-- Through the fire and the flames, de Dragonforce
Y ya ves que no es fácil hacer lo que se piensa, y menos lo que se dice, pero se intenta, y eso ya es motivo de orgullo, aunque no motivo suficiente para sentirse logrado. Un cubo no es un cubo sin la presencia de una de sus partes; podrá ser un cubo en potencia, pero no en su totalidad.
Y ya ves que tenías razón, y ahora caes por una espiral de congoja y recelo, tan tú como te permites ser. Cuenta tus secretos y las personas creerán conocerte más de lo que tú mismo crees conocerte, y hasta tal vez se acercarán más a la verdad de lo que podrías haberlo hecho tú; haz la prueba y fracasa.
Y ya ves que no todos los deseos se vuelven realidad, que no toda la suerte te acompaña como tanto predicas; eres un humano más, común, corriente e irremediable. Estás atado como el resto, limitado por tus propias capacidades, como siempre lo has estado, solo que ahora sientes las cadenas, y ahora te lamentas.
Y ya ves que el perdido puede ser encontrado, pero el encontrado a su vez abandonado, como un ciclo que no intenta detenerse, sino perpetuarse y universalizarse. Aprieta y serás apretado igualmente; suelta y te soltarán: la humanidad en pos de nuestras acciones, y tú mismo dependiente del único objeto no querido.
Pero verás que nada permanece, que el cambio es inevitable en el mundo. Es solo cuestión de abrir los brazos y dar la bienvenida justamente a todas esas cosas que cerraron los suyos a tu llegada, dar la contra sanamente y elevarte por encima del vano orgullo; reflexiona sobre lo perdido, pero valora lo ganado. Al final lo segundo suele ser mayor.
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