de la especialidad de Psicología, por lo que los temas y las evaluaciones son significativamente más difíciles y demandan mayor dedicación. Además, mi carga usual de cinco cursos se ha elevado a seis, y mi horario no es para nada perfecto, puesto que tengo clases tanto en las mañanas como en las noches del mismo día, por lo que estoy metido todo el día (todos los días a excepción del lunes y el fin de semana) en la universidad. Llego a mi casa a leer, estudiar, hacer algún trabajo o a dormir.

Sé que mi vida no es la más complicada y, en todo caso, podría ser bastante llevadera para cualquiera, pero no intento mostrarme como una víctima, sino detallar las cosas que me hicieron recordar que, poco tiempo después de empezar mi primer ciclo en la universidad, me dije a mí mismo que los estudios no son para mí. De hecho, me siento muy agradecido con poder estudiar, facilidad que no la tienen millones, pero temo que este camino me lleve a caer en las garras del conformismo y, en última instancia, de una estructura de vida que no quiero para mí. Sigo estudiando porque una de mis metas es nutrirme con todo el conocimiento que me sea posible y necesario, pero tengo decidido que, una vez que acabe mi carrera, no seré uno más de las miles de personas que trabajan hasta el final de sus días para conseguir dinero y sobrevivir.

Luego de ver la película El Grinch, mi vida dio un vuelco, a pesar de lo poco serio que esto pueda parecer, pues me hizo ver que, ante todo, uno debe vivir feliz siendo quien es y viviendo como mejor se sienta. Por lo menos yo terminé de ver la película con ese mensaje. Entonces, básicamente, lo que tengo decidido para mi vida es terminar de estudiar psicología y moverme de un lugar a otro con ese conocimiento de tal manera que pueda ponerlo en práctica en donde más se necesite. Con moverme me refiero a no quedarme con lo que tengo, salir en busca de experiencias y no aguardar que estas decidan venir a mí. Hablando específicamente, quiero viajar a todos los lugares que el dinero y las (limitantes) leyes me permitan, y no solo ayudar sino para darle un sentido más grande a mi vida. Tal vez no tenga una casa lujosa, el carro del año, lo último en tecnología o la muy codiciada fama, pero mientras sea feliz no necesitaré nada de eso. Espero que los años que me quedan en la universidad no hagan olvidar esto de nuevo y para siempre.


[“What do you want to do with your life?”… “I wanna rock!”]

domingo, 26 de octubre de 2008

1-Malabares en la oscuridad (No confíes en mí)


I know me better
I won't be as bitter
In my own heaven
I'll be gone forever
Won't fall back never
I won't crack ever
Won't look back never


-- Dead promises, de The Rasmus


Y no me gustaría que esto se volviese una confesión más que una conversación entre dos personas medianamente inteligentes con algo que decirse y poco tiempo para hacerlo, ¿me entiendes? Si estamos aquí es por alguna razón, una que desconozco y que tal vez tú puedas saber, pero abstente de dármela si es así; prefiero vivir estos momentos en la ignorancia y darle mis propios significados al mundo que nos rodea. ¿Te parece si comenzamos conmigo? Perfecto.

Como habíamos acordado, no mencionaré mi nombre y tú tampoco tendrás que hacerlo con el tuyo. Sin una presentación de por medio, solo me queda comenzar por el principio. “¿Qué sucedió con mi vida?” es la pregunta, y de más está mencionar que los caminos que llevan a la respuesta no son fáciles de transitar; ¡mierda!, suficiente tengo con hallarlos. Digamos que, reduciéndolo todo a unas cuantas palabras, tomé las decisiones equivocadas y, cuando no fue así, me dediqué a hacer de las correctas las peores elecciones. Así que es plausible llamarme “la artista de mi propia desventura”, si quieres.

“¿Qué estoy dispuesta a llevar a cabo para solucionar mis problemas?” es la siguiente. Lo que sea. Sí, lo que sea. Si debo hacer sacrificios para enmendar mis errores pues los haré. ¿Qué dices? No, difícilmente llevaría a cabo eso, muy a pesar de lo que acabo de decir; nunca podría cargar con el peso de una acción como aquella, nunca. Pides demasiado. Ponte en mi lugar, ¿lo harías tú?, ¿asesinarías a tus seres queridos si ello supusiera tu salvación? ¡Es impensable! Siguiente pregunta.

“¿Cómo me veo de aquí a diez años?,” preguntas. Veo una mancha, una silueta borrosa que aumenta en opacidad mientras más trato de posar la mirada sobre ella, haciéndome la tarea de imaginar el futuro prácticamente imposible. No me veo de aquí a diez años, no tengo idea de qué seré o en qué me habré convertido; tan solo se me ocurre lo peor, y es por ello que prefiero callar y dejar que el tiempo pase como debe. Ya me tocará vivir esa parte, así que no hay por qué apresurar las cosas.

Viendo que no hay más preguntas, y antes de cederte el turno, quiero agregar dos cosas más si no te importa. Al inicio se dijo que no sería una confesión, por lo que no debes sentirte obligado a decir más de lo que quisieras, solo lo necesario para entender en qué calamidad te encuentras, así como yo lo he hecho hasta el momento. Por último, es imperativo que sepas que este escrito será quemado una vez que hayamos reflexionado sobre él tanto como nos sea posible, así que no temas, nadie más que yo sabrá de esta conversación; confía en mí. Muy bien, tú turno.

sábado, 25 de octubre de 2008

De cara a las fobias


Happy days but sad I’m facin'
Heaven knows that I’m on the case
How could I forget to mention the bicycle

-- The bicycle song, de Red Hot Chili Peppers


Parecería que una persona no puede llamarse a sí misma deportista hasta que consigue herirse a causa de practicar un deporte y no solo jugarlo (incluso si es profesional). Uno puede practicarlo y ser el mejor en lo que hace, pero creo que siempre debe haber algún tipo de esfuerzo de por medio, algún pequeño accidente o herida que le muestre al deportista en potencia qué pasos debe seguir para convertirse justamente en el mejor. Lo que trato de decir es que si nunca se cometen errores nunca se sabrá si lo que se hace es lo más indicado, si es que no hay un método más eficiente.

