Fuente: http://fc00.deviantart.net/fs41/f/2009/017/b/4/b44381f51bcad73d8fb09531850927df.png
Out of the void it comes
It comes from my mind
--Open mind, de Blackfield
Luego de rendir una evaluación para el curso de Terapias por el Arte (mi favorito este ciclo), comencé a reflexionar un poco sobre los conceptos estudiados y cómo estos se aplican en mi vida. Uno de estos conceptos aducía al hecho de hacer consciente un símbolo a través de la expresión artística; es decir, probar distintas "artes" con el fin de desentrañar contenidos internos en los que ni uno mismo había reparado y que irían apareciendo en los productos artísticos. Con ello llegué a un interesante pensamiento.
Hace unos años contemplé el nacimiento de una de las analogías más tristes que conozco, producto de mi experiencia laboral en el extranjero. Atendía un pequeño puesto de comida rápida en una parada de carretera en un país que le sobra esas cosas, por lo que me sentía bastante insignificante. Día tras día veía diferentes personas pasar frente a mi puesto, comprar algunos productos y luego retomar su camino tras intercambiar algunas pocas palabras intrascendentes, y de inmediato lo asocié a la vida en general, a cómo vamos por ella relacionándonos con otros en la medida que cada uno elige, y cómo así vamos generando (o no) vínculos. Considerando mi deprimente estado emocional de ese entonces, me sentí muy insatisfecho y hasta frustrado al verme estancado en un mismo lugar mientras el resto de personas seguía hacia adelante, pero lo que más caló en mí fue percibirme como poco valioso, como alguien que no sería recordado, alguien cuya influencia sería mínima, si es que no nula.
Mientras reflexionaba sobre lo visto en mi curso recordé esta triste analogía, el ejemplo más "visual" que puedo describir que, curiosamente, aparece en muchos de mis trabajos fotográficos. El símbolo que discreta y casualmente he ido plasmando en mis fotos es la de imágenes reivindicadoras, pues si bien he sido consciente de que mis fotos favoritas son las que muestran detalles que normalmente son pasados por alto o tomados por sentado, no imaginaba que de cierta manera estaba expresando mis preocupaciones y deseos a través de ellas. El símbolo que rodea a mis fotos es el de la valía, el de la importancia; y, quizás dramatizando un poco el asunto, de él se desprende una preocupación por la insignificancia y el deseo de sobresalir. Creo que es un tema que nos afecta a muchos (si es que no a todos), y al parecer, en mi caso, es algo a lo que debo prestar más atención y en lo que debo trabajar.
Es cierto que se trata de un conocimiento personal que ya poseía y que había adquirido mucho antes de llevar aquel curso, pero no deja de impresionarme cómo a través de mis fotos ha ido apareciendo y adhiriéndose hasta el punto de poder llamarlo parte de mi estilo. Son como los fantasmas interiores que alguna vez mencioné, haciéndose ver y hablando con el afuera como mejor saben.
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