lunes, 25 de marzo de 2013

La vida me quiere vivo

Fuente: http://fc01.deviantart.net/fs13/f/2007/061/e/a/Bike_by_Chibi_Cloud.jpg

Hold on, slow down
Again from the top now

--Ready to fall, de Rise Against


Ayer estuve realmente cerca de romperme más de un hueso y, quizás, hasta de perder la vida. Tuve el peor accidente de mi vida como ciclista y, extraño como pueda sonar, no me pasó nada.

Realizaba por tercera vez un viaje a Cieneguilla con dos compañeros, y sabía perfectamente lo que me esperaba una vez que llegara a la parte más alta de toda la ruta. Los cinco kilómetros que siguen luego de ese punto son la parte más divertida de todo el trayecto, pero también la más peligrosa: una bajada empinada llena de curvas inicialmente bordeadas por paredes rocosas y luego por terreno abierto, con carros y camiones en constante circulación que amenazan con chocar a los desprevenidos. Se puede llegar a una velocidad bastante alta, lo cual me encanta, pero ello justamente fue una de las causas de mi accidente.

Ya antes de llegar a la cima notamos que uno de los rayos de mi rueda trasera se había roto, lo cual me preocupaba menos de lo que hubiera debido. Asumí que un solo rayo no me causaría problemas. Grave error. Al momento de bajar, ya con una buena velocidad, no pasó ni un minuto antes de escuchar un fuerte "¡crack!". Inmediatamente después vi cómo mis frenos traseros se quebraban y la llanta dejaba de rodar, atorada entre los pedazos de freno y la parte del marco que conecta con aquélla. En lugar de usar los frenos delanteros para detenerme, por miedo a salir disparado hacia adelante, entré a la berma derecha esperando que la tierra y las piedras me ayudasen a bajar la velocidad. Pero no funcionó. Iba demasiado rápido y las paredes rocosas hacían muy estrecho el camino, además de que había piedras muy grandes y agujeros en el suelo que tuve que saltar con desesperación. Volví a entrar a la pista tambaleándome y a los pocos segundos pude regresar a la berma y lanzarme de la bicicleta como última y definitiva medida. Eso sí funcionó.

Me asombró descubrir que ahora eran cuatro los rayos rotos y tres bastante sueltos, además de que el freno estaba doblado y roto. Pero lo que más me sorprendió fue estar vivo e ileso, sin una sola magulladura o golpe, sólo cubierto de tierra y con el corazón en la boca. Tuve mucho miedo, más que en cualquier otra situación de este tipo, pero me alegra haber reaccionado como lo hice, haber mantenido cierto control a pesar de todo. No hace falta decir que el paseo, al menos para mí, acabó en ese momento. Mis compañeros continuaron sin mí, lo que me hizo sentir un poco mal, puesto que me hubiese gustado ir con ellos, pero no había razón para que se perdieran el resto de la diversión si yo estaba bien.

En el taxi de regreso a mi casa comencé a pensar y repensar en lo sucedido. Muchas veces he escuchado decir a otras personas que han estado en accidentes o situaciones extremas que las cosas sucedieron muy rápido, con lo cual me identifico totalmente. Pero también he escuchado decir que fue suerte o una intervención divina lo que previno mayores daños, y ahí sí difiero. En ese momento era yo quien manejaba, quien mantenía el equilibrio, quien esquivaba los obstáculos y quien en medio de un enorme miedo hacía todo lo posible por conservar la calma y mantenerme a salvo; nadie más. Evidentemente las circunstancias también jugaron a mi favor, no había demasiados carros, era una zona por la que podía intentar detenerme y no iba solo, pero al final del día pienso que muchas de las situaciones que logramos enfrentar dependen en gran medida de nosotros mismos y de nuestra capacidad para evaluar los posibles resultados de nuestras acciones.

Y así tuve mi primer gran y peligroso accidente bicicletero, en el cual mi bicicleta sufrió muchísimo más daño que yo, el único de todos mis accidentes en el que no he salido herido. Ahora solo queda recomponer la llanta y pronto lanzarme a la aventura nuevamente.

domingo, 24 de marzo de 2013

Un error menos

Fuente: http://th08.deviantart.net/fs30/PRE/i/2008/066/8/d/Trust_by_artiswolf.jpg

At the end of the day
There's no more bridges to burn

--Trial and error, de Nightingale


Últimamente me he visto conversando con algunas personas sobre la confianza. En un principio era solo por el placer de conocer opiniones distintas a la mía y obtener nuevas ideas a partir de aquéllas, pero luego sucedió algo de lo que no me siento particularmente orgulloso y el asunto se volvió demasiado personal.

