lunes, 11 de julio de 2011

Buenas noches, Argentina (cuarta parte)


Decide my day today
Now my body says it's over

--Second song, de TV on the Radio


Quizás ha sido el día más lento, pero no el menos productivo.

Desperté un poco tarde por el cansancio acumulado y de inmediato salí rumbo a la avenida Corrientes, donde me entretuve entrando a tiendas y visitando librerías. Ya me habían comentado lo barato que están los libros aquí en Argentina, así que le di un espacio especial en mis planes del día para ver y comprar libros. Ya antes había mencionado mi amor por la lectura y la compulsión que tengo por salir de una librería con al menos una novela en mano, así que no es de sorprender que haya comprado ocho libros y gastado más de lo que mi presupuesto dedicado a este placer me lo permitía.

Luego di una vuelta por el Museo de Arte Moderno. No había tantas obras como me hubiera gustado, y no todas las que había me parecieron muy buenas, pero la mayoría eran estupendas. En algunas me quedé un buen rato admirándolas, especialmente en las que presentaban patrones coloridos y formas geométricas, y un trabajo en particular con luces me gustó muchísimo. Las pocas fotografías que vi no me llamaron la atención, e incluso iría más lejos y afirmaría que varias de mis propias fotos superarían a las de algunos de los artistas. Y, como siempre, estaba el tipo de arte que le hace a uno pensar que hasta un niño podría pintar algo similar. Es cuestión de perspectivas, claro, y sé que no conozco suficiente de las técnicas empleadas en su creación, así que siempre queda un amplio espacio para la equivocación.

Regresé al hotel a tomar lo que tendría que haber sido una pequeña siesta, pero dormí de más y ya preferí cambiar mis últimos planes para mañana, mi último día en este país. No creo haber dejado mucho para el final, pero siento que tengo mucho por hacer antes de irme, y me queda la sensación y la seguridad de que no he visto ni una milésima parte de todo lo que me gustaría conocer de Argentina. Espero sentirme un poco más satisfecho mañana.

No quería terminar este post sin antes agradecer a una asidua lectora del blog, Erica de Buenos Aires, quien me recomendó probar el alfajor Cachafaz. Luego de haber disfrutado uno de chocolate blanco y haberlo comparado con el alfajor Havanna, debo decir que tenías razón, Erica, me quedo con el primero. Y tengo decidido no irme sin conseguir uno de mousse de chocolate.

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