Still she's a danger girl
Insane far beyond her years
On some things she's very clear
She's a wild adventurer
--Silver girl, de Fleetwood Mac
Ayer viernes, al fin, pude resolver una situación bastante complicada que me ha tenido intranquilo buena parte de los últimos cuatro meses. Si bien me gustaría escribir detalladamente al respecto, es un tema que no solo me compromete a mí sino a más personas, y sé que a algunas de ellas, que leen este blog, no les gustaría verlo publicado. Me limitaré a hablar de manera más general.
Hace poco más de cuatro años, una vieja amiga me hablaba del amor, del que ella consideraba como verdadero y al que yo no llamaba imposible pero sí demasiado difícil de conseguir o hallar. Según lo que recuerdo haber entendido luego de sus explicaciones, ella hacía mención a un encuentro inoportuno entre dos personas que con tan solo verse e interactuar casualmente sentirían, casi simultáneamente, una especie de conexión. Aclaró que no se refería a un "amor a primera vista", que el término se acercaba mucho a lo que trataba de expresar, pero que no era exactamente eso. Cuando escuché su explicación por primera vez me sonó a un cuento de hadas, a las típicas películas de princesas de Disney. Aunque poco a poco fui cediendo hasta considerar que podría ser posible tener tal conexión de manera inusual y tan inmediata, pero que definitivamente dependía de muchísimas cosas, de las circunstancias del encuentro, de las actitudes de cada persona, de sus personalidades, de sus experiencias pasadas, y de muchas más, lo que daba cuenta de una probabilidad bajísima de hallar el amor verdadero que ella profesaba.
Hoy, ella puede decir que ha hallado amor, no sé si el que buscaba cuatro años atrás, pero sí uno muy profundo y especial. Yo, por mi parte, jamás me he enamorado. ¿Tendrá esto que ver con nuestras posturas opuestas frente a ese "verdadero amor", o se trata de algo más intrincado?
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