lunes, 28 de marzo de 2011

Un toque diferente


To dream is not enough
The world is in our hands

--Touch the sun, de Crimson Glory


Hace algunos años me preguntaron cuál de mis sentidos era el que más me gustaba o cual pensaba que estaba más desarrollado. En ese entonces dije que mi vista era la mejor, muy a pesar de tener miopía y un ligero problema para distinguir las tonalidades de algunos colores, y que la prefería por sobre los otros debido a la gran importancia que tiene para todos en el día a día. Además, gran parte de nuestras representaciones mentales son visuales (aunque hay teorías que discrepan con esta idea), y los sueños y la imaginación suelen presentarse visualmente. Este último me llevó a hacer la pregunta "¿con qué sueñan los ciegos?" Si bien no tengo una respuesta definitiva, una amiga me comentó que no soñaban con imágenes, sino con sensaciones táctiles, lo cual me llevó a replantear la elección mencionada al inicio de este párrafo.

Debido a lo anterior, los últimos meses he estado percatándome mucho más de lo que toco, cómo se siente, qué tipo de textura tiene, qué me hace recordar, etc. Esto me ha llevado a percibir una serie de cosas que antes pasaba por alto o que tomaba por sentado, he podido devolverle importancia al tacto en mi vida. Considerando que a éste se le percata mayoritariamente por medio de la piel, y que ésta es el órgano más extenso de nuestro cuerpo, no tendría que llamar la atención la enorme cantidad de sensaciones que estamos ignorando al concentrarnos en el resto de sentidos. Sin embargo, vale decir que el hecho de prestar atención a ciertos estímulos y no a otros es un mecanismo adaptativo bastante útil que evita que nos saturemos de información, al menos mientras realizamos actividades en las que es imperativo obviar cosas que son irrelevantes, como manejar un auto en una vía de alta velocidad sin percatarse de la comodidad del asiento. Aquí lo que predominaría sería lo visual.

A lo que voy es que uno puede obtener una perspectiva nueva de las cosas cuando les presta atención de manera diferente a la usual. No sería lo mismo coger una taza y beber algo de ella, que repasar el asa con los dedos, detenerse en las hendiduras y alto relieves formados por las figuras que la adornan, percatarse de los bordes al posar los labios sobre ellos y sentir el peso al levantarla para apurar su contenido. Es "ver el mundo con otros ojos", aunque, siendo precisos, es tocarlo.

sábado, 12 de marzo de 2011

Libre albedrío condicional


Your head will collapse
And there's nothing in it
And you'll ask yourself...

--Where is my mind, de Placebo


Hace un par de días pude llevar a cabo una sesión fotográfica cuyo trasfondo era el de expresar la idea de ser uno mismo en todo momento, sin importar el lugar, las reglas o el pensar de las demás personas. Sin embargo, mientras tomaba las fotos, una idea adicional se hizo presente con mucha intensidad, algo sobre lo que ya había querido escribir antes.

Tres amigos me hicieron el favor de disfrazarse y maquillarse como payasos, de tal manera que pudiese tomarles fotos mientras caminaban por Miraflores. Realizaban actividades normales, sentarse en alguna banca a conversar, entrar a una cafetería, comprar en una bodega, hablar por celular, cogerse de las manos y varias otras cosas más que no molestaban a nadie ni pretendían llamar la atención (salvo ir vestidos como payasos). Ya imaginaba que la gente no los pasaría por alto; les sonreían, les gritaban, se acercaban a saludarlos. Lo que no preví fue que autoridades del distrito se acercaran para cuestionar el proyecto, o que nos botaran "amablemente" de un restaurante de comida rápida por tener gente disfrazada ajena a la empresa. Con esto comprobé, hasta cierto punto, que ser uno mismo está "bien" siempre y cuando seas como la mayoría. O mientras no te vean.

Igualmente, como comentaba con una amiga hace un tiempo, la división entre lo normal y lo anormal es bastante delgada, pues lo que es normal en un momento puede no serlo en otro. Las masas son quienes deciden lo que es normal por medio de las prácticas sociales y culturales, así como en Psicología se distingue un comportamiento anormal y, por lo tanto, no sano en personas que se desvían de lo observado en la mayoría de casos. Lo que hoy se considera "mal visto" puede estar "de moda" en el futuro, tal y como ha sucedido incontables veces durante cientos de años.

No trato de decir que esto sea malo, es más, considero que es una práctica humana común y, valga la redundancia, normal. Entiendo que este tipo de clasificaciones buscan un orden, pero pienso que se salen de control cuando interfieren con las libertades de los individuos, cuando los limitan o los discriminan por ser algo que no es contemplado como parte de la norma. Evidentemente no hablo sólo de payasos cuando me refiero a todo esto. Quizás no pertenezca a ninguna minoría, pero entiendo lo que es perder potestad sobre las propias decisiones a causa de otros.

