miércoles, 2 de febrero de 2011

Del juego a la vida


'Cause this is nothing
Like we've ever dreamt

--So says I, de The Shins


Hace un par de años mencioné mi enorme afición por los juegos de rol, específicamente por Calabozos y Dragones, el cual llevo jugando por más de la mitad de mi vida. Si bien hice un breve recuento de algunos de los puntos positivos de esta clase de juegos, hay un tema en particular que olvidé comentar y que en todo este tiempo he ido evidenciando con mayor frecuencia.

Básicamente, los juegos de rol buscan que las personas interpreten un papel, que se desenvuelvan en circunstancias imaginarias o hipotéticas como si fuesen alguien distinto de quienes son en realidad. Esta es la característica principal que atrae a muchas personas, pues les permite "ser otro", y, como me he ido dado cuenta en otros, y yo mismo experimentándolo, brinda la oportunidad de llevar a cabo acciones que no serían tan fáciles de efectuar en la vida cotidiana, ya sea por ser prohibidas, socialmente inaceptables, improbables de darse en la realidad o simplemente porque por inseguridad o timidez uno no se atreve hacerlas. Todo esto sin sufrir las consecuencias reales, pero sí siendo consciente de ellas en el juego, así como beneficiado o penalizado en él. Haciendo una analogía, los juegos de rol podrían entenderse como una obra teatral semi-improvisada.

En estos trece años que llevo disfrutando de estos juegos, he visto toda clase de personas, cada una con un acercamiento diferente a lo que es actuar como otra persona. Algunos prefieren interpretar los personajes como si fuesen ellos mismos pero en las circunstancias excepcionales que se les presentan. A otros les gusta introducirse de lleno en el mundo imaginario, crear una historia para su personaje, añadirle una personalidad diferente a la suya; en resumen, actuar lo más cercano posible a como si realmente estuviesen viviendo lo ocurrido. Y luego están quienes se ubican entre estos dos polos. Es todo esto lo que más me gusta de los juegos de rol, notar cómo se desenvuelven las personas, las actitudes que toman, la manera en que interactúan con los demás, cómo solucionan o empeoran las situaciones, etc. Te da una visión muy cercana de la forma en que piensa un individuo. Lo curioso es que se descubre cosas nuevas en otros, uno se lleva muchas sorpresas, aunque no todas son positivas.

Por mi parte, soy el tipo de jugador que intenta sumergirse lo más posible en el juego. Creo haber mencionado antes que a veces suelo pensar cómo sería vivir la vida de otra persona, por eso me encanta probar personalidades distintas, usualmente comunes, otras extremadamente excéntricas. Quizás no elaboro todo un trasfondo sobre la historia del personaje que pienso interpretar, pero establezco ciertas pautas sobre posibles experiencias pasadas para darle coherencia y realismo. Lo genial de jugar de esta manera es que, una vez que se tiene suficiente práctica, uno debe enfrentarse con decisiones y tomarlas de acuerdo a la personalidad trazada y a la serie de principios por los que de antemano se ha elegido regirse. Es difícil, y por lo general puede traer dificultades para el personaje, pero eso es lo que lo hace divertido, enfrentarse a las consecuencias e ir trasladándolas, en la medida en que tengan sentido con la realidad, a la vida en general.

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