miércoles, 30 de abril de 2014

Materiales de creación

Fuente: http://fc04.deviantart.net/fs70/f/2012/145/1/c/my_busy___to_do___list_by_mr_saxon-d512ww4.png

Is that the question? And if so? If so?
Who answers?

--Alive, de Pearl Jam


Ayer, durante mi cumpleaños número 26, un buen amigo me hizo una pregunta muy importante y estimulante sobre la que no he dejado de pensar: "¿Cuál es tu plan ahora?"

Algo que me caracteriza desde que tengo memoria es que siempre tengo un plan, muy general, nada demasiado concreto y siempre con suficiente capacidad para alterarlo según las circunstancias. Aunque quizás más acertado sería llamarlo una guía de referencia. Me gusta tener cierto tipo de estructura en mi vida, pero prefiero dejar que las cosas se den por sí solas (al menos la mayor parte del tiempo) y luego acomodarme a ellas, no con la intención de conformarme, sino de actuar en concordancia con ellas a partir de mis propios deseos. Algo así como hacer una lista de materiales, conseguir todos los que se puedan y crear algo, lo que sea. Pero algo bueno y con lo que me sienta satisfecho.

En este caso, cuando mi amigo planteó la pregunta, me quedé frío. Con el pasar de los años he tenido que tomar decisiones cada vez más importantes con respecto a mi vida, muchas de ellas en relación a cómo y de qué viviré. Algunas me son más fáciles de tomar, otras me veo aplazando hasta tener a la mano suficientes materiales con los cuales trabajar; pero al final del día, siempre se tratan de elecciones a corto o mediano plazo. Por eso no pude responder la pregunta, porque si bien tengo una buena idea de lo que quiero, de lo que necesito y de lo que puedo conseguir, las opciones son tan vastas que dejo de elegir.

Entonces, tras pensarlo y repensarlo, ¿cuál es mi plan?

Mi plan es comenzar a terminar lo que me propongo. Tengo mil ideas, muchísimas de las cuales he desarrollado, pero muy pocas a las que he dado un final apropiado. Quiero terminar mis estudios (incluida la tesis); escribir y publicar mi segunda novela (y la tercera, cuarta, quinta, etc.); hacer cómics; desarrollar juegos; retomar las clases de francés; actuar en una película, así como escribir el guión y dirigirla (no necesariamente en ese orden y tal vez no sólo una película); bicicletear por toda la costa peruana y, si me quedan piernas, viajar por el mundo pedaleando; y así podría seguir por largo rato.

Entonces, no se trata de una falta de plan, sino de orden y, muy probablemente, de motivación. Las posibilidades son muchas y es posible que la vida o los recursos no me alcancen para conseguir y llevar a cabo todo lo que me propongo, pero sólo tengo que convencerme de dar el primer paso. Estoy en busca de todos los materiales necesarios, pero mientras tanto creo poder ir creando algo valioso con los que ya tengo. Y no parar hasta estar satisfecho con el resultado.

sábado, 26 de abril de 2014

Desafiando la rutina

Fuente: http://fc02.deviantart.net/fs71/i/2012/243/4/6/contrast_by_aripi-d5d1ago.jpg

I know your name, it's called Mr. Mean
One thing I learned, you don't know beans

--I walk to my own song, de Stratovarius


Desde que ingresé al instituto de salud mental donde practico he tenido el temor de que la rutina terminará por reducir enormemente el placer de trabajar ahí, pero en los ya casi tres meses que llevo como interno voy notando cada vez más que mi temor es infundado.

Si bien ha habido días algo lentos y repetitivos, definitivamente no son la norma. Actualmente estoy asignado al área de Rehabilitación, donde se realizan diversas actividades grupales con usuarios que ya han pasado por un tratamiento psiquiátrico y que desean tener vidas lo más cercano posible a la normalidad. Los meses que he trabajado al lado de estas más de cuarenta personas han sido muy iluminadores, tanto por lo que he aprendido de la labor psicológica como por el trato que he tenido con todas aquellas. Escuchar y conocer sus historias de vida me ha abierto los ojos como muy pocas experiencias que haya tenido lo han hecho, y a veces siento que sólo escucharlos u orientarlos, por más bien que les haga, no es comparable a lo que recibo de ellos.

Inicialmente me quejaba de tener que decir "buenos días" (o "buenas tardes") más de treinta veces al día, pues en todo el trayecto desde que salgo de mi casa hasta que tomo asiento en la oficina de Psicología me cruzo con demasiadas personas a las que quiero o debo saludar. Pero pronto pude darle la vuelta a este tipo de rutina, lo convertí en un juego, de tal manera que ya no es una carga, sino un entretenimiento. Cada día trato de romper mi récord de saludos y despedidas, dirigiéndome hasta a personas que no tienen idea de quién soy pero que igual se suman a mi conteo, el cual se acerca rápidamente a las cuarenta.

