I found a pen,
And I outlined a life
--Draw me, de Sonata Arctica
Anoche, mientras observaba los dibujos de la hermana de una amiga, me puse a pensar en la facilidad con que algunas personas pueden plasmar en un papel las imágenes o ideas que cruzan sus pensamientos. Principalmente lo segundo. Me encantaría tener esa tremenda capacidad para expresar con dibujos una idea que no llegue a ser totalmente explícita pero que hasta cierto punto se pueda entender con facilidad. La forma en la que he estado dibujando últimamente ha sido muchísimo más abstracta de lo que solía ser, pero la técnica sigue siendo la misma: iniciar sin nada en particular en mente y dejar que la creatividad actúe a su disposición. Lo bueno de esto es que resultan trabajos originales; pero me gustaría poder conseguir lo que mencionaba líneas más arriba.
Esto me llevó a pensar en algo que siempre he deseado, poder dibujar las cosas, las personas y los lugares con los que sueño. Y con esto, a su vez, reconocí que lo mío no es exactamente el dibujo, sino la escritura. Tal vez no sea muy evidente en este blog, y sí en las historias o cuentos que escribo en cuadernos o archivos que guardo en la computadora, pero siento que puedo alcanzar un estilo narrativo que expresa en palabras todo lo que no logro mostrar con imágenes. Y estas palabras, hasta cierta medida, transmiten las sensaciones que yo mismo experimento o que intento generar en otros. Así dibujo.
Estas ideas me hicieron saltar a otra actividad artística que también disfruto realizar, la fotografía. Y aquí se me ocurrió algo curioso. Las imágenes que capturo no son de cosas que yo haya creado; es decir, la expresión no se da (sólo) a través de lo fotografiado, sino del "cómo" fue fotografiado. Es como si invitara a quienes observan la foto a que viesen aquello que tomo prestado del entorno de una manera similar a la mía, desde mi perspectiva pero sin llegar a aprehender necesariamente lo que intento expresar. Imagino que por esta razón me gustan más las fotos de detalles antes que los retratos o los paisajes; es más fácil percatarse de estos últimos, y no tanto de lo primero.
Todavía me cuesta otorgarle a la fotografía un valor equivalente al que le otorgo a la escritura o al dibujo, pues a pesar de que cada fotógrafo tiene un estilo personal, siempre estará limitado por el mundo del que se consiguen las imágenes, habrá poco espacio para la imaginación. O, en todo caso, menor que el que encuentro en los otros dos.
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