Hoy desperté a las cinco de la madrugada entusiasmado, pues era el día en el que rompería mi record de resistencia al traspasar la barrera de los sesenta kilómetros montando bicicleta. Pero había un problema, un pequeñísimo inconveniente: apenas salí de la cama sentí un tremendo dolor en la rodilla izquierda, un dolor que se presentaba cada vez que intentaba flexionarla. Creí que unos cuantos estiramientos y masajes lo arreglarían, pero solo me hicieron sentir peor, aunque no tanto como el entender que no podría salir a montar bicicleta.

No podía comprender la razón de este dolor tan misterioso que había aparecido de la noche a la mañana (literalmente). Pensaba que tal vez podría ser la manera en la que mi cuerpo expresaba el miedo que tenía de montar una distancia tan larga, pero no supe la verdad sino hasta que fui a la clínica. Admito que me moría de miedo, pero no de los sesenta kilómetros, sino de que tal vez existía la probabilidad de que no pudiera montar bicicleta nunca más, de que tal vez me había golpeado la rodilla sin darme cuenta y un sangrado interno acabaría por obligar al doctor a diagnosticar una amputación. En dos palabras: estaba desesperado.

Luego de la radiografía, el doctor me dijo que no había ni fractura (ni necesidad de amputación), sino que uno de mis huesos había crecido producto de su desgastamiento (esta paradoja también llamó mi atención, pero quién soy yo para juzgar a la medicina) ocasionado por practicar tanto ciclismo, y que cuando flexionaba la pierna los huesos chocaban y por eso sentía dolor. Salí de la clínica con unos cuántos analgésicos en mano y con la palabra del doctor de que la rodilla dejaría de dolerme en tres días. Para mi desgracia, dejar de montar bicicleta por esa cantidad de tiempo es difícil de soportar, quizás más que el dolor de huesos.

Todo ese tema me hizo pensar en aquello con lo que empecé el post, sobre los deportes y cómo uno puede llamarse a sí mismo deportista solo cuando sufre un daño a causa del deporte que practica. También me hizo reflexionar e imaginar qué hubiese sido de mi vida de haberme quedado sin pierna y con la seguridad de que no volvería a poner pie en un pedal de bicicleta nunca más o, en todo caso, de la misma manera que antes. Siempre he puesto mi pasión del ciclismo por encima de todo lo demás (no antes que los estudios, aunque varias veces he pensado hacerlo), y es por eso que, al menos en parte, sentí qué miserable sería mi vida sin él, y comprendo (también sólo en parte) cómo deben sentirse todas aquellas personas que, producto de la práctica del deporte que los hizo sentir vivos, se encuentran ahora en un estado que de seguro les habrá costado aprender a llamar vida. Esa, creo yo, es la peor de las maldiciones.


[Aquí les paso unos cuantos de videos que ilustran lo que digo, pero de una forma un tanto más humorística.]
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viernes, 24 de octubre de 2008

Entre el caos, la desesperación y la felicidad


I don't know what's worth fighting for
Or why I have to scream
I don't know why I instigate
And say what I don't mean
I don't know how I got this way
I know it's not alright
So I'm breaking the habit
I'm breaking the habit
Tonight

-- Breaking the habit, de Linkin’ Park


En medio del desahogo y del peso con el que se amanece diariamente, es como un grillete atado a la almohada sumado a una voluntad frágil y maleable que se deja llevar sin más. Nada es más frío que el mundo de allá afuera, el mundo que se mantiene más allá del alcance de los brazos y que se evita hasta no poder más, hasta sufrir los peores males imaginables. ¿Exagera? Muy probablemente, pero para aquellos que viven en el infierno hablar de calor es cosa del día a día, así que nunca se puede estar seguro.

Vivimos en la mentira y de mentiras, promesas incumplidas que solemos escuchar una tras otra y a veces hasta las mismas, pero ya por cansancio ya por frustración dejamos de decir algo. Dale a un hombre una caja con todos sus miedos en ella y pídele que la arroje al abismo que es el fin del mundo; ¿realmente crees que lo hará? Y hay quienes dicen que para probar la fortaleza de un hombre no hace más falta que propinarle golpes y golpes; la diferencia radicaría en la cantidad de ataques que aguantaría antes de dejar de levantarse.

Llama a Insensibilidad y pídele que traiga un poco de su carácter inconmovible con el fin de untárnoslo por todo el cuerpo y caminar por el mundo sin más miedo, sin emociones. No, no hace falta. El tiempo apremia y no tendría que faltar mucho para ver cómo la fobia de nuestras fobias se manifiesta ante nosotros y nos muestra lo que tenemos por dentro, esa sustancia gelatinosa y pegajosa de color negro, eso que con sonrisas robadas llamamos alma. La esencia de nuestro ser se desbordará y traerá consigo esa pesadilla que lleva atormentándote por tanto tiempo; ¿puedes verla?

Y la luz naranja se desvanece con el armonioso canto de buitres ansiosos. ¿Puedes ver el futuro?, ¿puedes sentir lo parecido que será al pasado? Y de pronto nada es más peligroso que uno mismo, atrapado junto a la última persona con la que se querría estar, pero a veces los gritos desesperados no son escuchados, y cuándo sí llegan hasta los oídos de algún individuo neutro, la probabilidad de que esté dispuesto a ayudar es casi nula, así que no te molestes y deja de perder el aliento. Piensa en cada una de las siguientes palabras que pronuncies como un regalo de mi parte; podría matarte, pero sería muy fácil para ti.

jueves, 23 de octubre de 2008

El plan no tan perfecto


This is my vision, this is one man's decision
Wise thinking from a fool
For twisted minds I'm a tool
I could be independent, but I can take the heat
Variety of thieves make my illusions obsolete

-- Dream thieves, de Sonata Arctica


Sí, vivir solo tiene beneficios evidentes, pero deja de ser divertido cuando surge la amenaza de robo, como me sucedió ayer. No fue una amenaza en sí, pero la forma en la que se dio la situación me hace entender que existió una alta probabilidad de que entraran a mi casa, lo cual nunca se toma de manera ligera, o por lo menos yo no lo tomo así.