La única rutina es la de movilizarme hasta el instituto, la cual he llegado a aborrecer. Por más que intento salir cada día más temprano, la línea de buses que tomo por lo general tarda en llegar y siempre va repleto de gente, por lo que simplemente o no subo al carro o este me deja o voy apretado la mayor parte del camino, por no decir todo. Sudo como nunca, golpeo o me golpean y los brazos terminan doliéndome por ir colgado de las barandas mientras el bus hace maniobras al estilo de Meteoro. Ha sido difícil, pero hasta a estos viajecitos he podido darles la vuelta y encontrar algo positivo. Estoy sacando harta fuerza en los brazos, lo que me evita hacer algunos ejercicios en las tardes; practico mi equilibrio como no lo hago en ningún otro lugar; y desarrollo mi capacidad de atención, siempre en busca del siguiente pasajero que da muestras de levantarse de su asiento para correr a ganarlo.

Y aún quedan muchísimas experiencias por compartir, pero por amor a la brevedad lo dejaré para otro momento.

martes, 22 de abril de 2014

Conversaciones ferroviarias (segunda parte)

Fuente: http://fc00.deviantart.net/fs23/f/2008/003/6/3/63e0dd7ceee7096f.jpg

If I had the time to ease my mind then maybe
I would fly

--Maybe, de The Jelly Jam


O: Anoche volví a soñarte.
P: Lo sé, estaba ahí.
O: Sigo sin entender por qué sigue sucediendo, pero he dejado de usar la cabeza para explicarlo, tal y como me aconsejaste.
P: ¿Y llegaste a alguna conclusión o sigues buscando tus respuestas?
O: Te escribí una carta hace unos años contándote todo con detalle, pero nunca me atreví a enviártela.
P: Tú y tus cartas. ¿Qué decías en ella?
O: Ya ni lo recuerdo. Su contenido no era lo importante, sino el simple hecho de poder escribirte, de saber que me leerías.
P: Lástima que nunca la enviaste.
O: Sí, una lástima.
P: Eres un cobarde.
O: Totalmente de acuerdo.
P: ¿Y harás algo para dejar de serlo?
O: Sobre eso quería hablarte. Quizás por eso te soñé esta vez, aunque prefiero no asumir nada. Desde la última vez que nos vimos ha pasado más tiempo del que nos conocimos.
P: Y crees que ya es momento de volver a conocernos.
O: Eres como quiero recordarte. No eres más que la representación de un recuerdo casi olvidado, no eres realmente tú, no eres la persona que extraño tanto, y definitivamente no sé quién eres ahora.
P: Me gustaría decirte que lo averigües, pero tus dudas son también las mías.
O: Y al final del día tus consejos son los míos, y tus palabras nada más que la extensión de mis pensamientos.
P: De cualquier forma, ya encontraste tu respuesta.
O: Así es.
P: Entonces deja de soñar, deja de reconstruir recuerdos y regresa a la realidad.
O: Pero...
P: Anda a vivir y luego me cuentas.

lunes, 21 de abril de 2014

Una suerte de punto medio

Fuente: http://fc06.deviantart.net/fs39/i/2008/331/c/7/Sunset_by_simple_squamous.jpg

No river too wide
No ocean too deep
No mountain too high

--Lighthouse, de Sieges Even


Siempre creí que mis mejores días empezaban mal. Pero quizás estaba equivocado, tal vez lo estaba viendo de forma contraria y mis peores días eran la excusa perfecta para darle la vuelta al malestar y hacer de ellos algo grandioso. No sé si es rebeldía o un afán desenfrenado de apostar siempre por lo positivo, pero la experiencia me enseña una y otra vez que nada malo llega sin algo bueno, que incluso de los momentos más terribles se puede rescatar optimismo. Probablemente llegue el día en que la vida decida probarme lo contrario, pero estoy convencido de que dicha enseñanza no vendrá sólo con reproches, y sé que ese día terminará mucho mejor de lo que comenzará.

martes, 15 de abril de 2014

El laberinto

Fuente: http://fc00.deviantart.net/fs44/f/2009/136/7/a/7a44c4ca7e21d7ab6924bcb558fca716.jpg

My new world waits patiently
When living is lost in a memory

--My new world, de Transatlantic


A veces me pierdo en los pasadizos interminables de mi memoria. Pierdo el tiempo y me pierdo la vida. A veces camino por ellos en busca de respuestas; otras sólo deambulo sin saber adónde quiero llegar. Las puertas a los lados son todas iguales, pero tras ellas hay mundos diversos que piden ser transitados una vez más, que anhelan ser redescubiertos, revividos y recordados. En algunos paso más tiempo, los conozco y reconozco tras incontables visitas; otros los evito, por miedo, por tristeza, por angustia o simplemente porque no puedo más. Pero hay un mundo al que he ido sólo una vez, un mundo que me recibió con más ganas que cualquier otro y en el que sentí mayor comodidad y hasta felicidad, el mundo al que siempre intento llegar y con el que no he vuelto a dar. Las puertas son todas iguales, los pasadizos interminables y yo ando como perdido, con respuestas a preguntas que no hago, sin saber si alguna vez daré con ese mundo, mi mundo. Sin saber, pero sin ceder.

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