This rough and tough adventurer is working all the time
Ya Viene Diego… Diego… Diego…
Go, Diego, Go!
--"Go, Diego, Go" Theme Song
Hoy cumplí un año más en el mundo, pero siento que no ha habido otro como éste.
Me gusta utilizar este día para detenerme por unas horas y dar una mirada hacia atrás, ver el camino que he recorrido y que me ha traído adonde estoy, como si hiciese un resumen de los últimos trescientos sesenta y cinco días de mi vida y los comparara o pesara con los anteriores. Y es que de eso se trata un cumpleaños, no solo festejar el día, también el año que ha pasado. Lo ideal, básicamente, es añadirle valor a cada año, aumentar las experiencias y el aprendizaje que éstas suponen, dar mayores significados a lo vivido y sentir que he aprovechado la mayoría de esos días alcanzando y superando nuevas metas. A lo largo del año he ido mejorándome, al igual que cada año que ha pasado, pero siento que éste último he conseguido más que en muchos otros, principalmente por mi forma de pensar.
Para empezar, cada cumpleaños solía haber un desbalance entre la alegría que sentía de cumplir años y la depresión de acercarme al día de mi muerte, teniendo lo segundo una presencia más fuerte que lo primero. Sin embargo, hoy siento que las cosas han cambiado significativamente, no solo porque el peso en la balanza se ha invertido, sino también porque no encuentro rastro de tristeza o malestar desde hace ya un buen tiempo. Todo esto gracias a las recientes vivencias por las que he pasado y que me han ayudado más de lo que podría haber querido aceptar en un comienzo.
Entonces, ¿un año más o uno menos?
Si bien antes podría haberme inclinado a elegir lo segundo, ahora pienso que la respuesta recae sobre ambas opciones. Uno menos porque, evidentemente, se nos va el tiempo, pero el reconocer este hecho no tiene por qué ser negativo, siempre y cuando se utilice como motivación para aprovechar el resto de años que nos quedan en lugar de tomarlo como una idea fatalista. Y es que es cierto, realmente cada día nos acercamos más a la muerte, pero eso no significa que debamos actuar como si ya lo estuviésemos; mientras estemos vivos, pues gocemos del hecho de estarlo. Y uno más por obvias razones: porque, a pesar de que tras un año las cosas han cambiado enormemente, podemos regocijarnos en el conocimiento de seguir siendo quienes somos y seguir viviendo.
Pues bien, puedo decir que he recobrado parte de la fe en la vida que una vez perdí, y no queda más que apuntar a un nuevo gran año, lleno de nuevas oportunidades, esfuerzos, aprendizajes y, por supuesto, experiencias.