Alrededor de las 9 de la mañana llamaron por teléfono preguntando por mi abuela, la dueña del departamento en el que vivo, a lo cual respondí que regresaría en una hora para que llamara dentro de ese tiempo y me diera oportunidad de inventar una excusa suficientemente creíble (una de las instrucciones que tenía era de no dar cuenta de que mi abuela se había ido de viaje).

Pasada la hora, volvió a sonar el teléfono, pero era la voz de otro hombre, un señor que decía llamarse Felipe García y que afirmaba haber recibido la autorización por parte del esposo de mi abuela de recoger unas cámaras fotográficas y que estaba permitido de subir a buscarlas él mismo. Mientras me decía esto, creí que podía haberse equivocado de número, pero luego entendí cuál era la treta tras sus palabras debido a un caso similar que le había sucedido a un vecino, a lo cual le respondí entre tranquilo y de forma seria “Mi abuela es viuda, así que me parece difícil que su esposo le haya dado permiso de venir”; la respuesta que recibí fue un corto silencio y luego me colgó.

Esta situación me pareció chistosa, pues querían timarme ignorando el parentesco que tengo con mi abuela, pero poco a poco fui siendo cada vez más conciente de lo que acababa de pasar, hasta el punto en que pasé el día temeroso de dejar el hogar solo y, cuando lo hice, no dejé de imaginarme regresando a un lugar sin pertenencias. Pasé la tarde y la noche al lado de mi fiel bate béisbol y puse CDs de métal en la radio para hacer notar que había alguien en el departamento. Es bastante probable que haya exagerado, pero lo veo así ahora que ya no me siento tan nervioso.

Sigo viviendo solo, menos intranquilo y con todo un repertorio de frases sarcásticas y burlonas para aquellos que intenten timarme y fracasar nuevamente. Admito que mi bate sigue a mi lado mientras escribo, pero ya no lo sujeto cada vez que escucho un sonido fuera de lugar en el departamento. Y, a pesar de esta experiencia, no me siento menos capaz ni menos deseoso de seguir valiéndome por mí mismo. Solo me arrepiento de algo, que nada tiene que ver con las amenazas de robo, y eso es no poder disfrutar de la sazón de mi abuela.


[Llámenme infantil, pero todo el tema me hizo recordar a un particular grupo de ladrones frustrados.]

miércoles, 22 de octubre de 2008

El canto de las sirenas urbanas y su significado


I turn from surreal to seclusion
From love to disdain
From belief to delusion
From a thief to a beggar
From a god to God save me

-- Misunderstood, de Dream Theater


Durante finales de julio y la primera quincena de agosto de este año se dio un fenómeno peculiar en mi vida que bien podría ser una serie de coincidencias sin una verdadera conexión, pero siendo un supersticioso sin remedio que ve significados y señales en casi todas partes, no puedo dejar de pensar en ello. Es más, alrededor de esas fechas escribí un post al respecto, pero sin una verdadera importancia. Me refiero a la extraña y constante aparición de ambulancias por las calles de Lima que, en total, sumaron treinta, un número que a mi parecer es alarmante y muy significativo.

En primera instancia, me hizo dar cuenta de la simbología que ello podría acarrear, como sufrir alguna enfermedad o terminar hospitalizado por alguna razón que no me atrevía ni a imaginar. Luego lo vinculé a una idea más terrena y menos egocéntrica, como el hecho de que pudiese estar habiendo más accidentes o alguna rara epidemia. Pero en ningún momento lo vinculé con lo que realmente sucedió (a mí, al menos), que, conexo o no, resulté teniendo una de las etapas más felices de mi vida.

Retomo este tema porque después de que la segunda quincena de agosto, todo septiembre y los primeros diez días de octubre pasaron sin la continua aparición de ambulancias, el once de este mes comenzó la “epidemia” nuevamente. Desde ese día llevo contando trece ambulancias, sin tomar en cuenta cinco con las que me topé en uno de mis recorridos en bicicleta mientras pasaba por un estacionamiento, situación curiosa, puesto que minutos antes había tenido una caída extremadamente bochornosa como no las he tenido en mucho tiempo (arrogancia aparte).

Dado que hasta el momento no siento ningún alza de felicidad como la que tuve semanas atrás, comienzo a vincular estas apariciones con algo que ha empezado a sucederme cada vez más seguido, sea por una predisposición auto-sugerida por darle un significado a esta situación o porque realmente hay una relación. Mientras monto bicicleta he comenzado a tener más caídas de las habituales, estoy chocando más con postes y árboles, recibo más tocadas de bocina que antes y el promedio de “casi atropellos / choques” que normalmente ocasiono ha aumentado alarmantemente, por lo que la necesidad de usar casco ahora ha pasado a ser una obligación y el hecho de reducir mi velocidad será un muy bien recibido gesto hacia los conductores.

Sea como sea, este tema de las ambulancias me tiene intrigado y asustado a la vez, pues no logro descifrar su significado (si es que existe alguno) y temo que uno de estos días no regrese entero a mi casa. Definitivamente será algo que seguiré teniendo en mente y a lo que concederé un espacio importante en mis ratos de reflexión; quizás pueda prevenir algún daño no solo a mi persona, sino a quienes me rodean, y nunca está de más ser precavido.


[Sí, otro video de Dream Theater, y tampoco tiene mucho que ver con el post.]

martes, 21 de octubre de 2008

Inténtalo y fracasa


No light - all dead
No dreams - all dead
No life - you're dead

-- The heart of the unicorn, de Gamma Ray


Today I’ve realized the problem I have, how deep I’ve gone searching for some sort of light, and I know it’s time to come back, because I can’t be the monster you want me to be, I can’t continue pretending to be something I’m not. No soy de sangre fría, no me deleito ante la mención de la palabra sangre o ante su aparición en la realidad, no vivo en terror ni de él, no busco satisfacción en la miseria ajena, no traiciono con ningún tipo de finalidad, no tengo un corazón cocido con las agujas del odio; no soy el monstruo que crees haber creado.

