Fuente: http://oo-rein-oo.deviantart.com/art/The-Warmth-Of-Life-256208821
Some of us choose to live gracefully
Some can get caught in the maze
--This is the life, de Dream Theater
Hoy pensé en la venganza e inmediatamente pasé a recordar mis años escolares, probablemente la etapa en la que me surgían más ideas de este tipo. Pero no reparé en una experiencia personal, sino en la de un amigo, y en cómo éste decía querer hacer caso a las personas que le aconsejaban vivir bien en lugar de buscar venganza. Yo era uno de esos tantos que afirmaba que olvidar el asunto o perdonar al agresor era el mejor curso de acción, pero sabía muy bien que ni yo hacía eso, que "vivir bien" era (y es) demasiado difícil. Tras la comodidad de no verme involucrado en su problema, podía decirle de manera objetiva que sintiese, actuase y pensase de una manera que, estoy seguro, muy pocos pueden cuando se les hace mal o cuando lo perciben así.
Vengarse, a mi parecer, implica cierto pensamiento de por medio, supone darle varias vueltas a un tema, por lo que ocupa bastante tiempo y demasiada energía, los cuales podrían ocuparse en cosas más productivas. Pero dado que la emoción juega un papel muy importante en el asunto, olvidar y perdonar resulta una labor que demanda mucho esfuerzo, en especial si el solo hecho de imaginarse haciéndole algo igual o peor a la persona de la que buscamos vengarnos nos brinda cierta satisfacción. Y creo que esa es la finalidad, la satisfacción, el placer de tener "la última palabra" en un argumento. Existen otras razones, por supuesto, pero creo que esta es la más significativa.
Pero, entonces, ¿qué es vivir bien?
Pensar mucho en la injuria (imaginada o real) y ver maneras de devolver el daño es en sí mismo dañino para uno mismo. Recordando todo el tema de las emociones, entiendo que reparar en un asunto por demasiado tiempo repercute en cómo nos sentimos y en cómo nos relacionamos con los demás. Por ello, pensar en lo negativo nos hará sentir mal no solo con respecto a lo mental, también a lo físico; nos irá socavando, nos drenará de energías y, quizás, nos será más perjudicial que la ofensa recibida. Básicamente, planear y llevar a cabo una venganza es contraproducente.
Vivir bien sería, entonces, no tomarnos ciertas cosas tan en serio; y en casos de mayor seriedad, enfrentar el asunto sin la intención de prolongarlo o de causar más daño, sino de resolverlo. Es fácil decirlo ahora, pero pensar y actuar así durante la situación no lo es en lo absoluto. Es más sencillo molestarse, dejarse llevar por las emociones negativas en lugar de reprimir impulsos destructivos. Sin embargo, callar todo el tiempo no es la mejor solución. Defenderse, si el caso lo amerita, sería lo ideal siempre y cuando sea una defensa que vaya en concordancia con la injuria recibida.
Por mi parte, he dejado atrás los días en los que me encerraba en mí mismo y urdía maneras de vengarme de lo que me hacían (y de lo que creía que me hacían). He aprendido a olvidar por mi propio bien, y aunque perdonar aún me resulta difícil, siento que tengo suficiente control como para no explotar ni quedarme con lo negativo. Mi estrategia es hablar, conversar sobre lo sucedido, ya sea con alguien más o, de ser posible, con el agresor, de tal manera que pueda llegarse a un acuerdo. No siempre funciona, y no siempre respondo de manera tan civilizada, pero es un comienzo. Todo sea por vivir bien.