Un punto en común que rescaté de todas las conversaciones es que es muy fácil que otros nos pierdan la confianza, y recobrarla es difícil dependiendo de lo que ocasionó dicha pérdida. No es complicado entender por qué. Y, personalmente, lo he aprendido de las peores maneras. Por un tiempo perdí la confianza de mi propio padre por culpa de acciones que, incuso hasta el día de hoy, apenas puedo perdonarme yo mismo. Aunque si tuviese que hablar de magnitudes, diría que lo más valioso que alguna vez perdí por culpa de la desconfianza fue una gran amistad. Ya he escrito sobre esto antes, así que no ahondaré en el tema. Pero sí me gustaría mencionar que esta experiencia ha sido muy importante para mí, tanto así que influye en demasía en mi vida.

Trato de guiarme a partir de ella, pero no siempre lo consigo. Así como es fácil que otros nos pierdan la confianza, lo es igualmente decepcionarlos. Por cualquier razón posible, no podremos satisfacer a todos nuestros seres queridos todo el tiempo. Digo esto porque me veo en una situación similar a la que mencioné antes, pero esta vez con suficiente conocimiento como para no tomar las mismas (ni nuevas) decisiones equivocadas e incurrir en un error que me prometí no volver a cometer. Dado que se trata de circunstancias y personas diferentes, no existen respuestas exactas para resolver la situación, pero sí un único camino posible por tomar: recobrar la confianza perdida. Definitivamente la solución más difícil, que requiere esfuerzo y paciencia (actitudes que últimamente me han hecho mucha falta), pero aquella amistad lo vale. Un "lo siento" es necesario, pero no siempre suficiente.

jueves, 14 de febrero de 2013

Fuerza y consecuencia

Fuente: http://fc01.deviantart.net/fs71/i/2012/055/5/9/true_words_by_greybeardlegend-d4qs4pt.png

The words come back to me
And speak to me
As fragile as a whisper on the wind

--Con todas las palabras, de Subsignal


K: Es cierto que al momento de reinventarnos conservamos mucho de lo que inicialmente fuimos, ¿pero sería posible que algunas partes se extravíen durante la transformación?
L: ¿A qué te refieres?
K: Pensaba que tal vez, mientras nos encontramos en pleno proceso de cambio, mientras nos encaminamos a convertirnos en algo mejor o más grande de lo que ya somos, dejamos de lado ciertas ideas, sensaciones y actitudes.
L: Pues claro, sino ¿qué cambio habría?
K: No me refiero a lo que voluntariamente cedemos, sino a las partes intrínsecamente nuestras que por la necesidad de cambio extraviamos.
L: ¿Cómo qué?
K: Lo explicaré desde mi propia experiencia.
L: Dale.
K: Años atrás me dije a mí mismo que jamás renunciaría a mi pasión por las palabras, fuese prosa o lírica, que aquéllas serían mis principales instrumentos de expresión, y a través de ellas sellé el juramento.
L: Lo recuerdo.
K: Y si bien la pasión nunca murió, otras comenzaron a nacer y a tomar más de mi atención y de mi tiempo. Y así perdí gran parte de la sensibilidad que acompañaba mis ratos de lectura y escritura.
L: Te volviste indiferente...
K: No, lo que sentía no llegaba a ser indiferencia, porque cada vez que me aproximaba a las palabras lograba tener una vaga sensación de...de...
L: ¿De qué?
K: No encuentro la palabra, no sé cómo describir ese sentir sin dejar de decir tantas otras cosas, tantas otras sensaciones que van unidas a él. Y ese, exactamente, es mi punto. Al reinventarme, al encontrar nuevas maneras de expresión, creo haber perdido buena parte de la capacidad de hacerlo por medio de las palabras.
L: Tal vez tengas razón, tal vez es cierto que al cambiar también dejamos de lado otras partes de nosotros mismos que no queremos perder. Pero en este caso, tu caso, creo que te equivocas. Escúchate y léete y verás que tengo razón.
K: Todo lo que escribo son palabras vacías, y eso no es suficiente para mí. Detrás de cada frase debe ir una vivencia, una sensación que la fortalezca, ya sea para el lector o para el escritor. Si ninguno puede engancharse con lo lee o lo que escribe, respectivamente, entonces el contenido ha fallado en expresar lo que debería, y lo que queda son solo oraciones despojadas de significados. Lo que importa, lo que finalmente debe prevalecer, no es la palabra por sí sola, sino también la emoción que le da vida y la que se genera a partir de aquélla.
L: Puede que sea como dices, pero también es cierto que lo que alguna vez se extravió puede volver a encontrarse.
K: Precisamente por eso escribo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Ser en la comunicación