Open your eyes to reality and tell me what you see exactly, probably nothing more than a man beaten down by emotions he himself can’t understand; or maybe he can but won’t accept. La caída ha sido larga, como lo fue la subida, pero no hay más lugar para seguir bajando, solo espacio para ir a un solo lugar: arriba, tan lejos como se pueda. Abre los ojos y mira lo que no ocasionaste, lo que no fuiste capaz de lograr, y llora si quieres, no me engañarás nuevamente, he aprendido de ti todo lo que necesitaba saber, y ahora puedo estar seguro de que no conseguirás dañarme.

Dame tu mejor golpe, no servirá para derrumbarme.

lunes, 20 de octubre de 2008

Dondequiera que veamos, ahí estarán


I may never understand why
I may never prove
What I know to be true
But I know that I still have to try

-- The spirit carries on, de Dream Theater


Hoy volví a pensar en una idea que tengo desde pequeño y a la que, creo, no le he dado la suficiente reflexión. Una de las actividades que más me gusta llevar a cabo, cuando no tengo la cabeza metida en cuestiones importantes y no tanto, es observar a las personas que van por la calle mientras viajo en micro o en taxi. Mucho puedo decir de lo que pienso, pero hay algo en particular que surgió en mi cabeza luego de mucho tiempo: de chico, cuando veía a las personas, me preguntaba si las volvería a ver y me percataría de ellas. Es decir, ¿podría recordar a esos cientos de desconocidos que observo en la vía pública y recordarlos días, meses e inclusive años después?

La primero respuesta que encuentro es que no. Si tengo una ruta determinada que utilizo diariamente y sigo un horario particular, al igual que estas personas, pues es muy probable que sí nos crucemos, como me ha sucedido solo un millón de veces, por lo menos. Pero si la persona estaba en un lugar de mi camino solo por esa hora del día, de ese mes del año, entonces es poco probable que un segundo encuentro pueda darse. ¿O me equivoco?

¿Cómo sabemos que una persona con la que nos cruzamos un día hace cinco, diez o quince años, no es la misma con la que nos cruzamos hace unos minutos? De hecho, a menos que nos haya causado una impresión suficiente para plasmarse dentro de nuestra memoria a largo plazo, no seremos capaces de recordarla. Puede que genere en nosotros una sensación de (muy) vago reconocimiento, como si creyésemos haberla visto antes, pero lo más seguro es que tomemos a estar persona como un extraño más que se cruza en el camino de nuestra vida.

Esto, definitivamente, parece restarle valor a la humanidad vista individualmente, pero solo si nos pensamos como el centro de la existencia, pues cada persona es relevante (positiva o negativamente) en la vida de alguien más. Puede que para nosotros sea un transeúnte más en medio de esa multitud que camina por las calles sin llamar la atención de nadie más que la del que lo observa, pero para otro puede ser el ser más maravilloso de la Tierra, el ser humano más ruin que existe o alguien con cualidades ubicadas entre esos dos espectros.

A manera de conclusión, solo quiero mencionar que sí, puede que no volvamos a ver al desconocido que vimos alguna vez, pero el que no sea relevante para nosotros en determinado momento de nuestro existir no significa que en el futuro, sea este próximo o lejano, no sea alguien importante por quien daríamos la vida, o él la suya por nosotros. Cada persona es importante en sí misma, a pesar de que a veces nos cueste reconocerlo, y esto no debe olvidarse nunca.


[Esta canción es parte de un álbum con canciones igualmente estupendas. No se relaciona demasiado con el post, pero siempre vale la pena escuchar a Dream Theater :P]

domingo, 19 de octubre de 2008

Ella y su "train of thought", literalmente


When you say it's gonna happen "now"
Well, when exactly do you mean?
See, I've already waited too long
And all my hope is gone

-- How soon is now?, de The Smiths


Un deseo, la capacidad de tener lo que más ha querido, una oportunidad que llega por medios insospechados y únicamente a ella, un rostro en medio de una multitud. ¿Qué la hace tan especial y destacable? ¿Por qué ella y no las miles de millones de otras mujeres que se arrastran caminan o vuelan por el mundo? Casi podría decirse que hay un favoritismo implícito, pero lo importante es que es ella y nadie más, ella y listo.

Está sentada en uno de los vagones del tren con la mirada en el paisaje que parece atrapado detrás de los cristales y apenas piensa en dos cosas con relación a este deseo que puede volverse realidad. Toda su vida ha sido un desear incesante de cosas, materiales o espirituales, y ahora que puede obtener lo que más quiere, descubre que no es una sino dos las “posesiones” que anhela.

¡Qué difícil elegir entre dos bienes! Uno no es mejor que otro, pero sí diferente, y he ahí la clave, en que las características que cada uno posee determinan un camino particular en la vida de esta mujer, cada uno la llevará por lugares apartados uno del otro, con experiencias y enseñanzas disímiles. Entonces, visto desde esta posición, ya no es la mujer más dichosa de la Tierra, sino la más desdichada, puesto que se ve en la terrible tarea de optar por un bien querido y dejar al otro ir. Desde esta perspectiva, es mejor no tener ninguno a estar obligado a tomar solo uno, pues, ¿cuál se ha de tomar?

La expresión de su rostro no nos es suficiente para discernir ante qué alternativa se inclina, pero sí para comprender que será una decisión como nunca la ha tenido antes. Y es en este momento en el que, dando por admitida la idea de que sea esta mujer la portadora de un deseo práctico en potencia, ¿por qué ha de tener alguien, quien sea, que poner en práctica lo que desea?, ¿por qué elegir entre anhelos y llevar a cabo uno? La respuesta a estas interrogantes, como todas las respuestas que puedan existir para preguntas hechas y por hacer, yacen en el ámbito de las probabilidades, de los hechos posibles, seguros e imposibles.

Al final del día, e incluso y preferiblemente al inicio del mismo, todo se reduce a una sola cosa, a algo relacionado con esos deseos que podemos llevar a cabo. Tomando prestada una frase aparentemente simple pero decididamente necesaria para todo aquel que tiene la oportunidad de existir, digo lo siguiente: “If you really want something, just reach out and grab it”. Y, guiándose por estas palabras, la mujer hizo exactamente eso; ¿por qué elegir entre dos bienes cuando pueden realizarse ambos, muy a pesar de que no sucedan al mismo tiempo?


