viernes, 22 de enero de 2010

Sobre libros y demás


Sweet life I know
Will it fade away
Sweet life I know
Can we give enough before we come undone

--Mad life, de Dishwalla


Hace años tenía la costumbre de leer las últimas páginas de los libros antes de siquiera saber de qué se trataban, incluso a veces compraba novelas que no conocía solo porque me gustaba cómo terminaban. Si bien ya no lo hago, creo que eso va de la mano con una idea que tengo. Una buena historia tiene que tener un buen final al cual aferrarse para considerarse memorable, pero esta combinación no es obligatoria en todos los casos, pues creo que el punto fuerte de una narración no es cómo empieza o cómo termina, sino lo que hay entre cada uno de esos extremos.

Lo mismo podría aplicarse a la vida en general, en caso no se crea en una después de la muerte. El punto es detenerse a oler las flores y no solo seguir el camino, cualquiera que sea éste. Algunos dicen que el sentido de la vida es sobrevivir, o que es encontrar la mejor manera de ser felices. Yo antes pensaba que pasamos por lo mismo una y otra vez, que ese "más allá" no es más que nuestra vida siendo vivida tal cual nuevamente. Ahora me inclino a pensar que, por un lado es sobrevivir, por otro es encontrar la forma de ser feliz y por uno último es dejar un legado, una enseñanza, una huella, un granito de arena, algo que sirva de ayuda al resto de personas que estarán aquí después que nosotros.

Entonces, dejo dicho que el final de una buena historia, de una vida bien vivida, se puede conocer desde antes de lo que le precede, pero lo que vale es cómo se desarrolla y cómo puede, potencialmente, cambiar otras historias.


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