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viernes, 12 de enero de 2018

Bestial


Big Jim, he still won't lie down,
For him the bet is still on

--Ballad of big, de Genesis


No soy fanático de los juegos multiplayer online, pero hace unos días Jorge, un amigo de la oficina, encontró Brutes.io, y desde entonces varios nos hemos quedado pegados jugándolo.

Cada uno controla a un humanoide corpulento que camina y golpea. Cada vez que se derrota a un enemigo tras noquearlo y reducir su vida a cero, éste suelta unas esferas que curan a los demás jugadores y sirven para subir de nivel. Con cada aumento de nivel, el humanoide crece en estatura y fuerza, además de disminuir su velocidad. Así, el objetivo del juego es acumular puntos derrotando a la mayor cantidad de enemigos posible e intentando ser el jugador más grande del escenario.

Es un juego sencillo, pero adictivo. Y no nos veo dejando de jugarlo por ahora.


Imagen: Captura de pantalla del juego

jueves, 11 de enero de 2018

La radio de los juegos


The morning shows on the radio

--The best of times, de Dream Theater


Como mencionaba en posts pasados, con dos amigos creamos Radio Meeple, un podcast sobre juegos de mesa dirigido principalmente a personas que recién se inician en el hobby y a quienes en general les gustaría conocer más de aquel mundo lúdico. Y hasta el momento nos va mejor que bien.

Todo comenzó con el matrimonio de dos buenos amigos, pero esa es otra historia. Siendo breve, ahí fue que Luis conoció a Jose, y entre los tres decidimos unir nuestra pasión por los juegos de mesa y crear el podcast. La intención, desde un comienzo, ha sido promover este tipo de juegos, darlos a conocer al resto de gente que no los conoce o que los percibe como aburridos o complicados. Producto de esto, un segundo objetivo es ayudar a la industria local, a todos los creadores de juegos de mesa peruanos, a las tiendas y locales de venta y a quienes compran este tipo de juegos.

Ya tenemos once capítulos al aire, dos videos en YouTube, cuatro transmisiones en vivo por Facebook, una presentación en la primera convención peruana de juegos de mesa, varias entrevistas y un par de videos secretos que esperamos lanzar pronto y un próximo evento en alianza con una universidad. Y la lista tiene para rato.

Me parece que estamos logrando nuestro cometido, si bien de forma más lenta que lo esperado, pero consiguiéndolo al fin y al cabo. Además, cada uno por su lado, no desperdiciamos ocasión para llevar la pasión a nuestros amigos y demás personas que conocemos, enseñando y jugando. El futuro se ve prometedor y, al menos yo, ya he recibido ciertos beneficios personales producto de este proyecto, los cuales muy probablemente comente más adelante.

Durante el año seguiré escribiendo más al respecto, principalmente porque hay muchísimas ideas importantes por mencionar. Por ahora los invito a seguirnos y escucharnos: https://www.facebook.com/radiomeeple/


Imagen: Radio Meeple, por Jose Deza

miércoles, 10 de enero de 2018

Jugando cada quince días


So close your eyes for the second round

--Game of life, de Circus Maximus


Como parte del proyecto que inicié con Luis y Jose, Radio Meeple, hemos estado haciendo videos en vivo mientras jugamos juegos de mesa con Phillip Chu Joy. Es una forma divertida de enseñar un poco sobre estos juegos y la variedad enorme que hay allá afuera, alternativas muy superiores a otros más conocidos, como Monopolio o Risk. Ya les contaré más al respecto, pero por ahora pueden ver la grabación que hicimos hoy de Catan en el siguiente link:



Imagen: https://pixabay.com/en/board-game-settlers-of-catan-game-529586/

domingo, 7 de enero de 2018

Nuestro proyecto secreto


Like a rising star
The dream is coming

--The awareness, de Ayreon


He escrito antes sobre Tunche, el proyecto que estamos desarrollando en el estudio de videojuegos donde trabajo, y aunque merece un nuevo post con actualizaciones, quería hacer una breve mención de otro juego.

