viernes, 2 de abril de 2010

La gran farsa

I'm stuck here on the inside looking out

I'm just another case

Where's my makeup where's my face
On the inside

--From the inside, de Alice Cooper


Hace poco se me ocurrió una idea bien loca que no considero real en ningún sentido posible, una suerte de hipótesis absurda sobre algunas cosas que sí considero verdaderas en mi vida.

Lo segundo que se me vino a la cabeza fue la película The Truman Show, donde el protagonista lleva toda su vida (literalmente) siendo un personaje en un programa de televisión del que no tiene idea. Hay cámaras escondidas en todas partes de la pequeña ciudad en la que vive, inclusive en su propia casa, y cada una de las personas que conoce o con las que se cruza (sin exceptuar a su madre, su esposa y sus amigos) es un actor que interpreta un papel determinado en la vida de Truman. La idea básica, digamos, es que nada es real, que todo lo que el protagonista toma como verdadero en realidad es una gran farsa, una mentira. Todo está hecho para entretener a un público.

Lo primero que pensé, justo antes que lo anterior, fue que mi vida podía estar siendo grabada. En cierto sentido sería genial, puesto que sería famoso sin realizar esfuerzo alguno, pero la parte negativa es que puedo irme olvidando de cualquier tipo de privacidad y, principalmente, de valor alguno en mi vida. Sin embargo, no es sobre esto último que quería profundizar, sino tomar la idea de que todo esto es un programa de televisión como una explicación de por qué siento que mi vida, a pesar de tener aspectos complicados o perjuiciosos, es en general convenientemente (para mí) buena.

¿Cuáles son mis pruebas? Lo he dicho antes, tengo una suerte increíble. Me han pasado muchas cosas malas antes, pero ninguna suficientemente grande como para sentirla insoportable. Tengo problemas como todo el mundo, pero la mayoría son diminutos en comparación a los de muchísimas personas. Jamás me han asaltado, a pesar de a veces ser poco cuidadoso con respecto a los lugares que frecuento o las cosas que llevo a la vista. El único gran (y casi mortal) accidente que he tenido fue a los dos años cuando me rompí la cabeza, y aunque he tenido muchísimos más a lo largo de los años he salido bien parado de todos ellos. He estado cerca de ser atropellado más veces de las que me gustaría pero nunca lo han hecho. Tampoco he sufrido traumas de clase alguna, apenas problemas psicológicos usualmente comunes y no demasiado serios. Y, finalmente, en el ámbito económico nunca me ha faltado nada.

Como dije, no creo que esto sea realmente posible, pero me gusta jugar con la idea. Al momento de comentársela a amigos, unos me dicen que es totalmente jalado de los pelos y otros se divierten pensándolo tanto como yo. Es como si los primeros quisieran negar la posibilidad para que no descubra la farsa, mientras que los segundos me siguen el juego para que no sospeche nada. Ya no sé qué pensar.


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