[Una palabra: excelente]


[Y en su versión original, igualmente excelente.]

sábado, 18 de octubre de 2008

El 9 por delante y el aprovechamiento por detrás


Dirty little secret
Dirty little lies
Say your prayers and comb your hair
Save your soul tonight

-- I’m not Jesus, de Apocalyptica


Hoy tuvimos que realizar una pequeña actividad de manera que pudiésemos evidenciar el término “motivación altruista” en la práctica. Esta tarea consistía en salir del salón por diez minutos y buscar individualmente, en toda la universidad, a algún desconocido que estuviese dispuesto a prestarnos su celular, aunque no debíamos usarlo ni decirle al dueño que se trataba de un ejercicio de clase hasta que nos lo hubiese dado. Y así lo hicimos, cada uno por su cuenta. Me costó un poco inventar una excusa para poder llevar a cabo esta actividad, pero una vez que la tuve pude ponerla en acción y, aunque sí me prestaron un celular, recibí una mirada inicial de desconcierto con la que pensé que no conseguiría lo que buscaba.

Entonces, luego de este ejercicio y una vez que todos estuvimos de vuelta en el aula, se nos explicó el significado de aquel tipo de motivación, algo así como el hecho de realizar un acto beneficioso para otra persona no por deber ni por seguir las normas, sino únicamente para ayudar a otro. Definitivamente esto es bastante difícil de hacer en la vida diaria, y fue fácil conseguir el celular durante esta tarea justamente porque estábamos dentro de la universidad, situación que de seguro habría acontecido de forma diferente en las calles. Todo este ejercicio me hizo preguntarme algo, una interrogante a cuya respuesta aún no llego, pero que pienso averiguar explorando más a fondo esto de la motivación altruista: ¿existe gente altruista allá afuera o solo personas que hacen el bien con la idea de conseguir algo a cambio?

viernes, 17 de octubre de 2008

Conversando con un alma deprimida


I've got this light and the will to show
I will always be better than before

-- Long nights, de Eddie Vedder



E: ¿En serio crees que el círculo esté cerrándose, a manera de repetirse todo nuevamente?
F: Es solo una idea que viene flotando en mi cabeza desde hace unos días y quise darle piernas y brazos, pero aún no un cuerpo.
E: Eso del círculo no es algo que corresponda contigo, si es que te conozco bien, y creo hacerlo. No tienes por qué dejar que el círculo se cierre, puedes tomar un camino diferente al anterior.
F: El camino es diferente, de eso no hay dudas, pero existen similitudes que me dirigen a la idea inicial y ante las cuales no consigo dejar de temblar.
E: Exageras. Tiembla, no hay nada de malo en eso, pero no se te ocurra pensar que los males de la humanidad son irremediables; las soluciones abundan, solo debes tomar una.
F: Primero he de encontrar esa “una”.
E: Y no lo harás mientras permanezcas metido en este cuarto que ya te limita en cuatro direcciones.
F: En otras palabras, lo que intentas decir es que la respuesta debe hallarse afuera, en el mundo real, en la praxis y no en los confines de mi mente, ¿cierto?
E: Tu mente ya te ha causado suficientes problemas como para confiar demasiado en ella. Dale una nueva oportunidad a tus sentidos y déjate guiar por el corazón como solías hacerlo con tanto gusto antes.
F: Hablas de confianza con un conocimiento que supera el que verdaderamente tienes.
E: ¿Qué insinúas?
F: ¿Qué te hace pensar que me conoces? ¿En qué te basas para pretender decir que sabes quién soy y qué debo hacer? No te guíes por las apariencias, terminarás siendo engañado si lo haces, tal y como me ha sucedido a mí.
E: Entonces, ¿quién eres?
F: Es lo mismo que me gustaría saber a mí. Sé mi nombre, conozco cada característica física y mental de mí mismo, estoy al tanto de las relaciones que tengo con las personas que me rodean y soy conciente del lugar al que pertenezco, todos ellos factores que determinan mi persona. Pero, si dejamos eso de lado, me desconozco.
E: Comienzo a ver que estás en peores problemas de los que creí.
F: Una prueba de lo que digo sobre las apariencias.
E: ¿Qué piensas hacer?
F: Comenzaré desapareciéndote, cerraré los ojos en unos segundos y dejarás de existir en mi mundo. Luego me taparé las orejas y los sonidos de la Tierra se convertirán en silencio, y nadie volverá a escuchar nada nunca más.
E: No sabes lo que dices. ¿Qué sucede contigo?
F: Después me recostaré sobre la cama y perderé toda noción del tacto, flotaré en medio de la eterealidad. Seré como un caracol deslizándome en un tazón de fideos rojos.
E: Deja de decir tonterías y abre los ojos. No puedes escapar de tus problemas de esta manera. Cerrar los ojos o tapar tus orejas no ahuyentará tus fantasmas.
F: La oscuridad me envuelve con su frío abrazo y me veo cayendo, cayendo, cayendo.
E: Y es así como elijes el camino de siempre, como optas por cerrar el círculo que tanto temías. Caerás siempre y cuando tu voluntad te empuje a ello, siempre y cuando te rindas y cierres los ojos a la esperanza que fácilmente puede estar esperándote al otro lado de estas paredes. Caerás, pero solo hasta que no puedas caer más. Y, entonces, encontrarás tu verdadero camino y verás quién es el que se encuentra a tu lado en este momento.


