And life is awaiting me
I'll learn what they're teaching me
And surely my destiny will follow
--The ways of the fool, de The Neal Morse Band
Empecé a escribir en este blog diez años atrás con dos finalidades muy claras. La primera y más importante, encontrar un espacio propio en el cual pudiese plasmar mis ideas, un lugar donde pudiera desahogarme y reflexionar. La segunda, para compartir mis experiencias y permitir que quienes las leyesen lograsen obtener algún tipo de provecho a partir de ellas, como ayudarlos a encontrar respuestas a sus propias situaciones de vida. Con el paso del tiempo, una tercera razón comenzó a aparecer derivada de la segunda.
Cada cierto tiempo yo mismo regresaba a leer posts anteriores, ya fuese para recordar ideas pasadas o para revivir momentos particulares por los que pasaba al escribirlas. Y poco a poco comencé a regresar más y más a posts específicos, a aquellos en los que hablaba de situaciones críticas, en los que las palabras eran mucho más honestas y cargadas de significados valiosos. Era (es) como una forma de recordar mi camino; el que tomé y el que recorro actualmente.
Esos escritos, queriendo o sin querer, siempre estuvieron dirigidos a mí, al yo del futuro que rescataría enseñanzas olvidadas, que reviviría viejas promesas, que vería atrás para nunca olvidar los peores momentos y así saber lo afortunado que ha sido. Que es. Que soy. Y también para recordar los buenos, por supuesto. Pero al final del día todos sabemos que es de los errores y de las crisis de lo que más se aprende.
Sé que por eso sigo escribiendo en este blog, diez años después, escribiendo sin pensar en cuándo dejaré de hacerlo. No sé qué será de mi vida la próxima década, pero tengo por seguro que estas palabras estarán esperándome cada vez que decida volver. Y, de cierta forma, parte de mí también estará aquí.
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