Fuente: http://fc06.deviantart.net/fs39/f/2008/329/0/c/Conversation_by_Mimy0318.jpg

People are strange
When you're a stranger

--People are strange, de The Doors


A lo largo del día uno puede haber entablado muchas conversaciones, no necesariamente aburridas ni con personas poco importantes, pero en algunas de aquellas puede sentirse que algo falta, que si bien existe una buena comunicación no siempre se da con espontaneidad, que las palabras no llegan con suficiente naturalidad. Es casi como una conversación forzada, un intercambio verbal (o escrito) entre dos o más personas que no brinda mayor placer. Pero también hay conversaciones del tipo opuesto, en las que es muy fácil hablar y relacionarse, conversaciones donde las palabras salen por sí solas, todo fluye con facilidad, no es necesario pensar demasiado en qué se dirá a continuación y el tiempo pasa volando sin que uno se dé cuenta. Por todo ello, creo que encontrar a una persona con quien se pueda hablar de esta manera es haber encontrado a alguien con quien podremos ser nosotros mismos. Y esa clase de vínculo es incomparable.

martes, 5 de febrero de 2013

Redescubrimientos

Fuente: http://fc07.deviantart.net/images/i/2003/47/8/2/Music.jpg

You can reinvent your world
Anytime you like

--To be alive again, de Journey


Unos años atrás, mientras escuchaba música en la casa de una vieja amiga, noté que su lista de canciones rebasaba las cuatro mil, lo cual me impresionó muchísimo. Por ello, a partir de ese día, comencé a conseguir tantas canciones como me fue posible, siempre y cuando pertenecieran a artistas que disfrutara escuchar y no simplemente música al azar. Hoy mi lista cuenta con más de ocho mil canciones, pero lo mejor de todo no es haber superado a mi amiga, sino toparme ocasionalmente con alguna canción que no he oído en mucho tiempo y volver a disfrutarla como si la estuviese escuchando por primera vez. En especial alguna de las que aquella compartió conmigo.

viernes, 1 de febrero de 2013

Yo soy... (cuarta parte)

Fuente: Archivo personal

You can always look at the negative
But you should always live in the positive
So I try every day to live that way

--Positivity, de Stevie Wonder


Hoy quise darle un vistazo a aquello por lo que me rijo, por una de las más fuertes ideas que me conforman, por esa filosofía de vida por la que tanto abogo y que trato de aplicar tan frecuentemente como me es posible. Esta mirada surgió a partir de una vivencia reciente que me hizo dudar de mí mismo y que me llevó a pensar por qué me percibo y me muestro como una persona positiva, teniendo en cuenta que a veces puedo actuar o sentirme de forma contraria.

Como ya lo he escrito antes, unos años atrás me encontraba lejos de ser optimista, inundado por pensamientos nocivos y destructivos, lleno de rencor hacia los demás, muchas veces sin que existiera una verdadera causa para ello. Mis experiencias pasadas me llevaban a tener una noción en extremo negativa de la gente, a desconfiar de ella, a pensar que siempre podía haber una intención oculta en sus acciones que terminaría por ocasionarme daño. Así perdí más de una amistad. Sin embargo, de la mano con todo este enojo, iba un deseo enorme de ser feliz. Sé que suena cursi y hasta idealista de sobremanera, pero era algo a lo que me aferraba fuertemente y sobre lo que discutía con frecuencia con el psicólogo con quien conversaba.