[Las escenas del video son de Into de Wild, una de esas películas intensamente cargadas con significados y reflexiones capaces de cambiar la vida, o por lo menos de pensar profundamente sobre ella.]

jueves, 16 de octubre de 2008

Depende


It's jut a matter of time
We're only waitin' for the end of the world
And we got nothing to lose
We're only servants of the monsters we curse
It's just a matter of time
We can be sure we'll be doin' our worst
And we're waiting for the countdown
.
-- Countdown, de Gamma Ray


El espacio silente entre palabras, variable y lleno de cargas emocionales difíciles de percibir, determinado por tantas cosas que el solo pensar en ellas ya causa dolores de cabeza jamás sentidos antes. Que no se diga más, pues no hay nada que decir y palabras no son suficientes para expresar un sentimiento como aquel, aunque podría decirse que solo son excusas de un cuerpo en pleno proceso de devaluación, y una voz que está cansada de hablar incoherencias. Así como cuando sumamos dos números impares conseguimos uno par, ¿juntando dos frases absurdas conseguiremos una oración con sentido?

miércoles, 15 de octubre de 2008

Banf!


Yeah, I know nobody knows
Where it comes and where it goes
I know it's everybody's sin
You got to lose to know how to win

-- Dream on, de Aerosmith


Hay una pregunta que vengo haciéndome desde hace mucho tiempo, más por diversión que por nada más, pues sé bastante bien que aquello que diré no cuadra en lo que se conoce como realidad. La pregunta es la siguiente: Si pudiera tener tres superpoderes cualesquiera, ¿cuáles serían y por qué?

Una de mis primeras respuestas era poder volverme invisible a voluntad, pero luego fui dándome cuenta de las otras muchas y mejores opciones. En algún momento también hubiese optado por poder volar, no tanto al estilo “superman”, sino con verdaderas alas, pero habría llamado demasiado la atención y hubiese tenido que limitarme a volar por lugares inhabitados o durante las noches sin luna. También se me ocurrió tener una fuerza descomunal, con lo cual di un salto olímpico hacia una inteligencia superior a la del resto; ninguno de los dos me satisfacía lo suficiente, puesto que con el primero me habría sentido como una bestia o algo primitivo, mientras que con el segundo seguramente habría desarrollado algún tipo de locura (no sé por qué, solo se me ocurrió). Así seguí por mucho tiempo, de poder en poder, desde cambiar de apariencia, pasando por controlar los elementos, hasta manipular la voluntad de las personas.

Así fue hasta que fui haciendo conexiones entre mis gustos, intereses y hábitos, de tal forma que hace cuatro años tomé una decisión de la cual no me he arrepentido en ningún momento: poder teletransportarme, poder leer las mentes y poder manipular el tiempo. El primero porque así se ahorra tiempo y esfuerzo físico, y podría estar en cualquier lugar en cualquier momento, habilidad que me permitiría hacer miles de cosas, desde dejar de tomar transportes públicos, dormir más tiempo los días de clases y realizar mi sueño de viajar por el mundo. El segundo por dos razones, una de las cuales no me hace sentir orgulloso. En primer lugar, lo admito, para saber lo que piensa la gente y sacar algún provecho de esa manera, pero sin llegar a manipularlos; de lo contrario me habría quedado con lo de la manipulación de la voluntad. En segundo lugar, digamos que contrarrestando el egoísmo que supone mi primera razón, para ayudar a las personas a resolver sus conflictos psicológicos. Y, el tercer poder, porque el tiempo siempre ha sido uno de mis mayores intereses. Me gustaría poder detenerlo, avanzarlo y hasta retrocederlo, todo con una inmensa cantidad de fines que no alcanzarían aquí.

Esos son los tres poderes que me gustaría tener. Aunque sé que jamás podré obtenerlos, nunca está de más soñar un poco y desear que en el futuro o en alguna otra vida esto efectivamente pueda volverse realidad. Seguiré soñando.


[Este video me encanta justamente por ser tan jalado de los pelos, quizás acorde con desear tener superpoderes.]

martes, 14 de octubre de 2008

"The surreal search endures"


Run, run, the past is gone
It cannot be undone
Run, run, the future is here
Our fate is drawing near

-- Across the rainbow bridge, de Ayreon


Hoy aprendí que ya no puedo leer sentado en el jardín, a menos que sea una novela o un texto especialmente entretenido. De hacerlo, resaltan dos opciones: o me quedo profundamente dormido o me acomodo tanto (en vano) que presto más atención a mi postura que a las letras que componen lo que leo. Una mesa y una silla, y listo.

Hoy aprendí que me conozco más de lo que pensaba, o de lo que quería creer, quizás por miedo a saber de antemano que soy responsable de cada uno de mis actos justamente porque sé cómo actúo. Pero el conocerse no debería implicar miedo, sino satisfacción, ya que van quedando menos misterios por reconocer en uno mismo. Bueno y malo a la vez, parece.

Hoy aprendí que una sonrisa, incluso la de un desconocido, tiene la extraña propiedad de aclarar el día más oscuro y de hacernos sonreír de vuelta. Es casi como un acto reflejo, como si el ser humano estuviese programado para responder involuntariamente a un gesto que expresa regocijo con otro gesto similar. ¿Puede ser?

Hoy aprendí que es muy difícil confiar en las personas después de que han dicho o hecho cosas que directa o indirectamente nos dañan, pero lo aprendí empíricamente y no en base a lo que pude haber escuchado o visto de otros. Qué difícil es ganarse la confianza de alguien y, sin embargo, que fácil es perderla. Lo hecho hecho está, me temo.

Hoy aprendí que los caminos de la vida son serpenteantes y tienden inexorablemente a cruzarse con los de otros, pero nunca, por más que así lo parezca, se verán truncados u obstaculizados sin posibilidad de seguir avanzando. El truquillo es no dejarse vencer por las derrotas y buscar nuevos retos, nuevos sentidos, nuevas experiencias. Hay tiempo, siempre lo hay.

Hoy aprendí que es muy reconfortante llegar a un hogar en el que te espera alguien, especialmente si es muy querido y que comparte su cariño contigo. Vivir solo me hará bien en muchos sentidos, aquellos en los que me cuesta más desempeñarme, y regresar a un hogar solitario será la prueba más grande que tendré que aprender a superar. ¿Cuánto falta?

