sábado, 26 de marzo de 2016

El rostro invisible (segunda parte)

Fuente: http://pre04.deviantart.net/790a/th/pre/i/2012/333/4/5/faceless_by_nomenondisponibile-d5mj6n9.jpg

'Cause I would sell my dreams
If I could be awake

--Stranger in your soul, de Transatlantic


Varios años atrás escribí sobre el fenómeno del "extraño familiar", esa persona que podemos reconocer pero con quien no entablamos comunicación u otro tipo de interacción debido a una falta de relación directa. Esta vez me animé a hablar un poco más del tema.

Hace poco oí decir que aquellos con quienes soñamos, todas esas personas sin papel protagónico o secundario en nuestros sueños, no son más que los extraños con quienes nos hemos cruzado al estar despiertos. Es como si llenáramos nuestros sueños con rostros invisibles, rostros que durante el día no llegarían a significarnos gran cosa. Vale decir que, aunque no pueda asegurar la veracidad de esta idea, me parece fascinante y de cierta forma poética.

Soñar con desconocidos; esa es la idea. Soñar con gente con la que nunca hemos hablado, gente que comparte nuestra ruta en el micro, que hace cola detrás de nosotros en el supermercado, que alguna vez pasó en frente nuestro por la calle. Hasta cierto punto, soñar con esas personas es otorgarles significado. De poder recordar el sueño en el que aparecieron, o siquiera reconocer sus rostros en aquél, dejarían de ser extraños (familiares o no) y pasarían a tener otro tipo de valor.

El pensamiento con el que me quedo, la razón que me impulsó a escribir este post es la siguiente: ¿Cuánto más increíble sería llegar a soñar con alguien que eventualmente conoceremos? ¿Cuánto más cargado de valor estaría ese nuevo vínculo? ¿Cómo sería una relación en la que pudieras decirle a la otra persona "antes de conocerte ya aparecías en mis sueños"? Mágica, probablemente.

martes, 22 de marzo de 2016

Saltos

Fuente: http://pre01.deviantart.net/219e/th/pre/f/2011/348/2/5/jump_by_zalas-d12rto0.jpg

You afraid to break some bones?
Come on make some big jumps, big jumps
Life is yours alone

--Big jumps, de Emiliana Torrini


En los últimos siete años he trabajado en seis lugares diferentes con seis títulos distintos, realizando, como es evidente, tareas diversas. El camino ha sido largo, pero de cierta forma es algo que buscaba experimentar.

Siempre fui partidario de la idea de saber un poco de todo, de hacer un poco de muchas cosas. Sin duda es preferible tener conocimiento extenso sobre lo que uno hace, especializarse. El inconveniente es que por lo general no es fácil hallar y decidirse por hacer una sola cosa, en especial si se tienen demasiados gustos e interés. Años atrás imaginé la posibilidad de trabajar durante seis meses o un año en diferentes cosas, en literalmente cualquier cosa. La idea era probar todo lo que pudiese y decidir por algo, lo que finalmente trajera mayor bienestar y satisfacción personal.

Sin querer queriendo (o quizás influenciado por este pensar) acabé haciendo precisamente eso. En el 2009 fui vendedor de comida rápida y asistente administrativo; al año siguiente me inicié como fotógrafo independiente y tres más tarde fui contratado en una empresa de producciones teatrales bajo aquel cargo. En el 2014 fui practicante de psicología en un hospital psiquiátrico, en el 2015 psicólogo deportivo y hoy soy diseñador de juegos. Saltando de un lugar a otro fui asentando mis intereses y descubriendo dónde encajaba mejor en cuestión de personalidad y de destrezas.

Todavía siento el empujón interno por seguir buscando y probando, y creo que sería ideal vivir de esa manera, experimentando un poco de todo, pero por muchas razones no sería muy factible, y requiere una valentía que aún no poseo. Sin embargo, teniendo sólo el tiempo como limitación, creo que es totalmente posible incursionar en otras actividades o desarrollarme en aquellas en las que ya me siento cómodo. Está claro que existen otras limitaciones, y ,más que verlas como algo negativo, siento que cumplen con la función de dirigir mejor mis decisiones; es decir, me ayudan a poner los pies sobre la tierra.

Salto o no salto, creo haber dado con una línea de carrera que me satisface, porque implica, precisamente, conocer un poco de todo.

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