El año pasado comenzamos a trabajar en un proyecto medianamente secreto que hemos denominado Arrog. Mateo, nuestro director de arte, nos mostró algunas de sus obras y quedamos tan encantados con los personajes y el mundo que había creado que decidimos hacer un juego en base a todo ello. Armamos un prototipo y, tras algunas semanas de pulido, obtuvimos un producto maravilloso que gustó a todo el equipo, tanto por el arte, como por la experiencia de juego.

Luis, cabeza del estudio, lo mostró a varios desarrolladores internacionales, todos los cuales sólo tuvieron palabras positivas y reacciones de asombro. Incluso un representante de Sony ofreció dinero por él tras jugarlo sólo tres minutos. Con ese recibimiento entendimos que tenemos algo enorme en nuestras manos y que, sin importar que fuese un juego raro y de nicho, debemos continuar con su desarrollo. "Este juego va a ganar premios", escuchamos una y otra vez. "No venderá mucho y quizás sólo tengan pérdidas, pero tienen que crearlo". ¿Cómo no emocionarse?

Y en esas estamos, creándolo, avanzando poco a poco en su desarrollo a la par con Tunche. No revelaré más de él por el momento, pero puedo contarles que la imagen de este post es (o será) parte del juego. Habrá más por contar a futuro; pueden estar seguros de eso.


Imagen: Arrong Lang, de Mateo Alayza (Hermanos Magia)

domingo, 9 de abril de 2017

Algo bueno está por llegar

Archivo: LEAP Game Studios

Welcome to the jungle
We got fun 'n games

--Welcome to the jungle, de Guns N' Roses


Durante los últimos meses, en LEAP Game Studios, la empresa donde trabajo, hemos estado desarrollando el proyecto más importante hasta el momento. Es cierto que venimos trabajando con clientes importantes y de renombre, como también es cierto que ya tenemos algunos juegos propios que han causado gran impacto, pero es la primera vez que nos embarcamos en la realización de un videojuego que tiene el potencial de transformar la empresa y a todos los que nos encontramos colaborando en su creación.

El Tunche, como denominamos al proyecto, es un juego 2D, de acción, que combina los subgéneros Beat 'em Up y Rogue-like, con la opción de jugar hasta con cuatro jugadores. Estos podrán elegir entre Rumi, Pancho, Naira y otros nueve personajes, quienes se encuentran tras la pista de una entidad mística que habita en la selva amazónica. Deberán enfrentarse a todo tipo de criaturas fantásticas que obstaculizarán el camino a su objetivo, surcar caminos enrevesados que los harán perder su norte más de una vez y luchar contra fuerzas inimaginables.

Noticias de nuestro avance van apareciendo cada vez más seguido en la Web, lo cual es muestra de cuán motivados nos encontramos por darle vida a este juego. Tenemos el E3 en la mira, así como algunos concursos en los que definitivamente participaremos, pero nuestra meta más alta es lanzar un adelanto del juego a mediados de este año. Y así involucrar en el desarrollo a tantas personas como sea posible; es decir, recibir de su parte todas las críticas y sugerencias que puedan darnos para hacer de este proyecto algo que no sólo nos haga sentir orgullosos, sino también que brinde satisfacción y entretenimiento a todo el que lo juegue.

Espero poder seguir escribiendo aquí sobre El Tunche, pero en caso deje este espacio de lado, pueden seguir enterándose de nuestros avances en esta dirección: https://medium.com/leap-vault-of-knowledge

sábado, 21 de enero de 2017

Profe Dirole


There's a new world approaching

--The fourth legacy, de Kamelot


Poco más de un mes atrás finalizó el primer ciclo que dicté como profesor. Para una primera experiencia, siento que fue todo lo que esperaba y más.

Los chicos, como parte de la malla curricular del segundo ciclo del Instituto Toulouse Lautrec, llevaron cursos ligados entre sí que tenían como meta darles las herramientas necesarias para hacer un videojuego. Uno de esos cursos era el mío, Proyecto 2D, el cual servía para unificar todo el conocimiento que iban recibiendo de los demás y para revisar cómo avanzaban con sus proyectos de juego. Concretamente, me tocó enseñarles sobre producción.

Las primeras clases me sirvieron para ir conociendo a mis alumnos, sus intereses y el tipo de juegos que querían desarrollar. En muchos casos había un deseo enorme de hacer juegos muy elaborados, producciones comparables con los más grandes de la industria, lo cual jugaba a favor y en contra, pues mostraba mucha pasión y ambición de su parte, pero me obligaba a hacerlos aterrizar. Con solo cuatro meses (e incluso menos tiempo) para hacer un juego, sumado a la poca experiencia, hubo que hacer recortes drásticos en sus proyectos. Ese fue el primer paso hacia una mejor percepción de la realidad.

El resto de clases se trató de darles herramientas para que organicen el desarrollo de su juego y a la par fui revisando sus avances, cerciorándome de que fuesen cumpliendo las metas que ellos mismos se habían planteado. Pero quise ir un poco más allá, no sólo dar información, no sólo supervisar su progreso, sino también hacerlos pensar críticamente sobre lo que hacían, por qué lo hacían y qué esperaban obtener a partir de ello.

Fue por ello que hice un espacio en mis clases para pedirles que pensaran sobre las razones que los habían llevado a estudiar la carrera en la que estaban. Además, que pudieran identificar sus fortalezas para que llevarlas y darles uso en el ámbito de los videojuegos; de igual modo con todo aquello que sentían que aún podían mejorar de sí mismos. Mi intención era doble: ayudarlos a entender que jugar juegos es muy diferente a hacerlos, y que incluso cosas que parecen desligadas de los videojuegos pueden complementarse muy bien con ellos.

Luego de finalizado el ciclo, puedo decir que me encuentro satisfecho con mi aporte, aunque sé que para el siguiente será necesario dar incluso más de mí. Y me siento agradecido por el grupo de alumnos que me tocó enseñar; no me la hicieron fácil, pero en su gran mayoría son buenos chicos con bastantes ganas de aprender, chicos que dentro de no mucho tendré el placer de llamar colegas.

Ahora solo queda continuar aguardando con ansias el inicio del siguiente ciclo.

jueves, 25 de agosto de 2016

Noche de encuentros

Fuente: http://goo.gl/hF4zbU

An open mind
An attitude
Of learning about something new

--Above the grass pt. 2, de Frameshift


La noche del martes pasado tuve la oportunidad de asistir a un encuentro de desarrollares de videojuegos, lo cual fue gratificante particularmente por dos razones.

En primer lugar, tuve el honor de representar a la empresa en la que trabajo al mostrar públicamente el nuevo juego que lanzaremos en los próximos meses. No es el único juego que mi equipo y yo hemos desarrollado, pero sí el primero en el que ha recaído sobre mí la tarea de diseño, una responsabilidad muy grande. Es por eso que me sentí muy orgulloso de mostrar lo que logramos, más aún luego de ver al público divirtiéndose al probar el juego.

La segunda gratificación se dio al notar la gran acogida que tuvo el encuentro. La comunidad de desarrolladores de videojuegos no tiene muchas oportunidades de reunirse, de conocerse y de hablar sobre sus proyectos. Por eso me dio gusto ver tanta gente. Esa cantidad de personas es muestra de la necesidad que hay para este tipo de eventos, del enorme interés que hay por los videojuegos en general y, particularmente, por el crecimiento de la industria en todos sus aspectos. Vi gente joven, gente mayor, profesionales, alumnos; pero lo que más me llenó de esperanzas fue ver a un pequeño adolescente escuchando y anotando con avidez todo lo que podía.

Me alegra que este tipo de iniciativas estén comenzando a surgir con mayor frecuencia y fuerza, en especial en este país, donde el potencial para el desarrollo de juegos es gigantesco. Aplaudo la energía, el esfuerzo y la determinación de los integrantes de Game Devs Perú, organizadores del encuentro, y me apunto desde ya para el siguiente.

domingo, 21 de agosto de 2016

Un nuevo reto


Ahora estamos despiertos
Este es nuestro momento

--Salta, de Amaral


Una de las metas que me planteé allá cuando terminaba el colegio era ser profesor. Jugar Calabozos y Dragones fue uno de los motivos principales en este planteamiento, así como el tener de ejemplo a maestros que recuerdo con admiración y cariño. No obstante, mi seguridad siempre fallaba al preguntarme cuándo sería profesor y qué materia dictaría. Hasta hace poco.

Llevo más de tres años en el desarrollo de videojuegos, y aunque no son exactamente una de mis pasiones, tengo amplia experiencia en su uso y creación, conozco muchísimo sobre ellos y me encantan lo suficiente como para transmitir lo que sé a otros. Por todo ello, un par de meses atrás, finalmente decidí convertirme en profesor y enseñar a crear videojuegos. Con la ayuda de familiares, amigos y contactos logré conseguir una plaza de docencia en un instituto donde enseñan dicha carrera, y este martes daré mi primera clase.

¿Por qué ahora? Las razones básicas incluyen el obtener un nuevo ingreso económico y el ampliar mi desarrollo profesional. Son razones importantes, pero no las que me impulsaron a dar este enorme salto.

La industria de videojuegos en el Perú está lejos de ser la ideal, especialmente si la comparamos con las de Finlandia o Canadá. Hay muchos factores que juegan un rol importante en eso, y uno de ellos es la educación; concretamente, la falta de un sistema organizado, coherente y útil de educación en el desarrollo de videojuegos. Simplificándolo bastante, esto genera que quienes estudian esta carrera no logren integrarse adecuadamente a la industria, lo cual perjudica a ambas partes.

Ligado a esto, está el hecho de que los alumnos tienen una visión idealizada de lo que es ser un creador de videojuegos en el Perú, y es ahí donde creo que seré de mayor ayuda, dado que conozco esa realidad muy de cerca. Yo también tuve ilusiones con respecto a mi trabajo actual, y aunque sigo enamorado de lo que hago, sé que mi visión inicial era muy distinta de la que tengo ahora.

Si bien el curso que dictaré no ahonda en temas de realidad peruana, es necesario que los chicos sepan en qué se están metiendo y qué les espera al terminar la carrera. Sé que puedo ayudar en esos aspectos, prepararlos para lo que vendrá y mantenerlos lo suficientemente motivados como para que no pierdan el mismo amor por los videojuegos que a mí me trajo adonde estoy el día de hoy. Por eso quiero enseñar; y por eso ahora.

lunes, 18 de abril de 2016

El vicio por excelencia (segunda parte)


So we've grown from the ways we were
To the ways we are

--Fallout, de Devin Townsend


Llevo jugando por más tiempo del que me siento orgulloso un famoso (o infame) videojuego llamado Marvel Puzzle Quest. Escribo sobre él por varias razones, siendo una de ellas el cumplimiento de 200 días seguidos de juego el día de hoy. Sí, seguidos.

El juego no es espectacular, ni siquiera cuenta con buenas reseñas y tiene un porcentaje de aceptación del 69% en la plataforma Steam de Valve. Pero es uno de mis juegos favoritos, sin importar lo que digan de él. Si bien es gratis, los jugadores impacientes pueden pagar desde cinco a muchísimos más dólares para obtener beneficios que tomaría semanas y hasta meses conseguir de otra manera. Admito haber caído en esa tentación una vez, sólo al principio, y sólo para recibir un pequeño empujoncito, el suficiente como para estar donde estoy hoy.

Lo que me gusta del juego, a pesar de su aparente simpleza, es la variedad de personajes de Marvel que se puede conseguir, así como los poderes posibles de desbloquear, mejorar y utilizar. El sistema de juego está diseñado para recompensar al jugador dedicado, pero dejándolo con ganas suficientes de seguir jugando incluso si no hay nada nuevo por hacer. Ya sea mejorar héroes y heroínas, ampliar el almacenamiento de personajes o desarrollar sus habilidades, una vez que empiezas, sabes que debes seguir o sufrir las consecuencias.

He logrado obtener casi cincuenta superhéroes, muchos por encima del nivel 100; he quedado en primer lugar en un par de eventos diarios; y soy parte de un grupo exclusivo de jugadores diarios. Y pesar de todo ello, no me siento especialmente orgulloso. Mis amigos se ríen, y yo con ellos; sé que es sólo un juego, simple, repetitivo e intrascendente, pero se ha convertido en uno de mis juegos favoritos. ¿Cuándo dejaré de jugarlo? Sé que nunca podré obtener todos los personajes, a menos que dedique más tiempo del que me permito, así que no se trata de eso. Quizás al completar los 365 días de juego seguidos. Sólo quizás; no prometo nada.

miércoles, 3 de junio de 2015

Un salto adelante

Fuente: http://img07.deviantart.net/0528/i/2012/198/3/4/yo_videogames__by_ry_spirit-d57k3ay.jpg

And walk out as the winner
When you own the game

--Game of life, de Circus Maximus


He mencionado mi pasión por los videojuegos en varias ocasiones, pero en ningún momento mencioné que llevé este gusto desenfrenado hasta el ámbito profesional. Dos años atrás, fui invitado a colaborar como diseñador en un estudio de videojuegos peruano gracias a mi experiencia en juegos de rol y a un amigo que conozco por más de veinte años.

Desde muy chico me imaginaba teniendo un trabajo en el mundo de los videojuegos, pero era una ilusión que veía muy lejana, un gusto que creía no sería satisfecho a menos que viviese y estudiase en el extranjero. Mi yo del pasado no tenía la más mínima idea de lo que le esperaba. Y, si se lo hubiese dicho, ni en un millón de años lo habría creído.

Wongcito, lector de este blog y uno de los dueños de dicho estudio, ha jugado Calabozos y Dragones conmigo desde que estábamos en el colegio, conocía mi amor por los juegos y sabía que manejaba varias mecánicas de juego. Debido a ello, apostó por mí al hacerme parte de su empresa.

Sé que es sueño de todo (o casi todo) geek trabajar en la industria de los videojuegos; sin duda era el mío. Justamente por esto es que puedo asegurar, sin un asomo de duda, que he cumplido uno de mis sueños. ¡Y de qué manera! Dos años llenos de vivencias singulares haciendo juegos, diseñándolos, probándolos, creando historias, construyendo niveles y conociendo a gente como yo, gente que ama este mundo.

Han pasado dos años desde que entré a la industria, pero hace un mes tuve que retirarme para concretar otras metas y cumplir responsabilidades pendientes. Sin embargo, la puerta permanece abierta, y acabado este año espero tener la oportunidad de regresar a seguir haciendo lo que me encanta.

Lo que viví en ese estudio, las experiencias que tuve y las personas que conocí pueden estar estrechamente ligados a los videojuegos, pero los trascienden en su totalidad. Por eso reservo un amplio espacio en este blog para escribir, en los meses por venir, tanto como pueda sobre lo que aprendí. Sin duda queda mucho por contar, mucho que no quedará sin ser dicho.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Del juego a la vida


'Cause this is nothing
Like we've ever dreamt

--So says I, de The Shins


Hace un par de años mencioné mi enorme afición por los juegos de rol, específicamente por Calabozos y Dragones, el cual llevo jugando por más de la mitad de mi vida. Si bien hice un breve recuento de algunos de los puntos positivos de esta clase de juegos, hay un tema en particular que olvidé comentar y que en todo este tiempo he ido evidenciando con mayor frecuencia.

Básicamente, los juegos de rol buscan que las personas interpreten un papel, que se desenvuelvan en circunstancias imaginarias o hipotéticas como si fuesen alguien distinto de quienes son en realidad. Esta es la característica principal que atrae a muchas personas, pues les permite "ser otro", y, como me he ido dado cuenta en otros, y yo mismo experimentándolo, brinda la oportunidad de llevar a cabo acciones que no serían tan fáciles de efectuar en la vida cotidiana, ya sea por ser prohibidas, socialmente inaceptables, improbables de darse en la realidad o simplemente porque por inseguridad o timidez uno no se atreve hacerlas. Todo esto sin sufrir las consecuencias reales, pero sí siendo consciente de ellas en el juego, así como beneficiado o penalizado en él. Haciendo una analogía, los juegos de rol podrían entenderse como una obra teatral semi-improvisada.

En estos trece años que llevo disfrutando de estos juegos, he visto toda clase de personas, cada una con un acercamiento diferente a lo que es actuar como otra persona. Algunos prefieren interpretar los personajes como si fuesen ellos mismos pero en las circunstancias excepcionales que se les presentan. A otros les gusta introducirse de lleno en el mundo imaginario, crear una historia para su personaje, añadirle una personalidad diferente a la suya; en resumen, actuar lo más cercano posible a como si realmente estuviesen viviendo lo ocurrido. Y luego están quienes se ubican entre estos dos polos. Es todo esto lo que más me gusta de los juegos de rol, notar cómo se desenvuelven las personas, las actitudes que toman, la manera en que interactúan con los demás, cómo solucionan o empeoran las situaciones, etc. Te da una visión muy cercana de la forma en que piensa un individuo. Lo curioso es que se descubre cosas nuevas en otros, uno se lleva muchas sorpresas, aunque no todas son positivas.

Por mi parte, soy el tipo de jugador que intenta sumergirse lo más posible en el juego. Creo haber mencionado antes que a veces suelo pensar cómo sería vivir la vida de otra persona, por eso me encanta probar personalidades distintas, usualmente comunes, otras extremadamente excéntricas. Quizás no elaboro todo un trasfondo sobre la historia del personaje que pienso interpretar, pero establezco ciertas pautas sobre posibles experiencias pasadas para darle coherencia y realismo. Lo genial de jugar de esta manera es que, una vez que se tiene suficiente práctica, uno debe enfrentarse con decisiones y tomarlas de acuerdo a la personalidad trazada y a la serie de principios por los que de antemano se ha elegido regirse. Es difícil, y por lo general puede traer dificultades para el personaje, pero eso es lo que lo hace divertido, enfrentarse a las consecuencias e ir trasladándolas, en la medida en que tengan sentido con la realidad, a la vida en general.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Hasta en los videojuegos



When the day will slowly end and the sun has turn to grey
Will we feel the power of freedom with the dawn of a new day?

--Dawn over a new world, de DragonForce


Las últimas semanas he estado dedicándole bastante tiempo a un juego de Xbox 360 llamado Fallout 3, y recién hoy he podido terminarlo, aunque poco antes de hacerlo me crucé con una idea que podría extrapolarla a prácticamente cualquier ámbito de la vida en general.

La historia del juego, altamente resumida, es sobre un hombre que va en busca de su padre en un Washington DC post-apocalíptico y futurista devastado por una guerra atómica y la consecuente radiación, y, cuando al fin lo encuentra, de ayudarlo o no a concretar un proyecto que puede salvar a la humanidad.

A lo largo del juego uno puede ir tomando decisiones que afectarán la historia, pero es la última decisión la que en definitiva altera la conclusión. Casi por finalizar el juego, uno se ve presentado con varias alternativas, una de las cuales es utilizar un virus para erradicar todo organismo que haya sido afectado por la radiación, de tal manera que solo las personas que consiguieron esconderse en refugios especiales contra la bomba atómica sobrevivirían, y todos aquellos que no, tanto monstruos como demás humanos, morirían para que el resto obtuviera la vida que tuvo antes, sin mutaciones y con agua pura. Cuando llegué a este punto, creo que demasiado involucrado con la trama, pensé que sería injusto matar a otros con el propósito de regresar a lo anterior; es decir, es utópico creer que uno puede borrarlo todo (o casi todo) y comenzar de nuevo.

Esta es la idea que rescato, el no poder reiniciar la situación o la imposibilidad de volver a "como eran las cosas antes". Puedo haberla obtenido de un juego, pero es algo por lo que trato de guiarme desde hace ya un buen tiempo. No creo que lo mejor sea un "borrón y cuenta nueva", ni creo que realmente pueda hacerse eso, puesto que todo cambia en el momento en el que hacemos las cosas. Si cometemos un error, el disculparnos no hará que haya dejado de cometerse incluso si se nos perdona, y el valor de esa acción, por más pequeña que haya sido, permanece de alguna manera. Con esto no trato de decir que el que perdona no olvida o que el perdonado nunca deja de sentirse mal, sino que estas cosas dejan marca de una u otra forma, y por más que mi ejemplo parta de algo negativo, la situación o la marca no tienen por qué serlo.

El punto, finalmente, no es regresar a lo anterior, no es comenzar de nuevo, sino vivir desde ese punto en adelante con lo que hemos hecho o con lo que ha pasado, adaptarnos. En el caso de los aciertos es un poco más fácil, mientras que en el de los errores se trata de aprender. Tal vez es una idea a la que vuelvo con demasiada regularidad, pero quizás ello solo significa lo importante que es.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El juguete por excelencia


There's a time for feelin' as good as we can
The time is now, and there's no stoppin' us
There's a time for livin' as high as we can
Behind us you will only see our dust


--Making memories, de Rush


Aunque no lo hago muy seguido, cuando no encuentro nada bueno en qué ocupar mi tiempo libre abro uno de los cajones de mi escritorio y comienzo a revisar todas las cosas que tengo guardadas en él, objetos de situaciones en particular que guardo con la intención de tenerlos como recuerdo. En él conservo cartas, recibos, dibujos, fotos, alguno que otro ensayo del colegio, cadenitas, mi primera billetera, una botella vacía de vino, cuadernillos con anotaciones, y muchas otras cosas más con un alto valor sentimental. Hoy estuve revisando el cajón y me topé con un objeto que me hizo recordar uno de mis juegos favoritos, una pieza de Lego.


De chico me encantaba armar de todo con esas famosas piezas, siempre pedía que me compraran alguna de las cajas con modelos nuevos por mi cumpleaños, por navidad, por el día del niño, por algún logro escolar o por ninguna razón en particular además de mis enormes ganas de tener más piezas. Tenía gran parte de la colección de los piratas, de las estaciones glaciares, algunos modelos espaciales y docenas de otros de temas variados. Por horas podía pasármela jugando con ellas, armando y desarmando una y otra vez, e incluso me atrevía a hacer mis propias creaciones, que en realidad no duraban mucho porque siempre terminaba inventando alguna otra cosa. También recuerdo que gracias a mi pasión por los Legos gran parte de mi infancia consideré seriamente estudiar arquitectura, o al menos la idea pasó por mi cabeza en varias ocasiones.


Actualmente, cada vez que paso por una juguetería y veo una de las enormes cajas con estas piezas me pongo nostálgico y me dan ganas de juntar mis ahorros y comprar dos o tres para revivir esos grandiosos momentos que pasaba de chico al lado del que podría llamar uno de los mejores juguetes alguna vez inventados. Pero el querer comprarlas en realidad es un capricho, pues luego de años coleccionando las piezas, y gracias a mi abuela que se deshizo de muchos de mis juguetes pero nunca de mis Legos, todavía conservo una enorme caja llena de ellas, con los populares muñequitos de color amarillo, animales tales como tiburones, caballos y osos polares, y cientas de otras piezas únicas.