Así, el divertido proyecto fotográfico que tenía como meta ilustrar una idea positiva, dejó entrever una contraria. De cualquier manera, considero que incluso con todos los problemas que el ser uno mismo implica, vale mil veces la pena luchar por lo que se cree y por lo que se es antes que callar y dejarse pisar. 

martes, 8 de marzo de 2011

Un idiota feliz


Say a prayer for the pretender
Who started out so young and strong
Only to surrender

--The pretender, de Jackson Browne


Y: ¿Por qué nadar contra la corriente si es más fácil dejarse llevar?
Z: ¿Por qué seguir a las masas cuando uno mismo puede fabricar su camino?
Y: El que niega sin razón no es más que un rebelde que sólo busca ser eso.
Z: El que sin pensar sigue a otros deja que estos controlen su vida.
Y: El inconformismo es una lucha perpetua contra un orden que funciona.
Z: Es tarea del conformista pretender que tal utópico orden realmente existe.
Y: Mira que no eres más que un genio miserable.
Z: Cualquier cosa antes que un idiota feliz.

viernes, 4 de marzo de 2011

Las piezas del rompecabezas humano (tercera parte)


It seems to me
I could live my life
I lot better than I think I am

--Working man, de Rush


Hace poco más de un año escribí un par de posts (post 1, post 2) en los que hablaba sobre las decisiones y cómo éstas definen el camino que tomaremos y, en definitiva, el tipo de personas que seremos. Ahondé, específicamente, en lo difícil que es prever qué elección es la mejor, en cómo no es posible tener un panorama completo de lo que depara cada acto que elegimos llevar a cabo. Y (semi) concluí que ante aquella imposibilidad, lo ideal es tomar con seriedad cada una de las decisiones que puedan ocasionar cambios importantes en nuestra vida, y que no por tomar un camino queda eliminada la posibilidad de tomar uno diferente más adelante.


Esta vez quería añadir una idea que va ligada al último punto del párrafo anterior. Uno suele oír de gente que estudió determinada carrera y terminó desempeñándose en algo distinto, y por lo general se toma esto como advertencia, como un aviso de lo importante que es estar seguro de lo que se elige. Pero creo que hay otra manera de verlo, una más positiva.

Ver o escuchar a tantos "indecisos" no tendría que dar cuenta de solo lo crucial que es una elección, sino de la enorme capacidad que existe para el cambio a futuro. No todos aquellos que se desenvuelven en actividades distintas para las que se prepararon deben ser considerados inseguros o "poco convencidos", pues los hay quienes eligen trabajar en algo ajeno a lo estudiado debido a que han encontrado su "lugar en el mundo", eso que les gusta hacer. Tal vez erraron en su primera elección (esa que debe hacerse, por lo general, a una corta edad), pero qué valentía para decidir dejar de laborar en algo que no los satisface. El poder encontrar aquello que los hace sentir bien, y tomar las medidas necesarias para ponerlo en acción; eso me parece un punto que resalta mucho más que la idea de una posible falta de seguridad.

Por supuesto, quienes le atinaron en la primera vuelta llevan cierta ventaja, pero no por ello se debe quitar valía a quienes les tomó un poco más de tiempo hallar lo que realmente desean y pueden hacer. Son, a fin de cuentas, ejemplo vivo de que nunca es tarde para detenerse, replantearse una decisión pasada y elegir algo diferente, relacionado no sólo con el trabajo, sino con cualquier ámbito de la vida.

sábado, 19 de febrero de 2011

Mi verdad es la correcta (segunda parte)


Tell me, how you
Live from day to day

--Blind faith, de Dream Theater


Quería añadir al tema de las perspectivas una idea que va de la mano con la religión, un sistema de creencia que se asienta en la fe, en una verdad no demostrada. El punto aquí sería que puede o no existir una verdad objetiva, pero lo crucial no es descubrirla, sino identificar cuánto apoyo se recibe de la subjetiva, en la que cada uno cree.

En realidad tengo mucho que criticarle a las religiones y, especialmente, a la Iglesia, pero como ya había mencionado antes, este no es el espacio para hacerlo y pienso que toda persona tiene derecho a creer en lo que desea sin ser juzgado por ello. Lo que importaría sería notar si eso en lo que uno cree es de ayuda, si la fe que se tiene en algo puede asistir en encontrar un significado a la vida de cada uno o si tiene la capacidad de hacernos mejores personas. El problema aquí es que, como mencionaba en la primera parte del post, uno puede pensar que su fe es la correcta, que lo ha convertido en un mejor ser humano, y a pesar de todo estar equivocado.

Creo que el tomar la religión como una verdad absoluta es la forma más rápida de caer en el error. Es, también, la más peligrosa, pues uno cierra los ojos y niega todo lo que no quiere ver, todo lo que sucede a su alrededor y que decide no tomar en cuenta porque va en contra de sus creencias. Lo mismo sucedería con quienes no creemos en una, podemos asumir que nuestra verdad es la correcta, que somos mejores que aquéllos que creen en un dios, pues tenemos los ojos abiertos; pero al ver más, es también más fácil ver de más.

