jueves, 1 de noviembre de 2012

Música interior

Fuente: http://vhm-alex.deviantart.com/art/Music-20809051

What the people need
Is a way to make 'em smile

--Listen to the music, de The Doobie Brothers


Ayer, mientras regresaba a mi casa, me sucedió algo muy curioso. Había sido un día lento y sin mayores ocurrencias, por lo que andaba decaído de ánimo y sin energías. Tenía mis audífonos puestos y escuchaba música para mantenerme despierto cuando de pronto me pareció escuchar una canción muy familiar que provenía de algún lugar dentro del micro en el que viajaba. Retiré uno de los audífonos de mi oreja y traté de identificarla, y descubrí entusiasmado que se trataba de una de mis bandas favoritas, y por si fuese poco, tocaban una canción que me encanta. Miré de un lado a otro en busca de la persona que la oía, pero no tenía idea de dónde provenía exactamente la música. Estuve así un buen rato, hasta que llegué al paradero donde debía bajar. Volví a ponerme el audífono y salí del vehículo un tanto decepcionado.

Mientras caminaba hacia mi casa, noté que me sentía bastante más animado. Dado que la banda de la que hablo (Sieges Even) no es muy conocida, me alegró saber que había alguien cerca que también disfrutaba de su música, la cual encuentro extraordinaria. Las veces que más suelo escuchar a ese grupo es cuando ando en busca de inspiración o cuando trato de alcanzar un estado mental de reflexión; el sonido de los instrumentos, el ritmo, la letra y la combinación de todo ello me genera una sensación de paz enorme, por ello disfruto tanto escuchándolo. Fue algo muy curioso, el hecho de imaginar que alguien más, alguien que pudo estar sentado muy cerca de mí, pudiese experimentar sensaciones similares al escuchar aquella banda. E incluso si su gusto iba por otro lado, la idea de conversar sobre ella me parecía genial. Quizás por todo eso me puse de tan buen humor.

Sin embargo, una vez en mi casa, con mi ipod apagado, noté algo que me hizo reír a carcajadas. En mi bolsillo se encontraba mi celular, y de él salía el sonido que había estado escuchando en el micro. De alguna manera se había seleccionado la opción para reproducirla y había estado sonando todo ese tiempo, así que nunca hubo otra persona fanática de la banda, sino que siempre se trató de mí, tan despistado como a veces suelo ser. Definitivamente me sentí un poco decepcionado por la revelación, pero la situación me hizo sonreír como no lo había hecho en todo el día, y determinó en buena parte la manera como viví lo que restó de la tarde y la noche.

Un suceso tan sencillo como este me hizo recordar que uno mismo es quien decide con qué actitud se vive el día a día y los eventos que lo componen, incluso si el azar o la suerte hacen de las suyas de vez en cuando. Todo esto me remite a lo que tan acertadamente me señaló hoy un buen amigo: "Somos nuestras decisiones". Y entiendo, así, por qué ahora sonrío más.

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