Yes, there are two paths you can go by
But in the long run
There's still time to change
The road you're on
--Stairway to heaven, de Led Zeppelin
Creo considerarme como una persona que puede vivir sin saber ciertas cosas, no por preferir dejar de saber, sino por valorar un poco el misterio. Sin embargo, existen preguntas que me hago o que me hacen a las que siento una especial necesidad de encontrar respuestas, incógnitas relacionadas a diversos temas, incluidos los que tienen que ver conmigo. Hay una pregunta en especial a la cual aún no hallo respuesta, y tengo la impresión de que nunca obtenga una, considerando que no creo posible que alguien pueda contestarla.
Desde la última vez que vi a mi mamá, hace casi un año y medio, no he podido dejar de pensar en muchas cosas que me habría gustado preguntarle y que por no sentirme listo preferí guardar. Estoy seguro de haber tomado la mejor decisión al pedirle tomar caminos distintos, justamente porque las circunstancias que nos llevaron a encontrarnos no eran las apropiadas, incluso aunque hayan veces que las preguntas que no salieron cuando la tenía frente a mí pueden hacerme pensar lo contrario. Por como lo veo, crecí intelectual y emocionalmente gracias al encuentro que tuve con ella en ese entonces (así como por una variedad de otros factores), por ello he podido pensar y reflexionar mucho sobre el significado que tiene y tuvo para mí, lo cual me lleva a considerar, inevitablemente, qué puedo significar yo para ella. Y he ahí sólo una minúscula parte de la pregunta que mencionaba en el primer párrafo.
Quizás no se trata de una gran pregunta, sino de muchas pequeñas. Si la situación fuese tal que pudiera contactarme con ella y hacerle cada una de ellas, me llenaría de fuerzas y lo haría, pero las cosas son un tanto más complejas. No se trata de obtener las respuestas de su parte (considerando que por muchas razones no puedo confiar en ella), ni tampoco por parte de quienes tuvieron la oportunidad de tratar con ella; el gran problema de pedir opiniones es que las personas se encuentran limitadas por sus propias experiencias, no se puede dar cuenta más que de lo que uno percibe, e incluso la propia percepción de algo puede no concordar con los hechos verdaderos. Para dar con la respuesta sería necesario viajar en el tiempo y observar por mí mismo el trato que ella tuvo conmigo cuando era chico, lo cual es imposible. Solo me quedan los recuerdos, propios y ajenos, ambos bastante sesgados.
Entonces, podría pensar, ¿por qué siquiera plantear la existencia de una o varias preguntas? ¿Por qué provocarme intranquilidad sobre un tema que aparentemente no tiene solución? Podría decir que es natural en las personas preguntarnos por nuestra propia historia, saber de dónde venimos y por qué somos como somos, pero creo que sería solo una forma de evitar el verdadero. Escribí en otro post que el tema con mi mamá aún no terminaba, y hoy, tras meses de reflexiones, admito que tampoco está muy cerca de hacerlo. Sin embargo, no veo esto como algo negativo, sino como todo lo contrario, es una nueva oportunidad de probarme a mí mismo que soy capaz de hacer más cosas de las que me creo posible.
El plantear una pregunta, el crear un misterio, es otra manera de decir "todavía existe espacio para la mejora", me permite mirarme y a todo lo que hecho desde entonces. Hablando en términos más concretos, no se trata de encontrar una respuesta, la idea no es llegar a un fin, sino seguir avanzando, seguir creciendo y seguir aprendiendo. Y siendo más concreto todavía, pienso que es hora de volver a ponerme retos altos, no necesariamente en relación a mi mamá, aunque sí con miras de crear circunstancias (esta vez las apropiadas) para un nuevo encuentro con ella.
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