lunes, 13 de junio de 2011

Etiquetados


Lost in a world created by Man
I can't recall how it all began
Tell me, who am I?

--Computer eyes, de Ayreon


El sábado, durante una de mis clases, se habló de las rotulaciones ficticias, las cuales vienen a señalar atributos no necesariamente presentes en otras personas y que pueden ser muy influyentes en su actuar.

La clase anterior tuvimos que realizar un experimento para determinar qué estilo de persona era cada uno de nosotros, alfa o beta, las dos con distintas características. Y este sábado, sabiendo ya nuestros resultados, debíamos participar en un segundo experimento que demostró, entre otras cosas, lo fácil que fue manipularnos. El profesor confesó que la primera prueba había sido inventada por él, que en realidad no existía tal cosa como persona alfa o beta, pero que los resultados de la segunda experimentación mostraban cómo nosotros habíamos actuado según el falso estilo (pero verdadero en nuestros pensamientos) que se nos había adjudicado. Es decir, fuimos como se nos dijo, incluso si realmente no lo éramos. Ni se nos ocurrió poner en duda los primeros resultados, aceptamos lo que se nos atribuyó y no pensamos en refutarlo.

Todo ello me hizo dar un salto hacia la idea de cómo podemos llegar a desenvolvernos (no necesariamente de manera consciente) de una forma que tal vez no seamos pero que cumple con las expectativas que otros tienen de nosotros. Recuerdo haber leído una investigación en la que a un grupo de niños se les decía que sí eran capaces de realizar cierta tarea, se les reforzaba con frases positivas; en cambio, a otro grupo de niños con características homogéneas se les reforzaba negativamente, es decir, se les decía que no podrían llevar a cabo la tarea. En la práctica, incluso teniendo ambos grupos similares capacidades, hubo una mayor proporción de niños en el primer grupo a comparación del segundo que pudo hacer lo pedido. Básicamente, creer que podemos o no hacer o lograr algo y, aún más importante, si otros significativos para nosotros nos lo afirman, tenderemos a actuar en concordancia.

Lo anterior estaría estrechamente ligado a la propia identidad, cómo nos vemos, nos sentimos y actuamos en base a la perspectiva que otros tienen de nosotros y a las etiquetas que nos adjudican. Esto daría cuenta de lo importante que es la opinión de los demás, incluso si a veces queremos desligarnos de ella. Y va de la mano con una idea sobre la que ya había escrito aquí en la que planteaba lo mismo que en este post, sólo que de una manera parcialmente inversa.

4 comentarios:

Lorena dijo...

Llevo leyéndote hace un año, tal vez, dos.
Quería decirte que me gusta mucho tu léxico y tu dinámica al expresarte.
Y lo más importante, no sólo cómo lo dices, sino lo que dices.
Este último post me ha llamado mucho la atención, porque yo soy de las personas de las que si les dicen que no pueden hacer algo, lo intentan y lo intentan.
Saludos desde España!

dIROLE dijo...

Hola, Lorena! Qué genial que hayas seguido el blog por tanto tiempo, y muchas gracias por tus palabras y compartir tu propia experiencia :)

Definitivamente el hecho de que otros nos pongan etiquetas no significa que actuaremos en base a todas ellas, o que si nos dicen que no lograremos algo nos rendiremos. Imagino que depende de cada uno cuánto hace suyo lo dicho por otros, que no necesariamente es negativo si la cantidad es grande.

un abrazo,
Diego

Lorena dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=3Y1Z4yx97kM
Un ejemplo de superación... Tu entrada me recordó a esa peli.
"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo."
Un abrazo! :)

dIROLE dijo...

Definitivamente tengo que ver esa película, todo el mundo me la recomienda y estoy seguro que puedo sacar muchas ideas de ella :)

saludos,
Diego

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