Yo diría que no está mal creer en un Cielo, incluso si su existencia no está demostrada, siempre y cuando cumpla la función de dar esperanza a aquellos que creen en él. De igual manera, elegir no tener fe en una religión es optar por creer en algo diferente, lo cual no significa que sea la verdad o que sea mejor. La idea es que cada uno esté satisfecho con lo que cree, que se acepte la existencia de creencias diferentes a las propias. Es decir, lo importante no es determinar quién está en lo correcto o quién está más cerca de la verdad, sino cuánto me motiva y satisface mi necesidad de un sentido aquello en lo que creo.

viernes, 11 de febrero de 2011

Plan de vida


There's still so much
I long to see
I need to touch
I wish to be

--Magic ride, de Ayreon


Este año, como parte de una resolución de Año Nuevo, me puse la meta de montar bicicleta interdiariamente durante tantos días como fuese capaz. Ideé una serie de condiciones que serían aplicadas en caso esta rutina chocase con otras obligaciones o con cualquier problema, o si por alguna razón me llegaba a sentir especialmente flojo o cansado, situaciones que se han dado más veces de las que me hubiese gustado. Y así calculé que debía alcanzar un mínimo de kilómetros pedaleados al día y a la semana, y, considerando los datos anteriores, al año.

Nunca antes había tenido una planificación tan seria de mis salidas en bicicleta, a lo mucho salía unas cuatro o cinco veces a la semana y luego podía dejar de montar por varios días, para luego retomar el ejercicio por dos o tres más; y así sucesivamente. No había mucha constancia. Pero ahora, luego de un mes y medio con esta rutina, posiblemente la rutina más placentera que alguna vez haya tenido (aunque con sus limitaciones), siento que estoy obteniendo los resultados que buscaba al ponerme esta meta.

Como hace unos años escribí en otro blog, considero al ciclismo como una de mis más grandes pasiones, es un medio excelente para aliviar el estrés, crear emociones intensas (en el tráfico limeño), conocer lugares nuevos, ponerse en forma y, como he ido descubriendo en cada vez más ocasiones, para estimular el pensamiento. Puedo pasarme horas pedaleando sin rumbo, me encanta perderme por lugares que nunca he visitado y encontrar atajos o caminos que susciten diversas emociones o evoquen ciertos recuerdos.

Con el plan que mencionaba al inicio del post he podido amplificar este repertorio de sensaciones, le doy un nuevo significado a mi día a día. Todo esto, por supuesto, con miras a conseguir cumplir uno de mis sueños, como ya he mencionado antes, el poder bicicletear por todo el Perú, luego Sudamérica y, si la vida me alcanza, por el mundo.

lunes, 7 de febrero de 2011

Fotograma


I found a pen,
And I outlined a life

--Draw me, de Sonata Arctica


Anoche, mientras observaba los dibujos de la hermana de una amiga, me puse a pensar en la facilidad con que algunas personas pueden plasmar en un papel las imágenes o ideas que cruzan sus pensamientos. Principalmente lo segundo. Me encantaría tener esa tremenda capacidad para expresar con dibujos una idea que no llegue a ser totalmente explícita pero que hasta cierto punto se pueda entender con facilidad. La forma en la que he estado dibujando últimamente ha sido muchísimo más abstracta de lo que solía ser, pero la técnica sigue siendo la misma: iniciar sin nada en particular en mente y dejar que la creatividad actúe a su disposición. Lo bueno de esto es que resultan trabajos originales; pero me gustaría poder conseguir lo que mencionaba líneas más arriba.

Esto me llevó a pensar en algo que siempre he deseado, poder dibujar las cosas, las personas y los lugares con los que sueño. Y con esto, a su vez, reconocí que lo mío no es exactamente el dibujo, sino la escritura. Tal vez no sea muy evidente en este blog, y sí en las historias o cuentos que escribo en cuadernos o archivos que guardo en la computadora, pero siento que puedo alcanzar un estilo narrativo que expresa en palabras todo lo que no logro mostrar con imágenes. Y estas palabras, hasta cierta medida, transmiten las sensaciones que yo mismo experimento o que intento generar en otros. Así dibujo.

Estas ideas me hicieron saltar a otra actividad artística que también disfruto realizar, la fotografía. Y aquí se me ocurrió algo curioso. Las imágenes que capturo no son de cosas que yo haya creado; es decir, la expresión no se da (sólo) a través de lo fotografiado, sino del "cómo" fue fotografiado. Es como si invitara a quienes observan la foto a que viesen aquello que tomo prestado del entorno de una manera similar a la mía, desde mi perspectiva pero sin llegar a aprehender necesariamente lo que intento expresar. Imagino que por esta razón me gustan más las fotos de detalles antes que los retratos o los paisajes; es más fácil percatarse de estos últimos, y no tanto de lo primero.

Todavía me cuesta otorgarle a la fotografía un valor equivalente al que le otorgo a la escritura o al dibujo, pues a pesar de que cada fotógrafo tiene un estilo personal, siempre estará limitado por el mundo del que se consiguen las imágenes, habrá poco espacio para la imaginación. O, en todo caso, menor que el que encuentro en los otros dos.

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