Hoy aprendí que después de un día como hoy llega un día como mañana, lo cual es demasiado redundante (extremadamente), pero tras esa frase nada creativa se halla una idea moderadamente rica en contenido: cada día es un nuevo comienzo, oportunidad de ver las cosas con una segunda mirada y decir algo parecido a “qué suerte tengo de estar vivo”, y luego entender que no se trata de suerte, sino de voluntad. Es un “quiero vivir” voceado desde lo profundo del ser.
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[Como me ha sucedido con otras canciones en otras ocasiones, esta en particular me ayudó en la parte inspiracional para escribir este post.]
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lunes, 13 de octubre de 2008

El abrir de los ojos a la vida


Aun no has nacido y ya has de elegir
La primera lección de tu vida
Tómala como un juego más...
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-- Niño, de Avalanch
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Empezando hace cinco semanas, y por la duración de tres, tuve que hacer un trabajo de investigación con relación a un bebé de dos meses de nacido y su madre. La experiencia de realizarlo me hizo darme cuenta de algo que, en teoría, debía de haber sabido desde mucho antes, casi desde que tenía poco más de diez años. Por muchas razones, varias de las cuales me abstengo de comentar, sucedió de esta manera, y ahora comprendo algo muy importante.

Todo comenzó con la búsqueda de una madre con un “casi recién nacido”, la cual duró muchísimo menos de lo que esperaba, pues un amigo (Hans) tenía una amiga que acababa de dar a luz y que podría ayudarme. La primera parte consistió en realizar una entrevista a la mamá, la cual no salió tan bien como esperaba debido en parte a mis nervios y a no recordar del todo bien qué debía preguntar exactamente.

Fue en la segunda parte en la que se dio el chispazo que prendió la mecha que, en definitiva, hizo explotar (de manera positiva) y poner en funcionamiento mecanismos de mi mente que hicieron traer a mi ser un sentimiento que no se expresó del todo en los primeros meses de vida de mis hermanas. Luego de leer tanto sobre los bebés y su desarrollo, en ese momento que tenía todo el conocimiento buscando ser aplicado a como de lugar, ver a ese pequeño ser humano corroborar la información adquirida mediante su comportamiento fue una experiencia cuasi-mística. De por sí la vida ya es asombrosa, pero para mí fue como verla por primera vez condensada en la conducta del pequeñuelo, fue como darme cuenta y redescubrir las maravillas que entraña el ser humano, solo que desde una perspectiva nueva.

A pesar de haber dejado el hogar de esta madre, la sensación de esa experiencia siguió siendo fuertemente vivida pasado un buen tiempo, tanto así que surgió por un momento la impulsiva idea de querer tener un bebé (claro que luego llegaron las connotaciones de tener un hijo y mi razonamiento me hizo bajar a la Tierra). Todo esto me hizo entender dos cosas muy importantes, como dije antes: por un lado, que a veces podemos dar las cosas por sentado y olvidamos sorprendernos con todas las maravillas de la vida, con todos esos milagros que nos rodean y con los que nos cruzamos constantemente y que dejamos de contemplar; por otro, que nunca es tarde para darle un vuelco al sentido que se le da a una vida, justamente porque esta pasa más lento de lo que las personas gustan admitir (al menos desde mi perspectiva). Ya se viene el siguiente trabajo, otra nueva oportunidad de poner a prueba mi capacidad de asombro.

domingo, 12 de octubre de 2008

Metodología


We poison our hearts
We poison our sees
We burn down the paradise
We’re stoppin’ goods waves
We’re losin’ our trees
The future looks bright ahead
I don’t wonder we’ll go under in this river of lies
.
-- Kids of the century, de Helloween


Viene sucediéndome que todo el saber de psicología que voy adquiriendo me empuja a darle un uso práctico y no solo retenerlo en la memoria. Todo el mundo tiene una visión del mundo acorde a sus gustos y conocimientos, y es casi inevitable matizar su vida en base a ellos. Por ejemplo, si alguien conoce o tiene intereses relacionados al arte, las matemáticas o el derecho, es seguro que, de acuerdo a las circunstancias, hable o comente sobre el arte, las matemáticas o el derecho, especialmente si recién lo está descubriendo y busca nutrirse como un mayor saber.

Pues bien, eso mismo me sucede a mí con la psicología, pongo en uso lo que sé. El problema, y tema de este post, es que me es difícil poner un límite en esta práctica de aplicar lo que aprendo, especialmente cuando lo que estudio está relacionado con aquello que veo en casi todas partes: personas. Lo primero que sucede cuando se estudia psicología, me dijeron, es que uno mismo se da un vistazo y se estudia en base a lo que aprende; luego es que se pasa a los demás. Y, bueno, ahora corroboro que esto es cierto.

Hace un par de semanas empecé con esta loca actitud de actuar diferente frente a mis hermanas menores y con mi primo pre-púber justamente por estar llevando un curso que detalla el desarrollo humano y ver temas vinculados a la infancia. Ahora que sé todo el inmenso desarrollo que se da en estas etapas, mi relación con ellos ha cambiado muchísimo, más para bien que para mal. Y en lo que respecta a los adultos de mi familia, pues no puedo decir demasiado porque tal vez lean esto, pero sí que estoy llevando a cabo en ellos una especie de condicionamiento. Con los amigos, los no tan amigos y los desconocidos también pongo a prueba lo que aprendo, pero son tantas cosas que tendría que escribir otro post (aunque no aseguro que lo haré).

¿Qué resultará de todo esto? Pues no lo sé con exactitud. A veces es exhaustivo ver a las personas de manera diferente y limitar mi actuar en base a ello, y ahí radica el problema. Pero la mayor parte del tiempo me divierto. Además, sé que llegará el día en el que recibiré la lección de cómo separar el análisis de los seres humanos en diferentes ámbitos de mi vida. Hasta que ese momento llegue, seguiré aplicando la psicología a diestra y siniestra.



[Nos mostraron este video en una de mis clases y me impactó mucho, especialmente por la verdad de su mensaje. Tal vez entiendan mi post un poco más una vez que lo vean.]