Con el pasar del tiempo todas estas ideas fueron desapareciendo. Todo el resentimiento que guardaba en mi interior fue transformándose. Mi visión del mundo se tornó mucho más positiva. ¿Qué ocasionó este cambio? No sucedió de la noche a la mañana, sino que fue consecuencia de decisiones erradas y vivencias muy intensas a lo largo de todo un año. Lo que viví, y principalmente lo que sentí, me hizo mirarme de verdad y reflexionar sobre lo que estaba haciendo con mi vida, con pensamientos, palabras y actos tan destructivos que de a pocos me iban convirtiendo en una persona enemistada con todo y todos, y en especial conmigo mismo. A partir de una situación en particular, la más difícil por la que alguna vez he pasado (y eso es decir poco), descubrí que nada sería igual de complicado, que desde ese punto en adelante sería capaz de todo.

Y así nació mi optimismo. O, quizás más acertado sería decir que así pude sacarlo del lugar en donde lo guardaba. Pero si bien los últimos años he vuelto a tener fe en las personas y en mí mismo, a veces me cuesta mucho mantenerme fiel a mis ideales. En ocasiones saco a relucir esos viejos pensamientos y actos negativos, y son mis seres queridos, familiares y amigos, quienes resultan más dañados, como recientemente ha sucedido. Este suceso me hizo dudar de mi actitud positiva, me hizo creer que tal vez la manera optimista con que he elegido ver el mundo es solo una máscara que un día me puse para esconder quien verdaderamente soy. Tal vez mis ideas son forzadas, creadas como una excusa o perdón, como un arma para protegerme de la realidad. Tal vez el deseo de ser feliz me empujó a engañarme y hacerme creer que al fin había conseguido serlo.

Pero todas ellas solo eran ideas producidas por la inseguridad, el tipo de cosas que a veces saturan mi cabeza y nublan mi juicio cuando paso por momentos de dificultad. Si alguna vez me puse una máscara, hace mucho que me deshice de ella; la realidad puede ser dura, y a veces se contradice con mi forma de ver el mundo, momentos en los que puedo flaquear, pero al final del día me mantengo firme, y mis ideales también. Y sé con seguridad que no soy feliz, pero sí me encuentro satisfecho, agradecido y orgulloso de haber hecho el esfuerzo de cambiar, de elegir el camino que me acerca a la felicidad en lugar de alejarme de ella. Soy una persona optimista y realista a la vez, soy quien siempre ve lo bueno en medio de lo malo incluso cuando es difícil notarlo, quien tiene esperanzas a pesar de todo. Y eso no solo es un hecho, es una promesa que me hago a diario.

lunes, 28 de enero de 2013

El último es el paso más importante

Fuente: Archivo personal

Have you lived a lifetime today
Or do you feel like you just got carried away?

--The stars look down, de Rush


I: Por años he estado listo para todo, listo para enfrentar lo que sea que hiciese falta encarar. Pero a pesar de mi disposición, nada pasa; nada nunca pasa.
J: ...
I: Las han habido veces en que he esperado sentado, y veces también en las que me he resuelto a actuar. Así que no puede decirse que no he intentando ni mucho menos que no he aguardado pacientemente.
J: ...
I: Pero son todos intentos fallidos y todas esperas en vano. Uno puede estar listo el resto de su vida, puede prepararse con antelación para cualquier circunstancia; puede planear los cursos de acción y puede prever las consecuencias de cada acto, pero nada de eso sirve si nunca pasa nada.
J: ...
I: Estar listo funciona, pero se torna aburrido cuando el mundo es reducido a lo predecible, cuando se logra lo propuesto pero no se consigue lo anhelado. La sorpresa se esfuma por completo.
J:
I: Por eso lo dejo todo y elijo dedicarme a un solo momento, a saber que existes, que me escuchas y que después de tantas palabras echadas al aire alguna llegue a ti y me reconozcas; que sepas quién soy, de dónde vengo y cuántos pasos más habré de dar hasta que nuestros caminos se crucen. Porque no importa si he de buscar toda la vida mientras sepa que algún día te encontraré. Y para eso y nada más verdaderamente necesito estar listo. Para sorprenderme. 
J: ...
I: ...

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails