sábado, 21 de enero de 2017

Profe Dirole


There's a new world approaching

--The fourth legacy, de Kamelot


Poco más de un mes atrás finalizó el primer ciclo que dicté como profesor. Para una primera experiencia, siento que fue todo lo que esperaba y más.

Los chicos, como parte de la malla curricular del segundo ciclo del Instituto Toulouse Lautrec, llevaron cursos ligados entre sí que tenían como meta darles las herramientas necesarias para hacer un videojuego. Uno de esos cursos era el mío, Proyecto 2D, el cual servía para unificar todo el conocimiento que iban recibiendo de los demás y para revisar cómo avanzaban con sus proyectos de juego. Concretamente, me tocó enseñarles sobre producción.

Las primeras clases me sirvieron para ir conociendo a mis alumnos, sus intereses y el tipo de juegos que querían desarrollar. En muchos casos había un deseo enorme de hacer juegos muy elaborados, producciones comparables con los más grandes de la industria, lo cual jugaba a favor y en contra, pues mostraba mucha pasión y ambición de su parte, pero me obligaba a hacerlos aterrizar. Con solo cuatro meses (e incluso menos tiempo) para hacer un juego, sumado a la poca experiencia, hubo que hacer recortes drásticos en sus proyectos. Ese fue el primer paso hacia una mejor percepción de la realidad.

El resto de clases se trató de darles herramientas para que organicen el desarrollo de su juego y a la par fui revisando sus avances, cerciorándome de que fuesen cumpliendo las metas que ellos mismos se habían planteado. Pero quise ir un poco más allá, no sólo dar información, no sólo supervisar su progreso, sino también hacerlos pensar críticamente sobre lo que hacían, por qué lo hacían y qué esperaban obtener a partir de ello.

Fue por ello que hice un espacio en mis clases para pedirles que pensaran sobre las razones que los habían llevado a estudiar la carrera en la que estaban. Además, que pudieran identificar sus fortalezas para que llevarlas y darles uso en el ámbito de los videojuegos; de igual modo con todo aquello que sentían que aún podían mejorar de sí mismos. Mi intención era doble: ayudarlos a entender que jugar juegos es muy diferente a hacerlos, y que incluso cosas que parecen desligadas de los videojuegos pueden complementarse muy bien con ellos.

Luego de finalizado el ciclo, puedo decir que me encuentro satisfecho con mi aporte, aunque sé que para el siguiente será necesario dar incluso más de mí. Y me siento agradecido por el grupo de alumnos que me tocó enseñar; no me la hicieron fácil, pero en su gran mayoría son buenos chicos con bastantes ganas de aprender, chicos que dentro de no mucho tendré el placer de llamar colegas.

Ahora solo queda continuar aguardando con ansias el inicio del siguiente ciclo.

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