Fuente: http://th08.deviantart.net/fs30/PRE/i/2008/066/8/d/Trust_by_artiswolf.jpg
At the end of the day
There's no more bridges to burn
--Trial and error, de Nightingale
Últimamente me he visto conversando con algunas personas sobre la confianza. En un principio era solo por el placer de conocer opiniones distintas a la mía y obtener nuevas ideas a partir de aquéllas, pero luego sucedió algo de lo que no me siento particularmente orgulloso y el asunto se volvió demasiado personal.
Un punto en común que rescaté de todas las conversaciones es que es muy fácil que otros nos pierdan la confianza, y recobrarla es difícil dependiendo de lo que ocasionó dicha pérdida. No es complicado entender por qué. Y, personalmente, lo he aprendido de las peores maneras. Por un tiempo perdí la confianza de mi propio padre por culpa de acciones que, incuso hasta el día de hoy, apenas puedo perdonarme yo mismo. Aunque si tuviese que hablar de magnitudes, diría que lo más valioso que alguna vez perdí por culpa de la desconfianza fue una gran amistad. Ya he escrito sobre esto antes, así que no ahondaré en el tema. Pero sí me gustaría mencionar que esta experiencia ha sido muy importante para mí, tanto así que influye en demasía en mi vida.
Trato de guiarme a partir de ella, pero no siempre lo consigo. Así como es fácil que otros nos pierdan la confianza, lo es igualmente decepcionarlos. Por cualquier razón posible, no podremos satisfacer a todos nuestros seres queridos todo el tiempo. Digo esto porque me veo en una situación similar a la que mencioné antes, pero esta vez con suficiente conocimiento como para no tomar las mismas (ni nuevas) decisiones equivocadas e incurrir en un error que me prometí no volver a cometer. Dado que se trata de circunstancias y personas diferentes, no existen respuestas exactas para resolver la situación, pero sí un único camino posible por tomar: recobrar la confianza perdida. Definitivamente la solución más difícil, que requiere esfuerzo y paciencia (actitudes que últimamente me han hecho mucha falta), pero aquella amistad lo vale. Un "lo siento" es necesario, pero no siempre suficiente.
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