jueves, 20 de enero de 2011

¿Una vida "apretada"?


I can do what I think
it's right within these walls

--Not free enough, de Mindflow


Hay una palabra que he escrito decenas de veces en este blog, la cual va unida a una idea que da cuenta de lo mucho que significa para mí vivir de acuerdo a ella, pero sobre la que nunca me he detenido lo suficiente como para explicar qué quiero decir cuando la menciono. Me refiero a la libertad.

Cuando hago alusión a ella no quiero decir que cada individuo deba hacerse cargo de sí mismo (creo que eso iría más por el lado de la independencia) o que sea dueño de sus propias decisiones y pensamientos, sino a algo más profundo, sin excluir necesariamente un poco de los puntos anteriores. Diría que existen grados de libertad, y que alcanzar el punto máximo sería prácticamente imposible, empezando por el hecho de que estamos siendo constantemente limitados desde el día que nacemos. Vivir al lado de otras personas implica una existencia con "fronteras", pues podemos "hacer lo que queramos", pero nunca pisando la capacidad de ser libres de los demás, al menos no sin consecuencias que, a la larga, implican el cese de la nuestra. Aquí entra en juego todo lo que viene ser leyes, prohibiciones y derechos que en última instancia buscan establecer un orden, el mismo que se presenta como un límite adicional. A lo que voy es que somos libres en tanto dejamos a otros serlo, por ello es ilógico pensar en una vida de completa libertad mientras se viva en sociedad. El punto es que todos vivamos tranquilos, con una libertad variable de persona a persona (en el mejor, y más improbable, de los casos teniéndola todos en igual cantidad).

No quiero decir que la idea sea alejarse de la civilización y llevar una vida de ermitaño; creo que esto presentaría sus propias limitaciones. Tampoco busco repetir lo que había mencionado en un post anterior acerca de tratar de conseguir armonía y cooperación entre los seres humanos (en él doy una breve opinión de por qué pienso que es utópico esperar que algo así suceda). Me refiero a algo distinto.

La verdadera libertad reside en el hecho de que cada uno debe hacer el mejor uso de la que tiene, tan limitada como pueda ser, en lugar de empecinarse por conseguir más de ella a expensas del resto. Creo que no estaría mal "probar las fronteras" ocasionalmente, ir ganando terreno sin quitárselo a otros y a la vez ceder un poco del propio. En términos más concretos, probar qué tanto nuestras decisiones y actos afectan a los demás y hacer pequeños sacrificios que los beneficien igualmente. Por ejemplo, ser un poco más permisivos con los hijos si éstos demuestran que se puede confiar en ellos, o dejar ganar una pequeña discusión a un amigo incluso si sabemos que estamos en lo cierto.

Aún me queda mucho por decir sobre el tema, siento que apenas he rozado la superficie de una idea que podría explotar mucho más, considerando los muchos posts en los que la he mencionado siempre refiriéndome a situaciones distintas. Pero, por el momento, la dejaré aquí.

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