viernes, 17 de octubre de 2008

Conversando con un alma deprimida


I've got this light and the will to show
I will always be better than before

-- Long nights, de Eddie Vedder



E: ¿En serio crees que el círculo esté cerrándose, a manera de repetirse todo nuevamente?
F: Es solo una idea que viene flotando en mi cabeza desde hace unos días y quise darle piernas y brazos, pero aún no un cuerpo.
E: Eso del círculo no es algo que corresponda contigo, si es que te conozco bien, y creo hacerlo. No tienes por qué dejar que el círculo se cierre, puedes tomar un camino diferente al anterior.
F: El camino es diferente, de eso no hay dudas, pero existen similitudes que me dirigen a la idea inicial y ante las cuales no consigo dejar de temblar.
E: Exageras. Tiembla, no hay nada de malo en eso, pero no se te ocurra pensar que los males de la humanidad son irremediables; las soluciones abundan, solo debes tomar una.
F: Primero he de encontrar esa “una”.
E: Y no lo harás mientras permanezcas metido en este cuarto que ya te limita en cuatro direcciones.
F: En otras palabras, lo que intentas decir es que la respuesta debe hallarse afuera, en el mundo real, en la praxis y no en los confines de mi mente, ¿cierto?
E: Tu mente ya te ha causado suficientes problemas como para confiar demasiado en ella. Dale una nueva oportunidad a tus sentidos y déjate guiar por el corazón como solías hacerlo con tanto gusto antes.
F: Hablas de confianza con un conocimiento que supera el que verdaderamente tienes.
E: ¿Qué insinúas?
F: ¿Qué te hace pensar que me conoces? ¿En qué te basas para pretender decir que sabes quién soy y qué debo hacer? No te guíes por las apariencias, terminarás siendo engañado si lo haces, tal y como me ha sucedido a mí.
E: Entonces, ¿quién eres?
F: Es lo mismo que me gustaría saber a mí. Sé mi nombre, conozco cada característica física y mental de mí mismo, estoy al tanto de las relaciones que tengo con las personas que me rodean y soy conciente del lugar al que pertenezco, todos ellos factores que determinan mi persona. Pero, si dejamos eso de lado, me desconozco.
E: Comienzo a ver que estás en peores problemas de los que creí.
F: Una prueba de lo que digo sobre las apariencias.
E: ¿Qué piensas hacer?
F: Comenzaré desapareciéndote, cerraré los ojos en unos segundos y dejarás de existir en mi mundo. Luego me taparé las orejas y los sonidos de la Tierra se convertirán en silencio, y nadie volverá a escuchar nada nunca más.
E: No sabes lo que dices. ¿Qué sucede contigo?
F: Después me recostaré sobre la cama y perderé toda noción del tacto, flotaré en medio de la eterealidad. Seré como un caracol deslizándome en un tazón de fideos rojos.
E: Deja de decir tonterías y abre los ojos. No puedes escapar de tus problemas de esta manera. Cerrar los ojos o tapar tus orejas no ahuyentará tus fantasmas.
F: La oscuridad me envuelve con su frío abrazo y me veo cayendo, cayendo, cayendo.
E: Y es así como elijes el camino de siempre, como optas por cerrar el círculo que tanto temías. Caerás siempre y cuando tu voluntad te empuje a ello, siempre y cuando te rindas y cierres los ojos a la esperanza que fácilmente puede estar esperándote al otro lado de estas paredes. Caerás, pero solo hasta que no puedas caer más. Y, entonces, encontrarás tu verdadero camino y verás quién es el que se encuentra a tu lado en este momento.


[Las escenas del video son de Into de Wild, una de esas películas intensamente cargadas con significados y reflexiones capaces de cambiar la vida, o por lo menos de pensar profundamente sobre ella.]

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