sábado, 13 de febrero de 2010

Gatástrofe


Against the run of the mill
Static as it seems
We break the surface tension
With our wild kinetic dreams
Curves and lines
Of grand designs

--Grand designs, de Rush


No creo haberlo escrito aquí antes, pero uno de mis animales favoritos es el gato. No puedo recordar desde cuando, pero hay algo en ellos y en los felinos en general que me gusta mucho. Siempre he tenido una conexión con los animales, especialmente con los perros, pero creo identificarme más con los gatos, es por eso que desde hace un buen tiempo he querido tener uno como mascota.

Debido a que vivo con mi abuela, ella es la que tiene la última palabra en lo que respecta a animales en la casa, así que no es tan simple como comprar o adoptar uno. Y sé que el escabullir uno y mantenerlo en secreto no es la mejor de las ideas, pero lo considero como un plan B. El plan principal, aunque está tomando más tiempo de lo que quisiera, me parece la mejor vía.

Hace más de un año atrás comencé a conversar con mi abuela sobre gatos. Solía preguntarle si alguna vez tuvo uno de mascota, si le gustaban y qué opinaba sobre ellos. Estas conversaciones no duraban mucho, puesto que no es amante de los animales, pero comentaba algunas cosas que había oído sobre un supuesto sexto sentido, algo relacionado a lo paranormal. Así que traté por un tiempo de aumentar ese pequeño interés hasta convertirlo en un buen argumento para tener un gato en la casa. Pero no funcionó. Pero no me rendí.

Seguí hablándole sobre los gatos. A veces era directo y le decía para conseguir uno, pero ella siempre se negaba sin dar pie a discusiones. Luego pasé a otro tipo de técnicas. Le preguntaba cómo lo llamaríamos si, hipotéticamente, teníamos uno; o qué raza le gustaba más; o dónde lo tendríamos; o cualquier otra pregunta que involucrase estar pensando seriamente en obtener uno. Hasta el momento me ha respondido de buena gana a cada pregunta, y aunque ninguna ha derivado en un "está bien, consigamos un gato", tampoco ha habido un "¡jamás tendremos un gato en esta casa y punto!".

Si bien no viviré con mi abuela el resto de mi vida, y cuando deje de hacerlo tendré completa autonomía para tener uno, sí me gustaría tener uno ahora. Hasta entonces seguiré ideando nuevas maneras para hacer cambiar de opinión a mi abuela, siempre sin caer pesado o insoportable y trataré de no llegar al extremo de meter uno a escondidas y tenerlo en secreto, como alguna vez hizo mi papá (con un perro y no un gato) antes que yo cuando vivía con mis abuelos.


2 comentarios:

m dijo...

sigue intentándolo...falta poquito
yo era de las personas que no les gustaba los gatos, pero cuando me ragalaron uno, de un mes de nacido, necesitado de protección y cariño pues despertó en mí sentimientos encontrados...

le puse de nombre blue, por el color de sus ojos...y ahora vive conmigo y me hace feliz...

me encantó tu relato

Saludos

dIROLE dijo...

Gracias, m. Qué bueno que hayas cambiado de opinión sobre los gatos y que ahora blue te haga feliz.

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