Ahora que he vuelto ha recordar con mayor fuerza lo inigualable que es la genialidad de los Legos, tengo por seguro que invertiré mejor mis ratos libres, posiblemente construyendo algo que esta vez sí conserve armado por más de cinco minutos.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Un nuevo vicio a la vista


Hoy compré un XBOX 360 con el juego Guitar Hero: World Tour, y minutos después de hacerlo me detuve unos instantes y me dije “¿qué he hecho?”. Lo más seguro es que el tentador precio y las enormes ganas de tener esa consola me empujaran a realizar un acto del que en ese momento me arrepentí, pero del que ahora me siento a gusto. Me doy un poco de tiempo para jugar, sé que entorpecerá mis ratos de sueño y hasta, tal vez, se muestre como alternativa predominante al tener que elegir eso o ir a trabajar. El punto es no arrepentirse, así que no lo haré. Iré a jugar.

domingo, 16 de noviembre de 2008

El vicio por excelencia

Buddy you're a boy make a big noise
Playin' in the street gonna be a big man some day
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-- We will rock you, de Queen
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Ayer estuve conversando con “Wongcito”, un gran amigo con quien comparto una serie de aficiones, desde los juegos de rol, pasando por el arte de escribir, hasta la pasión por los videojuegos, tema del que se ocupa asiduamente en su blog, tema del que quiero hablar ahora. Es posible que en post subsecuentes mencione los otros dos temas que mencioné, aunque no prometo nada.

Mi primera consola me la compró mi mamá sin que yo tuviera que pedírsela, un Nintendo, y con él el que fue mi primer juego favorito, Super Mario Bros. 3. Mi amor por los videojuegos luego encontró cabida en el Super Nintendo, del cual estuve prendado hasta ver la primera propaganda del Nintendo 64, promocionada al lado de Super Mario 64. Imploré a mis abuelos para que me lo compraran, y fui feliz con cada uno de los siguientes juegos que me compraron, como Mario Kart 64, Zelda: Ocarina of time, y 007: GoldenEye 64. Al lado de la franquicia del Nintendo, obtuve mi primera consola de Sony, el PlayStation, aunque siempre fui fanático del primero. De ahí la edad me detuvo y dejé de comprar videojuegos, pero solo hasta que mi primo tuvo la suficiente para tener sus propias consolas, como el GameCube (que actualmente se hospeda en mi casa con más de veinte juegos increíbles, incluido mi favorito, Zelda: Twilight princess) y el Nintendo Wii, en el cual encuentro mi vicio en Guitar Hero.

Todo ese resumen de mi vida desde el punto de vista de los videojuegos, más que nada sobre el Nintendo, me hace dar cuenta de que han sido parte importante de mi desarrollo, y que sin ellos no sería quien soy hoy. Existe violencia en ellos, como muchos critican, pero no diría que fuese peor que la evidenciada en la televisión, y tampoco que yo haya sido afectado en demasía por ella. Sí encuentro una que otra cosa negativa en ellos, como el hecho de que algunas personas pueden darle más importancia al jugar que al relacionarse con otras personas, pero pienso que tienen muchos más puntos positivos, como lo es el encontrar una excelente fuente de liberación del estrés.

Ya no les dedico tanto tiempo como antes, especialmente ahora que tengo responsabilidades más grandes, pero cuando encuentro un tiempo para jugarlos, no solo me siento experto en un campo que me encanta, sino que me hace regresar a esos tiempos de mi niñez en lo que todo parecía más simple. Lo que más disfruto de ellos en estos tiempos es reunirme con mis amigos y divertirnos jugando por horas, dándole todo un nuevo significado a este tipo de actividades que podrían pensarse infantiles. Cada vez salen más y más juegos y más consolas, así que hay diversión para un buen rato.
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[Video con orquesta incluida de mi serie de juegos favorita.]
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[Lo que los videojuegos pueden hacer con nuestra vida; positivamente, claro. La última canción es especialmente asombrosa.]
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[Y para resaltar mi vicio, el remix de una serie de canciones de The Legend of Zelda.]
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