[No podía dejar de poner este video, es demasiado extraño y la canción muy buena. Lo que no logro entender es el por qué de esos huevos fritos sobre los ojos.]

sábado, 11 de octubre de 2008

Qué cosas


I ran too far
Fought too hard and lived too fast
Broke me down, tore me up
So I buried myself
Deep down in the blackest hole
There I slept, there I wept
All these tears I shed
Slowly healed my bleeding soul
It takes a fall to rise again
Inside of me
I’m ready to grow young again
start the fire in this heart of ice
.
-- Resurrection, de HolyHell
.
.
Yo mismo ya me siento mal lidiando con mis propios problemas, pero cuando los veo reflejados en mis amigos, cuando los que me rodean sufren por conflictos similares a los míos, tiendo a sufrir más, y apenas tengo una que otra idea de por qué. No es que tenga un alma bondadosa o que me guste ayudar por naturaleza (al menos creo q no). Puede ser por algo tan egoísta como pensar que me veo en la obligación de ayudarlos justamente porque yo ya sé cómo resolver esos problemas (si es que realmente he podido solucionarlos), o por algo tan altruista como querer que mis amigos tengan las mismas oportunidades que yo de alcanzar la felicidad. En realidad puede ser un punto medio entre ambos acercamientos, pero no lo sé.

Lo que sí puedo asegurar es que, como le sucede a la mayoría de personas, me duele el sufrimiento ajeno, especialmente de mis seres queridos, y a veces siento esa característica presión sofocante en el pecho cuando no sé cómo remediar sus males. De hecho, solo para aclarar, no soy una persona perfecta en ningún sentido posible (felizmente tampoco soy un perfecto desastre), y sí las hay veces en las que pienso en mí mismo mucho antes que en los demás (pero esa ya es otra historia, como dicen).

Lo que quiero decir es que, después de haberlo pensado ayer por la tarde a causa de un suceso que se viene repitiendo hace ya varios años, en alguna parte de toda esta reflexión se acuna una de las razones por la que decidí estudiar psicología, razón que poco a poco se me ha ido manifestando mediante actos y palabras, y no siempre míos. He aquí otro argumento por el que me valgo para decir que uno mismo puede descubrirse en los demás y gracias a ellos; curiosidades de la vida.





viernes, 10 de octubre de 2008

La eternidad en una maleta de viaje


Somehow I know
That thigns are gonna change
New boundaries on the way
Like never before
Find a meaning to your life
Healing whispers of the angels
Bring the sunrise again


-- Nova era, de Angra

La madrugada de hoy sentí que debía levantarme de mi cama, preparar una maleta con ropa, comida y dinero, e irme para siempre de aquí. En realidad poco importaba el lugar al que iría, siempre y cuando no fuera este en el que estoy; cualquier lugar hubiese sido mejor que esto. Hay millones de sitios en los que se podría estar más tranquilo, sin contar los refugios mentales, de lo contrario deberíamos agregar miles de millones a nuestra ya abundante cantidad de elecciones.

¿Cuánto es la eternidad? Una persona una vez me hizo verlo de esta manera: debía imaginar una esfera de titanio del tamaño del planeta Tierra, sobre la cual se posaba una mosca por un segundo que luego se iba y no regresaba sino hasta dentro de mil años, momento en el que repetía su misma acción y su mismo período de ausencia. Entonces, aquí llegaba lo difícil. Debía imaginar que, pasado el tiempo necesario para que esta mosca lograse erosionar por completo la esfera de titanio mediante su leve toque, la eternidad no habría ni comenzado.

Ello me recuerda una escena de un capítulo de una serie cuyo nombre no logro traer a la memoria. Un hombre condenado a tocar piano por toda la eternidad. O sea, no hasta que muriese, no hasta que muriesen todos los que conocía ni sus hijo ni los hijos de esos hijos y así sucesivamente, sino para siempre. Lo que me hace preguntarme, ¿qué es “para siempre”? O, en todo caso, ¿es posible para la mente humana tener una noción de lo eterno?


La madrugada de hoy sentí que debía levantarme de mi cama, preparar una maleta con ropa, comida y dinero, e irme para siempre de aquí. Pero, después de pensarlo unos minutos, entendí que mi partida no sería eterna, y que por más que lo intentase, regresaría de una u otra forma, halado por las cadenas de la nostalgia, cadenas sujetas por los recuerdos. Cerré los ojos y volví a dormir. No obstante, el deseo sigue siendo fuerte, y no creo poder (o querer) resistirlo.

jueves, 9 de octubre de 2008

¿Qué máscara usarás hoy?


And I've tried,
Maybe you deny
Words of peace
For the future of our lives
Bring to me
Something else than a broken heart
I won't wait 'till my life is wasted
Maybe I wanna die some other day


-- Make believe, de Angra



La formación reactiva, mecanismo de defensa del yo según la teoría psicoanalítica de Freud, nos habla de un intento de esconder un impulso real por medio de la acción de lo opuesto, algo así como una hipocresía inconciente, por darle un nombre más cercano a la vida cotidiana. Es como actuar como si alguien fuese querido cuando en realidad le deseamos la peor de las calamidades (todo más allá del ámbito conciente, ha de recordarse).


¿Por qué decimos odiar a las personas? ¿Porque nos hacen mal? ¿Porque tienen lo que nosotros no? ¿Porque simplemente un día nació en nosotros ese sentimiento? Sea cual sea la razón, existe y se expresa de una u otra manera. Y a veces, y solo a veces, nos dejamos llevar por esta sensación y creamos un mundo imaginario a su alrededor, tendiendo a olvidar que el odio que decimos sentir no es más que una molestia muy grande con una solución escondida.


¿Escondida? Básicamente fuera de vista, ya sea por nuestra propia negación de la verdad o porque realmente no hemos pensado las cosas como se deberían. ¿Puede alguien vivir en el odio? Puede, pero no por mucho, a mi parecer. De una u otra forma terminará matándose a sí mismo o matando el objeto de su odio; si se da lo segundo, pues nada garantiza que no haya una reacción en cadena que prosiga hasta que lo primero se dé.


Solución: si has de querer que tu formación reactiva conciente siga expresándose tal cual, aprende a controlar tus emociones o aprende a perdonar. De lo contrario, sigue actuando como si nada hubiese pasado y yo seguiré haciéndote creer que no veo a través de tu máscara hipócrita.

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