domingo, 6 de mayo de 2012

Yo soy... (tercera parte)

Fuente: archivo personal

I looked inside me
To find myself

--Born to be, de Shaman


Hace casi diez años un amigo me dijo una frase mientras conversábamos sobre la vida, una frase que hasta hoy recuerdo claramente y que aún me hace reflexionar. Este amigo me comentaba sobre su hermana, quien en ese entonces era estudiante de Psicología (carrera que a mí todavía ni se me había ocurrido estudiar) y de los temas que veían en la universidad. Y mientras hablaba de ellos, me dijo lo siguiente: "Si no te conoces a ti mismo, ¿cómo esperas conocer a los demás?".

Admito no saber por qué dijo aquella frase, aunque me vienen a la cabeza algunas ideas. En el 2002 tenía apenas catorce años, acababa de cambiarme a un colegio nuevo y llevaba poco menos de un año viviendo con mi papá luego haber pasado prácticamente toda mi vida al lado de mis abuelos. No era sólo un adolescente confundido, lleno de dudas, sin un claro sentido de pertenencia, tímido y sin planes a futuro; también me costaba hacer nuevos amigos y la relación que mantenía con mi papá era incómoda por decir lo menos. Uniendo todo esto y algunos otros detalles que elijo omitir, no es de sorprender que haya tenido dificultades para conocerme. Incluso hoy, diez años más tarde y miles de experiencias de por medio, estoy seguro de no poder definirme por completo; es más, pienso que nadie se conoce a sí mismo en su totalidad, algo que a mi parecer es bastante normal y quizás hasta lógico.

Regresaba a pensar en la frase de mi amigo al saberme estudiante de Psicología, con una visión de mí mismo muy distinta (y más íntegra) de la que poseía durante mi adolescencia y con capacidad de darle una mirada más crítica. A mi parecer, lo dicho por este amigo es la interpretación que él le dio a palabras pronunciadas primero por su hermana. Precisamente al verlo de esta manera, doy con lo siguiente: conocerse a uno mismo; tener noción de nuestros gustos, molestias, virtudes, defectos, pasiones y miedos; ser mínimamente capaz de predecir cómo nos sentiremos ante determinadas situaciones; todo eso, hasta cierto punto, es necesario y útil en quienes desean relacionarse con otras personas para conocerlas de la misma forma en que uno se conoce a sí mismo. ¿A qué tipo de personas me refiero? Pues a las mismas que probablemente se refería mi amigo, quizás hasta sin saberlo: a psicólogos.

Tal vez se trate de una reflexión forzada, aunque realmente creo haber dado con el quid del asunto. Y es por ello que me parece tan interesante, pues esto explicaría en cierta medida la influencia que tuvo mi amigo (y su hermana, a quien para entonces aún no conocía) en la decisión que tomé de estudiar Psicología. Como dije, antes de esa conversación ni se me había cruzado por la cabeza la idea de estudiarla, y no fue sino hasta tres años más tarde que estuve totalmente seguro de querer ser psicólogo, así que mi futuro pudo haberse decidido en parte por esa conversación diez años atrás.

No quería terminar este post sin dar una respuesta a la frase que inició toda esta discusión. ¿Me conozco a mí mismo? Definitivamente sí, con algunas pequeñas características que iré descubriendo con el pasar de los años. Sabiendo todo esto, ¿puedo conocer a los demás? Dado que me conozco, y sé con plena seguridad que poseo la capacidad reflexiva para comprender y apreciar a otros, capacidad que pude o no haber comenzado a desarrollar tras aquella conversación, respondo sin duda alguna que sí. Y es exactamente sobre lo que hablaré con mi amigo aprovechando que lo veré la semana que viene.

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