martes, 8 de septiembre de 2009

Pasa en las películas...

Eyes looking down critically, feeling their breath on me
Under the scope, they read every word
Defining what's good, what's absurd


--I do what I do, de Galactic Cowboys


Acabo de terminar de ver la película "Mumford", de Lawrence Kasdan y muchas cosas vienen a mi cabeza. La película no es exactamente una obra maestra, y la historia en sí podría haber mejorado con algunos cambios, pero terminó llamándome la atención y finalmente gustándome tanto por el mensaje con el que me quedé luego de verla como por la similitud entre ideas que tengo y que vi expresadas en ella.

Para aquellos que no la han visto, sugiero dejar de leer y verla antes de continuar. De lo contrario puede que les malogre la trama.

El protagonista de la historia llega a un pueblo en el que busca rehacer su vida y en el que se establece como psicólogo, aunque en realidad, y para ignorancia de sus pacientes, nunca estudió la carrera ni llevó curso alguno relacionado con ella. Esta idea que tal vez tendría que tomarla como un insulto (es casi como decir que cualquiera puede ser psicólogo sin ir a la universidad, que no es una carrera de verdad) en realidad me parece genial por la misma razón. Creo que el tema es altamente debatible, pero pienso que, aunque no todos tienen las cualidades necesarias para llevar a cabo este tipo de prácticas terapéuticas, sí creo que muchos ya tenemos la facilidad para escuchar a otros, empatizar con ellos y buscar maneras de ayudar a resolver sus problemas.

También resalta por montones el tema de la ética profesional. Básicamente, un psicólogo debe mantener una relación estríctcamente "doctor-paciente" con quienes trata dentro de su consultorio, no debe contar a otros lo que sus pacientes le cuentan a él, entre otras pautas más. Esta ética yo la tengo bien entendida, aseguro su efectividad y podría hasta defenderla, pero siempre me ha gustado pensar que un acercamiento más natural, y de repente significativo, es tratar a alguien como un amigo (claro que siempre resalta el hecho de que uno no le paga a un amigo por sus consejos, y es más difícil mantenerse objetivo con los problemas de otros cuando se está emocionalmente vinculado de alguna manera), puesto que al final del día uno siente que el psicólogo simplemente te está ayudando porque de algo debe vivir. Pues bien, en la película el protagonista va por encima de esta ética en muchas ocasiones, pero lo que más me llamó la atención y que es de seguro algo que iré pensando más de ahora en adelante es la forma en la que no dejó los asuntos de sus pacientes en el consultorio, sino que buscó maneras de ayudarlos en su tiempo libre, cuando en realidad, como profesional que tendría que haber sido, no era su labor preocuparse tanto.

Y así han habido otras cosas que me han gustado, pero es con esta última idea con la que me quedo para seguir reflexionando. El ir por encima de una regla o pauta no por beneficio propio sino por conseguir ayudar a otro. Si bien es cierto que el protagonista también tuvo intenciones egoístas al ofrecer su apoyo (no creo que exista acto alguno de ayuda que no sea egoísta al menos en cierta medida), queda el hecho de que puso al resto antes que a sí mismo. Y esa es exactamente la clase de vida que intento llevar.

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