martes, 12 de noviembre de 2013

La chica de las manos frías

Fuente: Archivo personal

But that was some time ago
A memory vague and fading slow

--Hand on heart, de Queensryche


Alguna vez conocí a una chica con manos frías. Me confió una historia muy personal de cuando era más joven, del intenso cariño que sentía hacia una amiga suya, un sentimiento que poco a poco fue convirtiéndose en amor; secreto, pero amor. En ese entonces sus manos eran cálidas, y cálidos los días que pasaba al lado de su amiga, con una gran sonrisa que sólo a veces le he visto esbozar. Pero aquello pronto cambió cuando le contó lo que sentía por ella. La amiga no reaccionó nada bien y decidió tomar una distancia que cada vez fue acrecentándose más y más, hasta que el vínculo que alguna vez las unía desapareció por completo. Y así, tras la pérdida de la persona por quien sentía tanto afecto, el calor de sus manos no tardó en abandonarla igualmente.

Cuando la escuché relatar esta historia toqué sus manos, y por primera vez creí entenderla, pero recién hoy, varios años más tarde, puedo asegurar que no fue así. Comprendí su historia, de esto estoy seguro, pero no entendí lo que quiso decir, el mensaje entre líneas que dejó sin pronunciar. Ella decía que sus manos permanecerían frías hasta que encontrase a quien pudiese devolverles su calor, quizás refiriéndose a su amiga, quizás pensando en alguien más, o en nadie en particular.

Hoy, después de tanto tiempo sin vernos, ya no pienso que alguna vez se trató sobre entenderla o no. Pero creo que, si la volviese a ver, lo primero que haría sería preguntarle si finalmente pudo encontrar a quien buscaba. Y antes de dejarle dar una respuesta, tocaría sus manos con la esperanza de no sentirlas frías otra vez.

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