Hello again, it seems so long
Since we last met, how has it gone?
--Hello again, de Lost Prophets
Hace unos días recordé un par de juegos que jugaba cada vez que iba en algún carro, justamente mientras iba en uno.
Miraba por la ventana con miles de cosas en la cabeza cuando a mi lado pasó una camioneta escolar, desde donde un niño me saludaba entusiasmado y sonriendo. Me sorprendí a mí mismo al devolver el saludo sin pensarlo y sonreírle de vuelta, y desde ese momento me quedé recordando que yo también solía saludar a la gente en otros autos cuando era más pequeño.
No recuerdo cómo surgió ese juego al que con unos amigos llamamos "Hola". Quizás en alguna de las tantas veces que iba al colegio con varios de mis compañeros, tal vez al lado de mi primo, de quien tengo más recuerdos relacionados al juego. La idea era sentarnos en la parte trasera del auto, mirar por la ventana posterior y saludar a los conductores que iban detrás de nosotros tratando de conseguir que nos devolviesen el saludo. Era bastante simple, pero muy divertido, y es probable que, como muchos, lo haya sentido como una forma de causar impacto en el mundo adulto. Y digo "adulto" porque no recuerdo ninguna oportunidad en la que haya jugado a saludar niños de mi edad o un tanto mayores ni menores.
Sin embargo, también me acuerdo de un juego similar cuyo nombre era "Dedo medio" en el que, sí, efectivamente, había que levantar el dedo medio a los otros conductores. Imagino que lo jugué siendo un poco mayor, pero recuerdo claramente que no me gustaba tanto como el anterior y por lo general cubría mi cara o me escondía debajo del asiento cada vez que lo jugaba, probablemente por vergüenza o miedo a que me llamasen la atención. Lo curioso de este juego es que la finalidad era muy distinta a la de "Hola", puesto que no esperábamos reacción por parte de la persona a la que le hacíamos la seña, simplemente divertía el hecho de insultar, de hacer algo prohibido.
El ver al niño saludarme hizo que regresará muchos años en el pasado, a momentos en los que no me pasaba el tiempo mirando por la ventana del carro pensando en mis responsabilidades, sino saludando y sonriéndole a extraños. No sabría decir si es acertado denominar esa vieja etapa como "más fácil" o "más simple", pues en ese entonces tenía mi propia cuota de preocupaciones infantiles y recursos limitados para lidiar con ellas; y querer regresar a ese tiempo sería negar que alguna vez haya deseado dejar de ser niño y ya ser adulto. Pero sin duda es refrescante, al menos para mí, dar una mirada al pasado y sonreír, recordar viejos tiempos y valorar los que ahora se viven, a los cuales volveremos en el futuro. Y me alegra haber recibido un saludo y no un dedo medio; tal vez este post habría sido diferente de haberse dado el segundo caso.
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